Alfredo Sanzol: «Dirigir el CDN es una forma de devolver todo lo que me ha dado el teatro»

- ¿Cómo valora esta relación entre el CDN y el Topic?

- Es muy importante para nosotros. El trabajo que hace el Topic con el teatro de títeres y de objetos es muy especial, muy específico y muy necesario. Porque no existe en otros lugares y, al mismo tiempo, porque su propia existencia demuestra que podría existir en otros sitios para potenciar este tipo de teatro. Para los niños es un género que les introduce en el mundo de las artes escénicas de una manera muy natural.

- ¿Cuál es el objetivo que debe cumplir un teatro público como el CDN?

- Es una pregunta de filosofía de la cultura. El CDN y los teatro públicos en general cumplen la labor esencial de ser espacios de producción artística que den estructura y seguridad a los creadores para desarrollar trabajos en los que el objetivo número uno, sea artístico, intelectual o de dar forma a los conflictos que vive la sociedad, es potenciar la libertad y la igualdad en la creación.

- Se suele criticar que las producciones del CDN viajan poco por el resto de España aunque se pagan con el dinero de todos.

- Me hacía la misma pregunta antes. Pero es fácil de explicar. El CDN para todo lo que hace tiene un presupuesto actual de producción artística que no llega a cinco millones de euros para las dos teatros y sus cuatro salas. Y también para las giras. Todo eso va a gasto del presupuesto porque no tenemos caja de ingreso.

- ¿Y el dinero de las entradas?

- Ese dinero no regresa al CDN, va para el Ministerio de Hacienda. Es importante decir esto, hacer pedagogía y que el público sepa que en nuestro presupuesto es todo gasto y hay que hacer encaje de bolillos para llevar a cabo todo lo que hacemos. Un dato, el CDN en 2008 tenía unos nueve millones de euros de presupuesto y esta temporada no llega a cinco.

- ¿Cuánto público han tenido en la temporada 21/22?

- 90.382 en las salas de Madrid y unos 45.000 en el resto del país y en el extranjero, tanto con nuestras producciones como con coproducciones junto a otras compañías. Se hizo gira con dieciséis montajes.

- No me malinterprete, pero ¿por qué un autor y director de teatro tan consolidado acepta dirigir el CDN?

- Para mí algo importante es poder devolver a la profesión y a la sociedad todo lo que me ha dado el teatro. Tengo ahora 50 años y hay un momento en que te notas con experiencia, con visión de cosas que se podrían hacer, con ganas de aplicar en el día a día lo que he ido aprendiendo. Es una voluntad de servicio, porque como dices tú podría estar tranquilo. También es verdad que todo lo que me está exigiendo el CDN, que lo hago con mucho gusto, lo hago porque sé que son unos pocos años. Es una especie de esprint, dándolo todo, y con la esperanza de que lo que aporto como gestor es lo mismo que lo que aporto como director y autor: la creación de una atmósfera, de un mundo, que ahora se llama el CDN.

- «A veces pienso que al hacer teatro me convierto en un espeleólogo que baja a las profundidades de las grutas de mi corazón en busca de un pequeño rastro de inocencia». ¿Pero no cree que en las profundidades también hay mucha oscuridad?

- Claro. En las profundidades lo primero que encuentras, ¡o lo primero que buscas!, es el momento en que se hace daño a la inocencia. Ese dolor se nos queda a todos y es una fuente de creatividad sin límite porque siempre hay un intento de explicar el porqué de la violencia. El teatro griego pone ahí los pies y es sobre el que estamos sostenidos. Claro que existe oscuridad. La inocencia se asocia con la luz y con todo bien, pero también contiene ese momento de daño. Aunque es verdad que hay algo anterior al daño, que creo que es el Santo Grial. Te preguntas qué había antes y no paras de buscar eso.

- ¿Los premios llegan y se van o llegan y se quedan?

- Un día te los dan y otros no. Cuando te los dan hay que agradecerlo mucho y el día que no pues a lo mejor no lo agradeces, pero al día siguiente tienes que seguir trabajando. Y da igual el recorrido que hayas hecho porque todos los días es kilómetro cero y el día que pienses que no es así probablemente vas a meter la pata.

- Dice que cuando escribe sabe si va por buen camino si siente vergüenza.

- Cuando escribo sobre cosas que me tocan los personajes empiezan a decir cosas que no son políticamente correctas, que no están dentro de las normas. El teatro es necesario precisamente para eso, para salirse de los límites. Cuando los personajes lo hacen están definiendo el límite y la sociedad entiende que esa es la forma que tienen nuestras normas. Y al hacer eso surge el pudor, la vergüenza, porque de alguna manera estás diciendo que eres capaz de imaginar cosas que no se sujetan a las normas. Y todo lo hacemos, pero suele ser en nuestra intimidad. La labor de los artistas es dar forma a esa imaginación y que sea armónico y bello. Con lo que logras una paradoja, que lo que se sale de la norma, que lo transgresor además sea bello.