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Son siete mujeres que han desarrollado sus carreras vinculadas de una manera u otra con la cultura. Con inquietudes de lo más variadas, su pasión por los libros de artista les ha llevado a unirse y a presentar una exposición 'Entre hojas y libros', que se puede visitar en las salas del Centro de Recursos Medioambientales de Cristina Enea hasta el día 15. Arri Bidasoro, Txus Sanz Lisarri, Cristina Sánchez-Marco, Victoria Arkaia, Karmele Aguirrezábal, Irene Merino y Arantza Albisu, que conforman el colectivo Artistas en su papel, presentan más de ochenta obras de los más variados estilos con las que abordan temas como la sostenibilidad y la naturaleza, recordando la necesidad de responsabilizarse con la preservación del planeta y el poder transformador de arte.
La muestra tiene una larga gestación. Hace año y medio, en colaboración con los comerciantes del barrio de Egia, colocaron en muchos escaparates algunos de sus libros de artista buscando la correlación temática. Por ejemplo, en una herboristería se optó por una pieza con el alfabeto Ogham –de los árboles–, o en un comercio vinculado a la música se instalaron libros dedicados a Beethoven. Su propósito, hacer un recorrido de barrio y sacar el arte a la calle. Como colofón de esa experiencia, reunieron todas las obras durante unos días en la capilla del parque para dar una visión conjunta de su trabajo.
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Fue entonces cuando Cristina Enea Fundazioa les propuso incluirla en una de sus cuatro exposiciones anuales. «Para nosotras supuso un reto», explica Arkaia, porque «las cosas que habíamos hecho hasta ahora eran en espacios más pequeños», casi siempre relacionados con la sostenibilidad y el medio ambiente. Esta mujer, que durante años fue directora de las salas Kubo Kutxa, señala que «raro es el artista que no ha hecho un libro, suele ser la parte más íntima y menos comercial».
Victoria Arkaia recuerda que «un libro de artista trasciende su función como objeto de lectura para convertirse en una obra de arte. Sus páginas son lienzos donde texto e imágenes se fusionan, creando experiencias visuales y sensoriales únicas. A diferencia de los libros convencionales, los libros de artista desafían las normas tradicionales al integrar elementos visuales como pinturas, collages o fotografías con textos que pueden incluir poesía, reflexiones o fragmentos narrativos. En esencia, un libro de artista es una manifestación libre y pura de la creatividad. Este medio no solo amplía los límites del arte, sino que también nos recuerda su poder para enriquecer y cuestionar nuestras vidas».
Las integrantes del colectivo, gracias a su participación en distintos talleres de encuadernación o grabado, conocen técnicas como las costuras históricas, manipulado del papel, impresión de tintas, inclusión de pinturas y grabados, incorporación de poesías o textos y otros artistas de forma que resultan trabajos en cooperación, que dan una mayor versatilidad a la exposición. Hay libros convertidos en esculturas, otros que en su interior contienen obras artísticas, algunos expanden el espacio que habitualmente ocupa un volumen y otros se reducen casi a la mínima expresión.
Son más de ochenta libros de artista, –entre 12 y 14 por cada una de las integrantes del colectivo–, los que componen la exposición que se complementa con media docena de instalaciones. Una de ellas está integrada por los libros con los que, con unas dimensiones en centímetros de 5x5x5, participaron en las muestras de Koldo Mitxelena Kulturenea y que en esta ocasión han instalado en una estructura de hierro forjado. Otra está relacionada con la sequía, con un mensaje de esperanza a través de un árbol seco con papeles hechos a mano que simulan nuevos brotes.
Y también hace referencia a la sostenibilidad y al reciclaje una tercera instalación con una maleta en la que se depositan libros ya leídos y se pueden retirar otros para darles una segunda vida.
En ese espíritu de colaboración, las artistas beben unas de las experiencias de otras. Así se han sumado al proyecto Malerreka Common que, a través de la iniciativa 'Del helecho al papel', apuesta por la reutilización de esta planta que es calificada de invasora. Fue Arri Bidasoro quien les habló del proyecto que por un lado forma a personas, crea puestos de trabajo y fabrica papel, en principio, para ser usado para temas artísticos aunque pueda tener más usos.
Las artistas aprovechan además para presentarse individualmente, mediante estanterías 'tuneadas' a su estilo, donde muestran sus métodos de trabajo y sus intereses.
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