La librería Brontë de Irun sucumbe a una situación «muy difícil» con el coronavirus
Después de tres años de actividad cerrará el próximo día 29 al no poder hacer frente a las facturas ni organizar actos en condiciones
«Ya era algo muy frágil, siempre estábamos en esa cuerda floja, pero íbamos sobreviviendo. Pero cuando empiezas un negocio no piensas que te puede ... llegar una pandemia. Además del problema económico, ahora hacer actividades en un interior es casi imposible». Así resume Ylenia Benito la situación «muy difícil» que ha ido atravesando la librería Brontë que inauguró hace algo más de tres años en la calle Mayor de Irun y que le ha empujado a decidir el cierre, que se hará efectivo el próximo día 29.
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A las dificultades de este tipo de negocio, «la industria te arrolla, te lleva por delante, es luchar contra gigantes», se suma el parón del confinamiento en el que «he tenido que pagar todo el alquiler», explica Ylenia Benito. «En el Ayuntamiento de Irun han sacado una ayuda a autónomos que viene bien, pero no es suficiente, porque lo que ha pasado no es puntual, va para largo».
La nueva normalidad también choca con su proyecto soñado: «Yo quería luchar contra la rapidez que se está imponiendo pero es muy difícil. Quería un sitio donde estar, tocar los libros, quedarte un rato y no solo conseguir el nuevo de Lorenzo Silva un minuto después de que se publique», añade la librera. «Hacer actividades en el interior es casi imposible. Y para una librería como esta hacer una presentación de un libro o una charla es vital. Todo eso se ha roto, y el futuro pinta mal. No me puedo arriesgar más porque la ilusión y las ganas no pagan las facturas». Sin el Día del Libro como se solía celebrar, sin poder hacer actividades de verano, los recursos se agotan, «y aquí no se puede ampliar la terraza como en un bar».
«No me puedo arriesgar más porque la ilusióny las ganas no paganlas facturas», señalala librera Ylenia Benito
Ha tenido apoyo de fieles lectores, «no puedo llamarles clientes, muchos son ya amigos», pero el estilo ha cambiado: «La gente sí viene a recoger encargos que ha hecho por email o por teléfono o a coger la última novedad, y eso está muy bien, pero procuran hacer el recado rápidamente». Tampoco es muy alentador que lleguen personas diciendo «pues si lo hubiera pedido a Amazon ya lo tendría», o que cuando los chavales tienen que elegir un libro para leer en el cole, «vengan los padres sin ellos. Así no les estamos enseñando a relacionarse con las librerías. Sí que importa dónde se compra un libro». Ahora Irun se quedará sin una librería como tal: «Están la megadenda de Elkar, la especializada Tinta Cómics y las papelerías que venden libros».
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Quedan muchos libros, y un mes, para comprar en Brontë. Y buenos recuerdos, como «una charla sobre Jane Austen abarrotada de gente. El contacto con muchas editoriales pequeñas, y con otros libreros y libreras ha sido precioso. O ver a niños o jóvenes que venían a por un libro porque habían leído una reseña o un blog. Y compartir con ellos la ilusión de seguir adelante».
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