Un Día del Libro con vistas al exterior

El presidente de los libreros guipuzcoanos, Adolfo López Chocarro, aseguraba a última hora de ayer que «a pesar de que se ha notado que faltaba mucha gente de la provincia, ha habido mucho ambiente». El responsable de la librería donostiarra Zubieta considera que «la idea de sacar los libros a la calle ha sido un acierto porque han provocado mucha afluencia de gente». Así lo atestiguan las imágenes de los puestos instalados en las plazas Easo o Pinares que circulaban ayer por las redes sociales.

En cuanto a los títulos más vendidos y más allá de la citada 'Sira' de María Dueñas, el fenómeno de 'El infinito en un junco' de Irene Vallejo comienza a remitir año y medio después de su publicación, en favor de títulos como 'Llamadas de mamá', de Carole Fives –«quizás impulsado por el prólogo de Eider Rodriguez», aventuraba el librero de Zubieta–; ''Reina Roja', de Javier Gómez-Jurado; 'Feria' de Ana Iris Simón –una de las revelaciones de los últimos meses–; 'La anomalía', de Hervé Le Tellier –último Premio Goncourt 2020–; y 'El humor de mi vida', en el que la televisiva Paz Padilla aborda el duelo tras la muerte de su marido y que se ha encaramado a lo más alto en la lista de ventas.

Adolfo López Chocarro destacó que la mayor afluencia de gente se produjo por la mañana, «con algunos picos entre las 11.00 y las 13.00 que han sido de locura», y ya un flujo constante pero más estable a lo largo de la tarde. «Después de comer, ha habido gente, pero no la que al menos yo esperaba», indicaba el presidente del Gremio de Libreros de Gipuzkoa.

Respecto al perfil de los clientes que aprovecharon el Día del Libro para acercarse a estos establecimientos, López Chocarro apuntaba a que «ha habido una mezcla de los lectores habituales con los que recuperaron o se fueron acercando a esta afición durante el confinamiento». Así, destacó el impulso que vive la literatura infantil y juvenil, convertida en objeto recurrente de regalo «con el argumento de tener al menos durante un rato a los chavales alejados de las pantallas», explicaba el responsable de Zubieta. En cualquier caso, «la valoración es positiva y una vez que la situación lo permita, el objetivo tiene que ser que el Día del Libro crezca».

Aunque por segundo año consecutivo no hubo casetas en la plaza de Gipuzkoa a causa del coronavirus, la celebración de ayer mejora la del pasado año, cuando en pleno confinamiento la festividad se redujo a una programación de actividades 'on line', impulsada entre otro organismos por Donostia Kultura dentro de DKEtxean. Finalmente, la celebración se trasladó al 23 de julio, aunque también tuvo lugar en el interior de los propios establecimientos. El balance, dadas las circunstancias, fue también positivo: «Hemos vendido el doble que cualquier día normal, pero alrededor de un tercio de lo que suelen ser los Días del Libro», fue la conclusión de López Chocarro, que atribuyó estas cifras al «día soleado, la fecha inusual, el desconocimiento por parte de los lectores y el cambio de formato».

También ayer lució el sol en los cielos guipuzcoanos, pero esta circunstancia jugó a favor de las ventas, en opinión del presidente del Gremio de Libreros de Gipuzkoa . «La gente está saliendo a la calle y como tampoco hay tantos sitios a los que ir...» Lo cierto es que desde primera hora de la mañana la limitación de aforos en el interior de los comercios provocó la insólita imagen de librerías con colas de clientes en la puerta.

Además del 10% de descuento habitual en las ventas del día 23, los libreros sacaron a la calle pequeños stands con algunas de las novedades editoriales más atractivas de la temporada, lo cual atrajo a sus comercios a un público no habitual.

En cuanto a los Premios Euskadi de Plata que los libreros suelen anunciar en torno a esta fecha y que el pasado año recayeron en 'Tres Pisos' (Ed. Duomo), del israelí Eshkol Nevo, y 'Miñan' (Ed. Susa), de Amets Arzallus e Ibrahima Balde, este año también se retrasan a una fecha aún por determinar.