El Museo de la Industria Armera de Eibar inaugura una muestra de carteles del siglo XX para prevenir accidentes de trabajo

La cartelería vivió días de vino y rosas durante el siglo pasado. Con un alto porcentaje de la población aún analfabeta, el lenguaje de los carteles, construido a partir de imágenes claras y directas, era una de las formas más eficaces de comunicación. La exposición que se podrá ver a partir de mañana en el Museo de la Industria Armera de Eibar constituye una valiosa muestra de la extraordinaria pujanza que llegó a adquirir el cartelismo en España en el siglo XX. 'Carteles de prevención durante el siglo XX', título de la exposición, reúne medio centenar de rótulos relacionados con la prevención laboral. Se trata de una iniciativa con la que la mutua Fraternidad-Muprespa, que colabora con la Seguridad Social, conmemora el 90 aniversario de su fundación.

Los carteles que se pueden ver forman parte de la colección que atesora Carlos Velasco, un economista que ha reunido unos 9.000 afiches de marcas comerciales que van de finales del siglo XIX hasta la década de los setenta del XX. Ordenados de forma cronológica, permiten observar la evolución de los códigos del cartelismo: las imágenes alegóricas de los más antiguos van dando paso a trazos cada vez más limpios que trasladan con un simple golpe de vista mensajes inequívocos.

Hay anuncios con sello guipuzcoano, caso del que realizó en la década de los treinta el pintor tolosarra Hombrados Oñativia, que fue un estrecho colaborador de este periódico, para la Mutua Pakea y que tiene un objetivo claramente pedagógico: muestra a dos trabajadores levantando unos pesados engranajes de metal, el uno con las rodillas flexionadas (la postura buena) y el otro con las piernas rectas (la mala postura), con escuetos textos redactados tanto en castellano como en euskera.

En la exposición no podía faltar el cartel del cráneo y las tibias cruzadas que durante décadas advirtió del peligro de electrocución en instalaciones eléctricas de todo signo. Son medio centenar de imágenes, cada una con su pequeña historia, que hablan del espectacular desarrollo que llegó a adquirir un lenguaje que desapareció por completo con la llegada de la televisión.