Desmontando la pareja

La obra es una comedia tan sencilla como efectiva. No tiene mensajes profundos ni dosis de aleccionamiento moral ni demasiadas trampas de guion. Es un juguete bien engrasado para mantenernos con la sonrisa. Una especie de 'La batalla de los Rose' en versión 'tranqui'. Incluso así contiene algunas píldoras, además de las que se toma el personaje masculino para combatir su dolor de espalda y el agobio con su pareja. Unos pequeños huecos donde resuenan los conflictos de pareja, los límites de la convivencia y el poder del silencio como eufemismo de la mentira o, al menos, de la piadosa ocultación de la verdad.

Todo lo demás, es decir la mayor parte de la función, es una divertida historia que al pasar por encima de la tragedia que se atisba al fondo, nos regala la tranquilidad de que todo ha de acabar bien, como buena comedia romántica que al fin es.

Un texto ágil y la muy experimentada mano de Juan Carlos Rubio creando momentos escénicos como refuerzo del propio texto, es la base de esta función que adquiere más valor de la mano de sus dos protagonistas. Con un Rodrigo Sáez de Heredia que borda al hombre gris y agobiado y, sobre todo, una Gema Matarranz capaz de desquiciar a su partenaire y hasta a los espectadores con su afilado personaje. Actriz que nos maravilló en el muy dramático papel de Juana la Loca en la obra 'Juana, la reina que no quiso reinar' (véanla si pueden), demuestra aquí poseer una gran finura para la comedia, adaptación al género y una elegancia no exenta de acidez.