Coreógrafos que marcan el paso
Tres bailarines guipuzcoanos de diferentes generaciones desvelan los secretos de su trabajo en los platós de televisión y en el pujante mundo de los musicales
Madrid ha sido el destino común de tres bailarines y coreógrafos guipuzcoanos, de diferentes generaciones, que han marcado el paso en numerosos escenarios de teatros o platós de televisión. Allí han desarrollado una carrera profesional vinculada a la danza, pero también al cine, los musicales, los programas de televisión y a la revista. Iker Karrera, Miryam Benedited y Nacho Arrieta comparten sus vivencias y cuentan los entresijos del nuevo nicho de mercado para los jóvenes bailarines.
Docente y coreógrafo Iker Karrera
«Busco la versatilidad absoluta»
Estudiar Comunicación Audiovisual fue la excusa perfecta para que Iker Karrera (Hondarribia, 1985) se mudara a Madrid, donde continuó una formación en danza que había iniciado con tres años con su madre, la profesora de danza Pilar Peña. «Cuando vine a Madrid, me explotó la cabeza y me abrió la mente para entender la profesión de otra manera», confiesa. Siempre con un pie puesto en la docencia, Karrera hizo sus pinitos «entre idas y venidas a París, donde trabajé con un coreógrafo y bailé para Céline Dion», añade. En aquella época en televisión se llevaba «el prototipo de chico musculado y grande», por lo que prefirió desarrollar parte de su carrera en el extranjero. «Si no hubiera bailado, no habría coreografiado, porque me gusta que el movimiento pase primero por mi cuerpo», asegura. En 2013, puso en marcha su escuela de danza en Madrid junto a Fernando Lázaro y tres años después, su compañía, a raíz de crear la pieza corta '#7FM'.
Pronto se cruzó la televisión en su camino gracias a Marta Moure, directora de casting del programa 'Fama, ¡a bailar!'. «Fue una de las experiencias más chulas que he tenido, porque fue la primera oportunidad de trabajar en formato grande», revela. Su trabajo consistió en montar entre dos y tres coreografías de dos minutos a la semana, porque «en televisión lo máximo que se va a bailar son dos minutos y medio».
El cine tocó a su puerta en 2021 a través de David Serrano, quien le fichó para coreografiar para la película 'Voy a pasármelo bien' y con quien está rodando 'Voy a pasármelo mejor'. «El cine es lento. Para rodar una escena de quince segundos igual te tiras cuatro horas», explica. También gracias a Serrano, surgió la oportunidad de montar las coreografías de 'Mamma Mia!' (2022) y 'The Book of Mormon' (2023), ahora en cartelera en los teatros madrileños.
Cuando Karrera realiza castings siempre se fija «en la calidad de movimiento» de los aspirantes, porque lo que busca es la «versatilidad absoluta». Su consejo es que los candidatos «estén bien formados, lo que significa que bailen danza urbana y jazz, pero que también tengan técnica clásica y contemporánea». Compagina la docencia con sus trabajos para cine, musicales y televisión, pero en su intensa agenda también hay hueco para su compañía con la que acaba de estrenar 'The Room Where It Happens'. «Me encantaría que las piezas tuvieran un recorrido mayor y que la compañía tuviera mayor continuidad».
Hoy día, el chico que aprovechaba las fiestas patronales de Hondarribia para asistir a hurtadillas a cursillos en Madrid es un profesional codiciado para quien la danza «tiene algo tan potente, que me trajo a Madrid hace 21 años y ha hecho que toda mi vida gire en torno a ella».
Coreógrafa televisiva y de musicales Myriam Benedited
«La televisión es velocidad, rapidez y efectividad»
El primer casting al que acudió Miryam Benedited (Donostia, 1970) fue «dificilísimo, porque nunca había trabajado con cuentas para la coreografía». En una época donde no existía internet, la televisión era un mundo que estaba «muy lejos, porque ni siquiera podíamos enterarnos de los castings de Madrid». Más cerca estaba Euskal Telebista, donde Benedited tuvo la oportunidad de debutar en el programa 'Plazarik Plaza' (1989).
Durante más de una década, bailó en numerosos espacios de las diferentes cadenas televisivas, donde ha sido testigo de cómo ha evolucionado el medio. «Yo entré en una época en la que importaba más que una tía estuviera buenísima a que tuviera un buen nivel de baile. La televisión era más de 'revisteo': 'mira qué guapa, le ponemos un tanga y unas pezoneras, y que haga delante, detrás, para un lado y para otro'. Evidentemente, el físico es importante, pero ya no se lleva aquello por suerte», explica.
Su incorporación como coreógrafa de la serie 'Un paso adelante' (2002) marcó el inicio de una nueva etapa en la trayectoria de Benedited, quien ha ido encadenando éxitos en programas como 'Operación Triunfo' (2006-2008) o 'Tu cara me suena' (desde 2011). «La televisión es velocidad, rapidez y efectividad», asegura. «En televisión hay que tener una cabeza muy rápida, porque hay que saber sacar el trabajo en tiempo récord, tanto para el bailarín como para la coreógrafa», añade.
Actualmente, está inmersa en la creación de 'El día de la marmota', su sexto musical, género en el que debutó con 'Marta tiene un marcapasos' (2013), aunque ha desarrollado esta faceta vinculada principalmente a los televisivos Àngel Llàcer y Manu Guix - 'La tienda de los horrores', 'La jaula de las locas', 'Cantando bajo la lluvia' y 'The Producers'-. «Admiro muchísimo a los bailarines de teatro musical, porque bailar, cantar e interpretar a la vez y en directo, tiene mucho mérito», asegura. Tampoco el cine y las series de televisión son ajenas a la carrera de Benedited. «El cine es un parto con dolor. La magia del cine es que tiene aquello de 'corten' y hala, a repetir», ríe.
Su consejo para los bailarines es «que cojan técnica. Les recomendaría que se formaran en canto e interpretación, porque hay un mundo laboral enorme en los musicales y hay musicales de todo tipo». Entre sus retos, «llegar a diez musicales y poder sacar adelante mi propio proyecto», aunque reconoce que como donostiarra tiene una espinita clavada «porque me gustaría coreografiar para el Festival de Cine de San Sebastián». Muy atrás quedan para Miryam Benedited los primeros pasos de euskal dantza que dio a los cuatro años, gracias a los que descubrió «la danza, que es mi canal de vida, porque pasara lo que pasara, siempre he ido a trabajar y me ha dado paz, tranquilidad, alegría y bienestar».
Bailarín, coreógrafo y productor Nacho Arrieta
«Soy un coreógrafo de sueños»
Una autorización falsa firmada por su hermana Pepi facilitó a Nacho Arrieta (Donostia, 1942) su viaje a Madrid, a los dieciséis años. Entonces ya era consciente de que «San Sebastián era pequeño para mí» y a los cuatro días en la capital ya estaba trabajando con Zori, Santos y Codeso en el Teatro de la Latina. Lo primero que hizo fue enviar un programa de mano a casa para tranquilizar a su padre.
Bailarín, creador y productor, Arrieta se define como «coreógrafo de sueños», y su dilatada vida profesional transcurrió entre espectáculos de revista y de salas de fiestas, programas de televisión, rodajes de cine y eventos, donde trabajó con destacados nombres de la escena como Sara Montiel, Carmen Sevilla, Lina Morgan, Alfredo Alaria, Fernando Esteso, Norma Duval o Bárbara Rey, entre otros. Debutó en televisión en el programa 'Tele Ritmo' (1966-1969). «Te daban la música por la mañana y por la tarde se grababa, saliera como saliera», explica. «En televisión lo importante es tener una mente capaz de aprender rápido. Bailar puede ser algo innato, pero luego hay unas técnicas y también ayuda un cuerpo bonito», añade.
Reconoce que siempre le ha gustado «sorprender al público» con sus puestas en escena. De su relación con su ciudad natal recuerda cuando bailó en la actuación de Julio Iglesias en La Perla y cuando montó el musical 'Pippin' (1987). Afincado en Alicante, para Arrieta «todo aquello ya ha pasado y para mí, la danza es ahora lo que vivo como espectador».
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