«Norah Jones es la artista más costosa en la historia del Jazzaldia, pero está siendo la de mayor tirón»
El rector del Jazzaldia da las claves de la edición que comienza el viernes, «equilibrada y sin puntos débiles». «Village People dará una auténtica fiesta en la playa», avanza
Vive días intensos de preparativos, aunque con el oficio que da la veteranía. Miguel Martín, director del Jazzaldia, asegura que la 58 edición del festival, ... que arranca el viernes, llega «con una programación completa, sin puntos débiles».
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Dos nombres marcan este año: Norah Jones, que actúa el sábado en el Kursaal, y Village People, con la fiesta inaugural del viernes en La Zurriola. La primera es la contratación más cara en la historia del Jazzaldia, y también la entrada más costosa, a 95 euros, «pero su repercusión internacional está mereciendo la pena». Del grupo asegura que «quizás no dará el concierto de mayor calidad musical, pero sí el más divertido».
– ¿Qué define la edición de este año?
– Presentamos una programación muy completa, en la que hay veteranos y leyendas, gente joven y artistas que llevábamos tiempo buscando y al final hemos conseguido, como Norah Jones, Ben Harper, Joss Stone o Nubya García. Es una programación muy elevada, con mucho jazz, estilos más abiertos, una sección de piano japonés que va a ser uno de los puntos fuertes de este año... Allá donde mires hay algo divertido o interesante. Es un programa sin puntos débiles.
– Si repasamos entrevistas de otros años es posible que dijera usted las mismas cosas respecto a cada edición.
– Puede ser. A estas alturas de mi vida trabajo cada año para encontrar el equilibrio en la programación, y espero que con 67 años se me reconozca al menos el oficio. No faltaba a la verdad ni antes ni ahora. Y me reafirmo en la solidez de la programación de este año, tan equilibrada.
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– Hay un medidor para saber la conexión con el público, que es la venta de entradas. ¿Cómo está siendo este año?
– Hay cuatro espectáculos ya agotados, tres en el Kursaal y otro en San Telmo, y otros tres más a punto de hacerlo. De catorce propuestas de pago al menos siete se agotarán antes del comienzo del festival. El público responde a lo que proponemos.
– En sus inicios el Jazzaldia era un festival único, sin apenas competencia. Ahora hay festivales en todos los lados, de todos los estilos y tamaños. ¿Qué diferencia al Jazzaldia, además de su historia y su renombre?
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– Seguimos un modelo que funciona, estable aunque cada año introduzca novedades. Es importante no dejarse llevar por esa ola de festivales de todo tipo que florece por ahí. Hay quien quiere convertir las fiestas de su pueblo en un festival único y no siempre funciona. Nosotros, quizás por veteranía, tratamos de adelantarnos: este noviembre, por ejemplo, queremos sacar ya la programación del año que viene. Nos centramos en lo nuestro.
– Antes el Jazzaldia atraía a muchos aficionados de fuera. Ante la competencia exterior, ¿existe el riesgo de ser un festival solo para los de casa?
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– Todo lo contrario. Cada vez viene más gente de fuera. Cuando el pasado diciembre sacamos a la venta la programación de esta edición que arranca ahora vendimos un 40% del aforo en tres días, y la gran mayoría fue comprada desde fuera, no solo otros puntos de España: muchos de Francia, Estados Unidos... Los foráneos ocuparán muchos asientos del Kursaal y de la Plaza de la Trinidad, casi la mitad. Los conciertos gratuitos de la playa sí son de espectadores muy 'locales'.
– Este año vienen artistas que nunca habían estado, pero el problema de los festivales de jazz, en toda Europa, es que siempre se repiten los mismos nombres.
– Es así. Pero en el 78, cuando empecé, ya se decía lo mismo. Nosotros fuimos el primer festival de jazz que dio un salto de aforo, y necesitábamos más que nadie atraer figuras. Se repiten los nombres, sí, porque son músicos que siempre llenan. Pat Metheny ya ha vendido todo, Abdullah Ibrahim está a punto de hacerlo a sus 82 años, cada visita de Gregory Porter o Diana Krall llena, y la gente sale además satisfecha. Celebremos, de todos modos, que este año vienen por primera vez figuras como Norah Jones o Ben Harper.
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«La repercusión de Norah Jones no tiene precedentes en el festival, más que figuras como Iggy Pop o Van Morrison»
– Cuando se anunció la presencia de Norah Jones parecía que iba a ser su año: las entradas se vendieron enseguida.
– Hubo grandes celebraciones y rápida venta de entradas y parece que ya ha pasado... Pero su concierto es el sábado y hay 1.800 personas felices por disfrutarlo.
– ¿Últimas noticias de Norah?
– Va a hacer tres conciertos en España y una pequeña gira europea, con conciertos aislados, no dentro de festivales, supongo que por su envergadura económica. Lo bueno es que llega rodeada de una maquinaria profesional que no da problemas; lo malo es que desde el principio dijo que no daría entrevistas.
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– Norah Jones bate el récord de entrada más cara de la historia del festival, a 95 euros. Pero también es la contratación más cara de la historia del Jazzaldia...
– Sí. Con diferencia. Es una artista de enorme repercusión internacional. Lo vimos con un detalle anecdótico pero ilustrativo: tiene ocho millones de seguidores en las redes sociales, y cuando anunciamos su presencia en Donostia, que ella reveló al mismo tiempo, vimos interés en todo el mundo. Su potencia y repercusión no la habíamos conocido en este festival.
– La programación del Kursaal queda este año variada.
– Sí, es el lugar de pago que ofrece mayor aforo, más comodidad para el público y mejor sonido. Además de Norah Jones y Ben Harper tenemos la garra de Pat Metheny y una propuesta original, Kenny Barron junto a los músicos de la Joven Orquesta de Euskal Herria. Ahí se juntó que, por un lado, German Ormazabal, responsable de la Ego, mostró el interés de la orquesta en participar en el Jazzaldia, y por otra parte Barron abría la fórmula de tocar con orquesta.
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«En próximos años habrá que subir los precios de la Plaza de la Trinidad. El montaje y el mercado son cada vez más difíciles»
– Hablemos de la Trini, el tarro de las esencias del festival...
– En el futuro será difícil mantener los actuales precios de la Plaza de la Trinidad. El montaje es cada vez más complicado y es caro mantener la estructura de dos conciertos cada noche con la misma entrada. El año próximo viene muy fuerte y habrá que subir los precios.
– ¿Merece la pena mantener esta estructura de dos conciertos cada noche en la Trini? A veces al final del segundo concierto hay fuga de espectadores.
– Es difícil para mí mantener distancia después de tantos años para dar una opinión. Quedaría rara una Trini con solo una actuación por noche. Ahí el intermedio tiene sentido: charlar, tomar algo, compartir. Quizás para algunos espectadores es larga la estructura de ahora, con hora y cuarto en la primera actuación, parada de media hora y noventa minutos después, pero otros vienen de lejos porque buscan precisamente eso, la magia heterodoxa de la Plaza de la Trinidad.
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– Vamos a la playa y Village People: ¿tiene que seguir explicando qué hace un grupo así en un festival como éste?
– El grupo viene porque es un festival así, donde todo cabe, y en sus conciertos domina el jazz pero también caben libertades inesperadas como Village People. La playa, en plan festivo, es un lugar idóneo para esa formación, cuyo repertorio tanta gente conoce. Quizás no será el concierto de mayor calidad musical, pero sí uno de los más divertidos. En el escenario Keler de la playa habrá grupos como Village People pero también formaciones de jazz, como Ezra Collective, también capaces de poner a bailar a todo el mundo.
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- Ha repetido que tiene ya 67 años. ¿Y cuerda para rato al frente del festival?
- He hablado con mi 'empresa' (por el Ayuntamiento) y la premisa es seguir. Así que seguimos.
- ¿El concierto que recomendaría al espectador que se siente ajeno al Jazzaldia?
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- Un concierto que es casi tan heterodoxo como Village People en un festival de jazz: el bosnio Damir Imamovic, que actúa el viernes el escenario gratuito Frigo, en las terrazas del Kursaal. Lo descubrí en Sarajevo y pensé que debía venir con la música tradicional de su zona, maravillosa.
- ¿Para el aficionado puro de jazz?
- Jerry Bergonzi, en el escenario Fnac: un saxofonista que es el gran maestro para el resto de los saxofonistas. La última vez que estuvo en Donostia Branford Marsalis casi pierde el avión porque quería verle actuar en San Telmo.
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- ¿El concierto más divertido?
- Además de Village People, debería serlo el de Joss Stone. Es la mejor cantante de soul de Europa, empezó a cantar a los 15 años, ahora tiene treintaytantos y ha hecho de todo en un escenario. Viene con un pedazo de banda con sección de viento y coristas que resultará espectacular.
- ¿El 'tapado'?
- Un teclista austriaco que se llama David Helbock y que actuará en la plaza de la Trinidad después de Enrico Rava.
- ¿El concierto que más apetece a Miguel Martín como aficionado?
- Toda la programación de la Plaza de la Trinidad, y especialmente Bamba Wassoulou Groove. Son de Mali y una auténtica bomba en escena.
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