Un Vía Crucis de madera de haya y luz roja

El escultor Juan Ignacio Mendizabal ha diseñado gran parte de la capilla de Marianistas, tanto el altar como el Vía Crucis

Ana Vozmediano

San Sebastián

Lunes, 10 de mayo 2021, 07:10

Hubo una revolución en Aldapeta, la cuesta de San Sebastián por la que tantos escolares han desfilado para llegar a Marianistas y Villa ... Belén. Las chicas del colegio San Barto. El caso es que los Marianistas decidieron emprender su operación urbanística y tirar el viejo colegio para construir un edificio nuevo. Y una capilla nueva. Tenían un artista en casa, Juan Ignacio Mendizabal, un escultor que es profesor de Dibujo e Historia del Arte, y a él le encargaron el diseño del altar y de las catorce estaciones del Vía Crucis que están colocadas en la pared.

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«Me hizo mucha ilusión que confiaran en mí, aunque sabía que era un reto importante. El resultado es un lugar lleno de luz natural y en el que la madera de haya es el material que predomina».

Porque querían jugar con elementos autóctonos y este árbol lo es. Por eso el altar es una mesa de largos listones, rodeado de sillas de mismo material. «Tiene una cierta inspiración japonesa», dice Mendizabal. Lo que sí tiene es que plasma la sencillez de la madera clara de la que también están hechos los bancos en los que se sentarán los fieles. Son obra de otro profesor del colegio, José Eizmendi.

Las catorce estaciones

La escultura de pared es una de las grandes debilidades de Mendizabal como artista y es lo que ha plasmado en los muros de la capilla. También es partidario de incluir luz artificial en sus creaciones y en este caso, las catorce estaciones del Vía Crucis cuentan con una cruz roja, que evoca las distintas fases de todo ese camino bíblico. Solo se verá en vertical en la primera, cuando Jesucristo aparece ante Poncio Pilatos y en el momento de la crucifixión.

En el resto de las piezas esa cruz roja muestra los diferentes avatares del Via Crucis, como el cansancio de la última caída. Otra peculiaridad de estas esculturas de madera es que la figura de la mujer siempre está representada en color blanco y es envolvente, protectora, como una madre. Sea María o la Verónica, apare ce siempre rodeando el resto de la pieza de madera.

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El trabajo ha sido minucioso, largo y cuidadoso. Dibujó en su agenda Moleskine cada escena de forma figurativa. En la página siguiente la plasmó en esos cuerpos de madera y convirtió en abstracta cada estación de ese Vía Crucis. El elemento de cada elemento escultórico que sobresale es la autoridad, la fuerza ante la que el Cristo sucumbe.

Todo el escenario de la capilla, muy lejos de lo que fue aquella de los hermanos Marianistas, ha sufrido una enorme transformación. Pero no ha olvidado el recuerdo al órgano de 1917, que cuelga de la pared aunque oculte los casi 900 tubos y la maquinaria nueva, que permite incluso que funcione por bluetooth.

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