Contrabando en las fronteras de los futuros festivales

Dentro de las jornadas de este curso dirigido por Pablo La Parra Pérez se reunieron con él en la mesa redonda Charlote Serrand, seleccionadora en la Quincena de Realizadores de Cannes y directora artística del Festival de La-Roche-sur-Yon, y Víctor Iriarte, responsable del programa de Cine y Audiovisual de Tabakalera, para apuntar algunas ideas sobre las nuevas formas en que se deberían abordar las programaciones de cine, y en particular de los festivales, de cara al futuro: «En el cine hay algo muy común que es el montaje, y en la programación hay algo que tiene que ver con el ritmo y las estructuras, cómo dialogan las cosas entre sí, lo que rima y lo que no rima. Se trata de poner en relación una cosa con otra».

Al ahondar en esta idea, Iriarte apuntó: «Lo que viene va a tener que ver con la hibridación, algunos cambios han venido para quedarse, y esto tiene que ver con la velocidad con que se han vivido los festivales durante mucho tiempo, como un continuo viajar por el mundo que hace el director de festival en festival, pero sin saber muy bien en qué país está y cuál es su relación con el público. Me interesa la posibilidad creativa de repensar y de incorporar otras voces, la voz propia, otros audios. El Power Point es del siglo XX».

Para Charlotte Serrand, que es también directora del largometraje '1048 lunas', «hacer una película ya es programarla, porque ya hay un deseo de compartir con los otros, y de que las ideas cobren vida. Lo importante son las experiencias, los diferentes puntos de vista, las relaciones con el público, para entender mejor los festivales».

Se planteó también cómo «la política de estrenos determina la forma en que se programa, y cómo vive y se desarrolla una película en la circulación», explicó La Parra. «Quizás el estreno deja de tener sentido cuando estamos operando en el territorio 'online', y la necesidad de algunos festivales de tener que capar la emisión fuera de su territorio para mantener esa política del estreno parece muy del siglo XX».

En esta disyuntiva de los festivales que se están celebrando en parte o en su totalidad 'online', para Charlotte Serrand «estamos cada vez más en un mundo en que todo es posible, podemos ir al cine o podemos quedarnos en casa para ver películas. La cuestión es cómo elegir. Lo importante es que permanezca la calidad de las películas y el apoyo a los cineastas, a las ideas. Para mí la pregunta es cómo programar las salas y las plataformas para que permanezcan todas estas posibilidades».

En este sentido, la programadora francesa destacó que «los festivales ayudan a la gente a ir al cine y a frecuentar las salas durante todo el año. En el festival de La-Roche-sur-Yon entre 2014 y 2019 se ha duplicado el número de espectadores. Y las salas de cine también ayudan a que se produzca esta evolución».

Festival para todo el año

«Hay que pensar qué sucede durante un festival y qué sucede después», planteó Iriarte. «Tal como lo hemos conocido, un festival tiene una duración intensa y corta, pero tendremos que romper con la idea de que los festivales duran diez días, y plantear festivales de todo el año», dijo Iriarte, aludiendo a la conexión entre el Zinemaldia, la Escuela de Cine, Filmoteca Vasca y Tabakalera. «No se trata solo de programar unas películas durante el año, sino de poner unas herramientas de las que disponemos al servicio de un festival de 365 días que reflexiona sobre sí mismo».

Iriarte también aplicó el espíritu crítico a la Federación Internacional de Asociaciones de Productores que rige el reglamento de los principales festivales: «Creo que hay que revisar cuál es el peso de la FIAPF hoy en día y por qué estamos bajo ese paraguas y ese sistema que te obliga a cumplir ciertas reglas. Reivindico la libertad de esos otros festivales que no tienen por qué estar bajo estas reglas, para que se reinventen».

La Parra planteó que «el label de Cannes ha aparecido este año casi como el Antiguo Régimen de los festivales intentando operar en un mundo que parece que se les escapaba de las manos», y Victor Iriarte señaló que «no hay que obviar que los festivales son espacios de poder y por lo tanto de control, y el ejemplo es ese sello con el que alguien quiere seguir marcando que es el festival más importante del mundo, que lo es. En un análisis crítico de los festivales no se puede obviar ese componente de poder, es un tema candente en la actualidad».