Hace nada un lector de The Guardian escribió, airado, una carta al director de su periódico. Arremetía contra el último. crucigrama publicado en el diario ... londinense. Y lo hacía porque, una vez más, en la definición de 'skinhead' incluía palabras como 'racista', 'violento', 'nazi'. Insistía el lector en que siempre hubo y siempre habrá 'skinkeads' que no fueron ni son nada de eso y pedía respeto para un movimiento del que luego se apropiarían bastardos nacionalistas supremacistas, pero que en sus orígenes fue una gloriosa subcultura juvenil, una tribu urbana británica surgida allá por 1969 que bebía los vientos por la música jamaicana y en la que se amalgamaban de feliz manera la juventud obrera blanca y los emigrantes o hijos de emigrantes antillanos Y sí, llevaban botas Martens, las cabezas rapadas, chaquetas bomber, abrigos largos, sombreros y cadenas. Tirantes también. Bebían y fumaban y no les caían bien los hippies. Eran buena gente, Y ellas, un poco góticas. Hasta que los más pérfidos hijos de Albion no se infiltraron en sus filas recitando el discurso de Enrique V del Día de San Crispín y enarbolando la Cruz de San Jorge eran muy de fiar. Leales y valientes. Y lo siguen siendo. Lo sé porque yo tengo una sudadera donde se lee 'Skinheads Against Nazis'; me la encontré unos sanfermines. En Pamplona.
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Dirección y guion: Shane Meadows
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Fotografía: Danny Cohen.
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Música: Thomas Turgoose.
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Intérpretes: Stephen Graham, Joseph Gilgun, Vicky McClure
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Cine: Trueba (V.O). Hoy martes 14. A las 19.30. Sesión Kresala.
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Duración: 100 minutos.
Esta película que hoy resulta realmente vintage en su look y brutalmente actual en el discurso de los cabrones (todos los hdp se parecen demasiado) demuestra que ni el lector de The Guardian ni yo vamos errados. Siempre hubo, hay y habrá 'skinheads' con los que compartir una birra, alguna manifa y, por supuesto, una sesión de Kresala.
'This Is England' recuerda simultáneamente y a saber por qué, tanto a a aquella 'Inglaterra me hizo' que adaptaba a Graham Greene como a 'Trainspotting'. Y el final, lo juro, a 'Los 400 golpes'.
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