«Balenciaga era un perfeccionista: si veía un fallo arrancaba las mangas de cuajo»

Esta biografía novelada alcanza ahora su segunda edición coincidiendo con el estreno de la serie 'Cristóbal Balenciaga', que llegará el viernes a la plataforma Disney+. La producción dirigida por Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, protagonizada por Alberto San Juan y con música de Alberto Iglesias, ofrecerá su première en los cines Callao de Madrid un día antes de su lanzamiento. Y allí estará Fernández-Miranda como presentadora.

Precisamente Alberto San Juan, el actor que encarna al modisto getariarra en la serie, es una de las voces que la escritora ha querido incluir en este libro. En una original estructura, la gijonesa alterna en cada capítulo escenas de ficción novelada con entrevistas junto a diseñadores como Lorenzo Caprile, Stéphane Rolland, Rosa Clará y Fernando Lemoniez o clientas como Sonsoles Díez de Rivera y Carmen Martínez-Bordiú. «Tengo mucho respeto por su figura, creo que es imposible llegar a capturar la esencia del verdadero Balenciaga», dice la autora.

Fernández-Miranda concentra así sus dos facetas, la de novelista y la de periodista. Esta última que ha ejercido como redactora en revistas como Marie Claire y como directora de Belleza en Elle, Yo Dona, Cosmopolitan y que ahora desarrolla en WeLife, la plataforma de bienestar y tendencias del grupo Vocento. Una trayectoria que, como no podía ser de otra manera, ha estado íntimamente ligada a la moda y a las grandes firmas de la costura. «De Chanel, Givenchy y Dior siempre hemos tenido mucha información, sin embargo de Balenciaga conocíamos mucho de su obra pero hay muy pocas anécdotas de él como persona. Me produjo curiosidad».

Es eso lo que suscitó el comienzo de una ardua labor de documentación. Porque 'El enigma Balenciaga' se descifra en estas páginas a lo largo de ocho fotografías o escenas de la vida del modisto, que atraviesan desde la muerte de su padre en 1906 cuando él apenas sumaba 11 años, hasta su repentino fallecimiento en Jávea (Alicante) en marzo del 72.

Una historia con tintes literarios que narra cómo un niño criado en una familia humilde de un pueblo de pescadores alcanzó a convertirse en leyenda de la alta costura; «desde su primer vestido para una marquesa a triunfar en París». Pero Fernández-Miranda va más allá, en dirección al interior, para remover el origen de aquella obsesión con un perfeccionismo casi patológico que en ocasiones llevó al modisto a una vida de tormento e insatisfacción.

Es el precio de la genialidad en alguien «absolutamente volcado en su trabajo. A veces me pregunto si eso le hizo infeliz o, por el contrario, si llegar al cúlmen de su oficio le trajo algo de felicidad». Ahí, la autora recuerda una conocida anécdota: «Se obsesionaba con que las mangas fueran perfectas y, cuando observaba un mínimo fallo, las arrancaba de cuajo y las volvía a hacer. Si algo nos enseñó es que no debemos conformarnos».

Sobrio en su vida cotidiana y alejado del perfil de diseñador celebrity, Balenciaga solo concedió dos entrevistas a lo largo de su vida y jamás salió a saludar al término de sus desfiles, esos que dicen que observaba a través de un agujero practicado en las cortinas. «No era elitista en la manera de relacionarse, de hecho, le encantaba ir al mercado y hablaba en euskera con la gente del pueblo pues presumía de sus orígenes vascos. Nunca escondió que venía de una familia humilde».

A día de hoy es más habitual asociar un Balenciaga a las sudaderas que visten los futbolistas y es que, en los últimos años, la firma se ha sumergido en una crisis de reputación en torno a continuos escándalos. Un capítulo que no aborda el libro pero que comenzó cuando Balenciaga clausuró sus casas de moda y renunció al diseño prêt-à-porter al que sucumbían las nuevas generaciones.

«Yo no me prostituyo», consideraba. «Le parecía horrible», explica Fernández Miranda. «No entendía cómo podía continuar funcionando una firma sin su diseñador. Él quería que su nombre muriera con él».

Un libro cuya autora recomienda especialmente a «las personas que no saben nada de quién es Cristóbal Balenciaga, más allá de que fue un gran maestro de la costura. Aunque no te interese la moda, su personaje es interesante». A los especialistas en moda dice que «no les va a descubrir nada nuevo» pero que aporta «una aproximación diferente y más emocional a su figura, porque lo que abundan son los estudios más sesudos en torno a su técnica». Sin riesgo de «frivolizar», la autora cree que se puede contar su historia de forma «más accesible».

El de Fernández-Miranda es un libro que se lee con el olfato y es que la pasión de la escritora por la cosmética es un aroma que se intuye entre líneas.

- Explique su fanatismo con los perfumes.

- Como directora de Belleza en varias revistas, todos los lanzamientos que aparecían en el mercado iban llegando a mis manos, así que acabé especializándome. El papel de los perfumistas está muy poco reconocido y para mí son artistas. La moda no se puede entender sin los perfumes, es la manera de presentarnos ante el mundo.

- ¿Y qué perfume le recomendaría hoy a Balenciaga?

- ¡Qué bonito! Pues creo que a Cristóbal Balenciaga hoy me lo imaginaría con un perfume de la colección de aguas de Serge Lutens. En su forma de ser me resultan muy parecidos, ambos son discretos, buscan la excelencia y no se dejan llevar por las modas. Lutens es la alta perfumería.