Noche de amor, lujo, gusanos y una televisión con fantasma

El shock primero de la noche de Halloween en el Principal fue morrocotudo. Y no porque en el hilo musical del teatro sonase, entre otras músicas mucho más imposibles, la canción convertida en himno de La Horrorosa, 'Mi gran noche', compuesta por Adamo y popularizada por Raphael, nuestro ídolo, icono y totem, a la altura misma de Chiquito, sino porque de pronto, se apagaron las luces, se encendió la pantalla y a todo formato apareció un vídeo de ¡Leticia Sabater! En cuerpo, alma, botox y todo lo demás cantó las alabanzas del dire del Horror, de la Semana y de nosotros mismos. Primeros planazos del personajazo que en aquellos momentos se encontraba en carne, hueso y divinas prótesis en Villalengua (289 vecinos), comarca de Calatayud, dando caña a las masas en un directísimo con DJ de lujo, en un fiestón de muertos.

Profesional (para contrataciónes, escribir a superletils@gmail.com). Como la copa de un pino. Había cobrado, faltaría más, por el video pero lo había enviado a la Unidad de Cine de Donostia Kultura bien montado y sonorizado.

No se había repuesto el personal del shock multiorgánico provocado por aparición tal cuando el susodicho director (Josemi Beltran, por si las dudas) disfrazado, más, menos, por un peluquero con cuernos de demonio vestido a la tailandesa, de algo o alguien que podría definirse como 'Sorgina Pirulina', y Miriam Cabeza, a la sazón actriz (de las de verdad) dieron paso al habitual concurso de disfraces. En realidad, parte de la peña opinaba que el premio se debía entregar rápidamente a Winona, fastuosa drag, alter ego del maestro coctelero qu regenta el Cafe Jons Pub y se encarga, junto con Oihana, disfrazada de reina de Disney, del ambigú del Principal donde las huestes del Averno liban néctares de alta graduación alcoholica y se intercambian cintas de VHS de titulazos que solo allí cobran sentido, siendo de nula trazabilidad en las distintas enciclopedias digitales de cine, ni siquiera en Wiki Fandom.

Winona se había marcado, como espléndida telonera de La Sabater Alonso, una rendición de 'Amor y lujo' de Mónica Naranjo, voltereta incluida, lanzamiento de peluca incluido, que puso al público en pie y arrancó ensordecedores aplausos y aullidos. Sin embargo se procedió al concurso de vestimentas d Halloween /Gau Beltza en el que participaron, como siempre, seres disfrazados de criaturas irreconocibles pero altamente sugerentes. Había una superviviente de la masacre zombie de 'Train to Busan', una víctima (parecía entera, con todas las vísceras en su sitio) de Art, el payaso-mimo- Santa Claus asesino de 'Terrifier3', una monja (todos los años hay una), una sacerdotisa de vudú y un par de excrecencias más. Pero ganar ganaron, por aclamación y griterío popular, una televisión andante y un gusano arrastrante (realmente, ¿qué otra cosa puede hacer un gusano sino arrastrarse por elscenario?). La caja de TV contenía en su interior al horrorosito también llamado Jon Ruiz o incluso 'Pijama Man'. La noche del jueves asumió la personalidad de Sadako Yamamura definida en la Wiki tal que así: «personaje ficticio antagónico de la novela 'Ringu', de Koji Suzuki yde la adaptación cinematográfica realizada por Hideo Nakata en 1998». Decir 'Sadako' en el Antzoki Zaharra es nombrar a una de nuestra supremas deidades así que el jurado (con el director del festi de Sitges como presidente a pesar de haber sido cordialmente abucheado) aceptó la decisión del pueblo soberano y concedio a Sadako el premio. Ex Aequo con el inigulable gusano de arena de 'Dune'. ¿De qué 'Dune'? De todos. Los de la novela de Frank Herbert, los del film de Lynch o los alucinantes de las obras de Villeneuve.

Acabado el concurso, ahíta ya la multitud de experiencias paranormales (insistimos, video de Leticia Sabater...), se desparramó por los pasillos, escaleras y ambigú del teatro. Mucha sangre (de bote), alguien llorando (malas lentillas para parecer una zombie ciega), una propietaria de bodegas en La Rioja (Castillo de Mendoza) ingiriendo cualquier brebaje en copa coronada por calaveras, y un par de películas en la pantalla. De una, alguien, damnificado por la noche, dijo: «Es como cuando lees a Cortazar». Mucho cronopio había por allí, sí. Y afuera, dragones .

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