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La década de Tabakalera: un arte en equilibrio

Cinco artistas guipuzcoanos recorren esta primera década de trayectoria del Centro Internacional de Cultura Contemporánea

Alberto Moyano

San Sebastián

Domingo, 7 de septiembre 2025, 00:06

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Diez años después de la apertura al público de Tabakalera, varios artistas guipuzcoanos vinculados de diferentes formas al Centro Internacional de Cultura Contemporánea repasan la trayectoria de un proyecto cuyas dimensiones han condicionado su quehacer. Nacida como un continente en busca de un contenido, Tabakalera ha atravesado diferentes épocas, desde sus inicios con Ane Rodríguez al frente hasta la actualidad, en la que Edurne Ormazabal ocupa la Dirección General y Clara Montero, la Cultural. Los artistas consultados en este reportaje sopesan lo que el panorama artístico guipuzcoano ganó y perdió con la irrupción del centro en el panorama cultural.

«La escala del edificio respecto a Donostia ha condicionado el centro»

Asier Mendizabal

«La escala del edificio respecto a Donostia ha condicionado el centro»

Cofundador del JAI-Instituto de prácticas artísticas de Tabakalera, de la que se desvinculó hace dos años por cuestiones de «agenda», Asier Mendizabal (Ordizia, 1973) considera que «Tabakalera ha aportado un modelo de institucionalidad al que no estábamos acostumbrados porque es tan grande en la escala de Donostia y abarca tanto, que cambió la forma de programar de las instituciones, cada una con su singularidad. Para bien o para mal, ha generado un cambio».

Mendizabal cree que esas dimensiones del edificio han condicionado sus contenidos artísticos. «Ha generado un cambio respecto a qué se espera no sólo del arte contemporáneo porque desde el principio, había una ambición de convertir el ocio en algo más constructivo».

En cuanto a la línea expositiva, observa diferentes etapas en estos diez años. «La primera, con Ane Rodríguez al frente, fue una etapa para situar Tabakalera en el contexto europeo del arte con exposiciones individuales de artistas que aquel momento estaban colocándose, como Eric Baudelaire, y creo que lo consiguió». Posteriormente, explica, «hay una segunda etapa que a mí es la que más me interesó y que se corresponde con las grandes exposiciones de tesis, como 'Cibernética del pobre' o 'Estimulantes: circulación y euforia', que llegó justo en el momento en el que se empezaba hablar de lo colonial en el discurso del arte. Fueron exposiciones que imprimían un carácter particular al centro. Son exposiciones que quizás en la ciudad no fueron tan bien entendidas, pero de las que todavía se habla fuera de aquí». Respecto a la actualidad, Mendizabal echa «un poco de menos esas exposiciones que daban un perfil diferencial».

En opinión de Mendizabal, «los centros de este perfil no pueden limitarse a programar eventos para el público, que también, sino que deben asumir una responsabilidad en el campo de la investigación y de la creación de contenidos». En este sentido, considera que «ha habido momentos en los que ha cumplido estos objetivos y otros en los que no». A su juicio, «el problema que tiene es que se enfrenta a un juicio inmediato que carga mucho, quizás por haber absorbido todas las iniciativas de la ciudad en un sólo centro. Hay cierta presión para que cumpla demasiados objetivos a la vez y siempre está con un poco de miedo a cómo se va a responder a lo que propone. En otra escala, quizás tendría más libertad». Y concluye: «Un Arteleku ahora no duraba ni dos semanas porque se entendería que no cumple con sus objetivos inmediatos».

«Es un espacio frío y yo la cultura la veo desde el calor»

Ainize Txopitea

«Es un espacio frío y yo la cultura la veo desde el calor»

La artista multidisciplinar Ainize Txopitea (Donostia, 1977) ha participado tres veces en el programa de residencias para artistas de Tabakalera. Asegura que le «encantaba el espíritu que tenía en origen» y en este sentido, recuerda la exposición 'Summer', de Julian Schnabel, realizada en 2007, antes de la obra de reforma del edificio y de la apertura del centro. «Fue un ensamblaje amalgámico divino», afirma.

Tras la obra, considera que «el edificio quedó un tanto ecléctico. Me parece que es un espacio frío. Durante mis residencias, es verdad que me ha servido de espacio para la inspiración, pero la sensación es dicotómica porque yo la cultura la veo desde el calor, no desde el frío». Por otra parte, lamenta que Tabakalera esté «más enfocada al arte multidisciplinar que a las artes plásticas, como pintura y escultura. Habiendo sido residente, puedo decir que en Tabakalera te da miedo manchar», aclara antes recalcar que agradece sus estancias en el centro.

Cree que en Tabakalera el cine tiene más peso que el arte, especialmente en su vertiente plástica. «He visto exposiciones de Esther Ferrer, Zumeta o Goenaga y otras muchas de diferentes dimensiones, pero su relación con la pintura y escultura es mucho menor, aunque tengan una cierta presencia. Veo algo de vacuidad. Hay espacios enormes, pero son más contenedores que continentes». En definitiva, asegura «no entender bien el formato porque este tipo de centros son mausoleos gigantes y muy eclécticos».

Txopitea, que reside en Barcelona, pero viene cada tres meses a San Sebastián, afirma que visita ocasionalmente el centro, «aunque no tanto, sobre todo en lo referente a la parte cinematográfica o a eventos». Con todo, asegura estar «súper a favor porque todo lo que sea por y para el arte me parece bien».

«No está preparado para trabajar en las artes plásticas»

Manu Muniategiandikoetxea

«No está preparado para trabajar en las artes plásticas»

Aunque en un principio la estancia iba a ser de dos meses, se prolongó otros cinco porque coincidió allí con la arquitecta Laura Maioz y «nos propusieron que fuéramos los diseñadores de la exposición conmemorativa de los cinco años de esas becas.

«Lo que ha hecho Tabakalera con un edificio enorme que le vino dado es llevarse por delante un montón de políticas culturales porque supuso un esfuerzo muy grande para todas las instituciones implicadas. Por sus dimensiones, Tabakalera está abocada a hacer grandes exposiciones, pero no veo unas salas pequeñas para gente que está empezando».

En su opinión, es un fenómeno que se repite en muchas ciudades. «Estos sitios tan gigantes hay que mantenerlos, lo que conlleva un gran número de trabajadores y de sueldos. Lo que vi durante mis estancias es una plantilla enorme, una barbaridad, como pasa en el Azkuna Zentroa. Se ha convertido en algo sobredimensionado respecto al músculo cultural, que se lleva un porcentaje muy alto del presupuesto respecto a lo que se destina a los artistas. Hay más trabajadores que creadores», afirma Muniategiandikoetxea, que admite no tener los datos concretos en la mano. Lo que sí tiene claro es que «en este momento, hay más salas institucionales que nunca en Donostia, pero las galerías están desapareciendo y los artistas no tienen dónde caerse muertos».

Respecto al ecosistema cultural que acoge el centro, el artista bergarés, que anuncia un proyecto para este otoño en Madrid nacido en Tabakalera, sí considera «necesaria» la presencia en el edificio de entidades como la mediateca, el Instituto Etxepare, el Zinemaldia, la Filmoteca Vasca o la Escuela de Cine Elías Querejeta. Finalmente, ligado al nuevo futuro proyecto de Kutxa Fundazioa para sus espacios en Tabakalera, lamenta la desaparición del Eureka! Zientzia Museoa en Miramón.

«Me podría tirar todo el año cogiendo libros de Medialab»

Azucena Vieites

«Me podría tirar todo el año cogiendo libros de Medialab»

«Vivo en Madrid, pero siempre que vengo aquí visito Tabakalera –asegura–. Cuando hice la tesis, los veranos que pasé aquí iba a la mediateca a trabajar y me concentraba mucho. Soy socia y saco muchos libros». En cuanto a las exposiciones, «siempre las veo. Combinan la escena local con la más internacional. Y por otro lado, desde el principio he entendido que el centro es sensible a los temas de actualidad», incida y como ejemplo cita la exposición 'Evil Eye - La historia paralela de la óptica y la balística' en la que participó.

También le suscitan interés las muestras relacionadas con la Ciencia y la Tecnología que Tabakalera ha trabajado en los últimos tiempos. «No se puede abarcar todo y cada centro de arte tiene su propia línea. En este caso, me parece interesante de trabajar». A juicio de Vieites, «la escena artística vasca, que es muy potente y reconocida, y uno de los objetivos de Tabakalera ha de ser garantizar su continuidad, más allá de la repercusión turística y de la espectacularización del arte». En términos sociales, Tabakalera me parece muy importante», concluye.

«Pienso que ha abierto camino y está en la dirección correcta»

Isabel Herguera

«Pienso que ha abierto camino y está en la dirección correcta»

La artista donostiarra confiesa que «cuando está en San Sebastián siempre acudo a ver las exposiciones que programan porque siempre son interesantes. Y también lo hago cuando hacen jornadas de puertas abiertas en las residencias de artistas porque ves el trabajo que están haciendo y cómo 'se contaminan' no sólo unos a otros, sino con las demás actividades que se realizan en un edificio que está lleno de todo tipo de propuestas. Es el momento en el que verdaderamente ves todo lo que está pasando ahí dentro y también en el exterior».

De cara al futuro del centro, Herguera recuerda la línea expositiva que inició el centro en relación con las nuevas tecnologías y con la relación entre Arte y Ciencia, «lo cual me parece fundamental. Es el punto hacia el que tiende el arte actual. Yo creo que Tabakalera ya ha abierto camino y pienso que está en la dirección correcta».

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