«En 'El proceso' Kafka nos habla de una pesadilla del hombre contemporáneo»

– No sé si preguntarle cómo se entra en el universo de Kafka o más bien cómo se sale.

– Se entra con mucho respeto. Es un autor complicado y denso, pero por otra parte muy sugerente. Adentrarse en su mundo te permite moverte por circuitos ajenos a lo común. Es un autor lleno de capas y puedes quedarte en un nivel de lectura o puedes intentar bucear un poco más en lo que quiere decirnos.

– ¿Cómo han traducido ese laberinto que propone en 'El proceso' lenguaje escénico?

– Ernesto Caballero ha tenido muy claro lo que quería poner en escena. 'El proceso' es una novela larga e imposible de representar en su totalidad porque se convertiría en un espectáculo interminable. Ha conseguido ilustrar muy bien el texto, explicando de una manera clara y sencilla lo que pasa. La función no resulta nada hermética.

– Comenta Ernesto Caballero que la novela nos habla mucho de la culpabilidad.

– Claro, estamos ante un texto perverso, que cuenta cómo nos sentimos como ciudadanos al ser interpelados por el Estado, por el sistema al que pertenecemos. No acabamos de saber lo que debemos hacer. Si me acusan de algo tengo que defenderme, pero ¿si no te dicen de qué te acusan cómo te vas a defender? Y el proceso no se paraliza, todo lo contrario, va avanzando hasta que llega un momento en el que Kafka nos cuenta que acabamos sintiendo que nos merecemos lo que nos está pasando. En la obra vemos a este hombre asumir que el proceso se va convirtiendo lentamente también en la sentencia y que de alguna forma eso debe ser as í. Eso es lo que escribió Kafka: una pesadilla del hombre contemporáneo.

– Dice que esta obra nos hace reflexionar sobre la soledad.

– Cuando se nos persigue por algo, cuando se nos acusa de algo que no controlamos, es muy difícil sentirse acompañado. Ahí te das cuenta de que realmente estás solo ante ese aparato burocrático que se te echa encima. Quien nos acompaña puede hacerlo en la parte emocional, para intentar consolarnos y animarnos, pero realmente ¿quién nos soluciona el problema, los abogados? Pues Kafka cuenta que los abogados muchas veces también son parte del problema.

– En una conversación con el periodista Antonio San José dijo usted que como actor le importa mucho lo que los personajes no dicen. ¿Qué suelen callar?

– Si están bien escritos muchas cosas porque esconden la parte de ellos que no quieren que se conozca. Y eso generalmente es lo que más nos define a los seres humanos. Lo que realmente es más interesante es lo que uno no quiere enseñar y eso es algo a lo que nos dedicamos cuando intentamos conocer a los demás.

– Kafka, que murió sin que se publicara prácticamente nada de su obra, pidió a su mejor amigo que la destruyera tras su muerte...

– Qué cabeza la de ese hombre, ¿eh?

– Y su amigo le traicionó recuperando los textos y dándolos a conocer. ¿Qué haría usted en una situación semejante?

– Imagino que primó el interés por la comunidad. Probablemente esa decisión de Kafka debió de ser fruto de un momento de baja autoestima o quizás de inseguridad en su obra. Sin embargo su amigo debió de pensar, y yo creo que con muy buen criterio, que era mucho mejor para la sociedad sacar a la luz esa obra porque Kafka es enormemente inspirador y sus textos pueden provocar reflexiones muy interesantes e importantes. Fue una 'traición' que agradezco.

– Su colega José María Pou asegura que el mejor actor «es el más viejo porque a los 20 años solo se puede ser guapo».

– Jajaja. también hay gente que a los 20 años es fea. A esa edad se puede ser muchas cosas y de viejo también. En este oficio nuestro, la veteranía va siendo un grado. Y cuantas más vivencias tienes, no solo en el escenario sino también en la vida, y cuanto más sepas de las emociones y del conocimiento de los demás, en general estarás más fortalecido ante los personajes.

– ¿El teatro es el territorio de..?

– De la magia y los sueños.