Lola Herrera | Actriz
«Los años no amansan a no ser que uno haya sido manso toda la vida»La veterana actriz regresa mañana al Victoria Eugenia con 'Adictos', una obra que cuenta también con Ana Labordeta y Lola Baldrich
Hasta el domingo representarán esta pìeza escrita por su hijo Daniel Dicenta Herrera y por Juanma Gómez, bajo la dirección de Magüi Mira. La función ... nos traslada a una sociedad dominada por el poder, donde la honestidad se paga muy cara si no eres adicto al sistema. «Hablamos de la verdad frente a la utilización perversa de los avances de la ciencia y la tecnología», explican sus dos autores y lo corrobora Lola Herrera, de 88 años.
Publicidad
– ¿Cree que todos somos adictos de alguna manera?
– No sé si el ser humano por naturaleza es adicto, pero vivimos con adicciones que están muy bien pensadas por los que quieren hacernos adictos. Lo cierto es que picamos y todos estamos llenos de adicciones, algunas más benignas que otras o al menos no tan malignas, pero todos estamos en la red y nos han cazado. Nos han cazado para lo que quieran.
– ¿Así se siente?
– Como ciudadana y como mujer a estas alturas del siglo. Tengo muchos años, he vivido los tiempos durísimos de la dictadura, pero luego estábamos contentos con la democracia. Teníamos tantas expectativas y lo cierto es que muchas se han cumplido, no hay que verlo todo oscuro. Vivimos en una democracia, pero nada es perfecto. Al lado de una dictadura es una alegría por supuesto, unas castañuelas y a bailar. Lo que pasa es que estos tiempos van muy rápido: la globalización, todas estas cosas. Hay intereses que no sé dónde están ni quiénes los promueven, pero noto los hechos, noto que nos manejan y nos llevan por caminos que no me gustan.
– ¿Ante qué panorama nos sitúan las tres mujeres de la obra?
– Ante una decisión, ante el descubrimiento de una manipulación que sobrepasa los límites y nos hacen prisioneros por un descubrimiento de mi personaje, que es una científica. Sirve para mejorar la vida de los ciudadanos, pero es utilizado por otras personas de una manera nefasta para nosotros.
Publicidad
– La ficción también aborda la idea de la rebeldía como algo necesario para avanzar.
– Hay que mojarse aunque el precio sea alto, ya sé que es muy fácil decirlo. Si estas elecciones cambian la situación del país será porque los votantes lo han decidido. Tenemos mucho que decir los que votamos, parece que un voto no es nada, pero uno más otro sirve para mejorar la sociedad, para evolucionar en positivo y para no perder ningún derecho. No se puede tomar el voto como si te bebes un vaso de agua. Hay que empujar hacia donde uno cree que debe ir la sociedad. No entiendo y me sorprende que, según parece, haya bastante gente que aboga por dar saltos atrás.
Sus frases
-
La obra «Vivimos en una sociedad que nos ha hecho adictos, nos han cazado para lo que quieran»
-
El teatro «Le tengo una fidelidad tremenda a mi oficio y creo que el teatro también me la tiene a mí»
-
Jubilación «El teatro me oxigena totalmente y seguiré mientras pueda. No quiero jubilarme»
-
San Sebastián «La primera vez que actué aquí fue en 1957 y me alojaba en una pensión de la calle Campanario»
– Usted siempre ha sido una mujer rebelde ante las circunstancias de la vida. ¿Se sigue sintiendo así?
– Ahora más. Los años no amansan a no ser que uno haya sido manso toda la vida. Soy una mujer contestataria, he tenido mucha paciencia porque enfrentarse traía unas consecuencias y yo tenía que llevar el pan a mi casa. Ser rebelde, pero con prudencia, y, a la vez, sin que me doblen el brazo. Así es como lo hecho.
Publicidad
– Asegura que el teatro le ha salvado de muchas cosas en la vida.
– Mucho, mucho, mucho. Al teatro le tengo una fidelidad total y también él me la tiene a mí. Si sales al escenario y te das un año y otro año y otro, eso tiene consecuencias. Para mí ser otra y ser tantas a lo largo de una vida es un descanso. Te metes en esa piel y si te duele un pie, en el escenario ya no te duele. Es una sensación mágica y hermosa.
– Siempre le preguntamos hasta cuándo en un escenario.
– Me siento Matusalén con estas preguntas. Yo estoy aquí mientras pueda estar. Disfruto de lo que más me gusta. ¿Por qué voy a prescindir de eso? No quiero jubilarme, ya se encargará la vida. Soy una afortunada, tengo un oficio que me llena la vida y me descubre muchas cosas. El teatro me oxigena completamente y seguiré hasta que pueda. El camino ha sido duro, he hecho muchas cosas que no me gustaban. Eso te lleva el doble de trabajo porque tienes que buscar y buscar la forma de contar cómo ser ese personaje, encontrar una lógica y un sentido a lo que estás haciendo. Cuando tienes un buen personaje volar es más fácil.
Publicidad
– La primera vez que actuó en San Sebastián fue en 1957, con la obra 'El campanero'.
– Me acuerdo muy bien. Fue en el Principal y me alojaba en la calle Campanario, donde había una pensión que regentaba una señora que creo que se llamaba Alicia. Allí iban todos los artistas y nos daba de comer muy bien. Era una mujer maravillosa.
– ¿Cómo era aquella ciudad?
– Muy internacional al lado del resto del país. Veías flores en las calles y tiestos en las farolas. Veías un cuidado de la ciudad que no había en casi ningún otro lugar de España. Luego echabas una carrera, te pasabas a Francia y te daba la impresión de libertad. De estar muy cerca de la Europa a la que no pertenecíamos.
Publicidad
– ¿Y cómo era aquella Lola Herrera?
– Una chica llena de ilusiones, de curiosidad y con muchas ganas de todo. Si eres joven tienes mucha energía. La sigo teniendo, así que imagina cuando era jovencita. Pero era una chica de provincias, de Valladolid, que empezaba a ver su país a través de una gira teatral. Conocía Castilla y también Bilbao porque teníamos parientes y allí vi el mar por primera vez. Del resto de España no conocía prácticamente nada. Tengo muchas ganas de volver a pasear por La Concha.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión