«Una partitura es como un libro, cada uno lo interpreta a su manera»
Leticia Moreno, una de las grandes violinistas del panorama internacional, actúa esta tarde en el Kursaal con la Orquesta Sinfónica de Euskadi
ITZIAR ALTUNA
Viernes, 2 de junio 2017, 07:14
Acaba de realizar una gira por España junto a la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo y Yuri Temirkanov con un programa íntegramente ruso, y hoy vuelve a San Sebastián con la Sinfónica de Euskadi, en el décimo programa de abono de la temporada. A sus 32 años, la violinista Leticia Moreno triunfa a nivel internacional, y esta semana se pone a las órdenes de Andrey Boreyko, director principal invitado de la OSE, con el que ya ha trabajado en varias ocasiones.
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Ayer fue la primera toma de contacto con la orquesta, con la que ya ha colaborado en varias ocasiones. En 2010 y 2012 actuó como solista, y ese mismo año grabó 'Piezas caprichosas' para el monográfico dedicado a Carmelo Bernaola que editó la orquesta dentro de la Colección de Compositores Vascos.
Concierto de la OSE
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Lugar
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Auditorio Kursaal.
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Fecha
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Hoy y el viernes 9, a las 20.00horas
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Director
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Andrey Boreyko.
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Solista
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Leticia Moreno.
En esta ocasión Leticia Moreno regresa a Euskadi con el 'Concierto para violín y orquesta' de Aram Khatchaturian, que interpretará por primera vez. «El maestro - Andrey Boreyko- me pidió que me lo aprendiera, y por supuesto le dije que sí. Esta temporada estoy haciendo muchas obras nuevas con él», afirma la solista madrileña. Define el concierto como «muy difícil», aunque reconoce que la obra «irá creciendo, porque se interpretará en cinco ocasiones» - hoy en el Kursaal, el lunes en Vitoria, el martes en Bilbao, el miércoles en Pamplona y el viernes que viene de nuevo en San Sebastián-.
«Es un concierto nuevo para mí», explica. Khatchaturian lo compuso tras volver a su tierra natal -Armenia-, «por eso está muy ligado al folclore, y eso lo trata como lenguaje principal en la obra. Hay muchos diálogos entre los instrumentos, armonías muy diferentes y materiales rítmicos distintos a los que se habían compuesto con anterioridad».
Leticia Moreno lleva toda su vida dedicada a la música. Su relación con el violín comenzó cuando apenas tenía tres años y residía en Estados Unidos. Poco a poco, su dificultad y precisión le fueron cautivando y con doce años ya daba conciertos por toda Europa. Fue discípula de grandes violinistas rusos como Zakhar Bron, Maxim Vengerov y Mstislav Rostropovich, quien le marcó profundamente.
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De la influencia de sus maestros se entiende su conocimiento y dominio de la música rusa, aunque ella sostiene que le gusta la variedad. «La música rusa es una ellas, pero también me fascina Bach, la música del clasicismo, Mozart, el romanticismo... Me gusta todo. Ahora sobre todo estoy haciendo repertorio contemporáneo, y hay varios compositores que me están dedicando obras, lo que supone todo un lujo para mí».
Esta violinista es bien conocida por el carácter pasional que imprime a cada una de sus interpretaciones. «Hay muchas emociones condensadas en cada partitura y cada actuación es un momento en el que esas emociones se exponen en su máximo potencial. No podría interpretar de otra manera. Si no, no estaría haciendo justicia al compositor». Al igual que ocurre cuando ofrece un recital, de sus palabras emana mucha pasión hacia la música. «Es una maravilla poder ser parte de una creación. Cada obra tiene vida propia, y yo tengo mi propia versión, en ningún momento imitaría a nadie. Una vez que la música está impresa, es un ente con vida independiente. Una partitura es como un libro, que cada uno lo interpreta a su manera». Por eso afirma que la música es el arte que mayor alcance tiene. «Una partitura te lleva a mundos a los que una biografía de un compositor no te puede llevar. La música te transporta al lugar donde fue compuesta. A través de la música tu alma sabe lo que sentía el compositor». Con la madurez, reconoce que intenta documentarse más sobre los autores, aunque «nada te da tanta información como la propia partitura».
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Futuro prometedor
Leticia Moreno tiene en su violín a su compañero de viaje, un Gagliano de 1762 del que apenas se separa, ni en vacaciones. Vive un momento muy intenso de su carrera, con un calendario muy exigente, en el que tiene que ser «muy versátil, porque estoy tocando obras de todos los tiempos, y muchas nuevas», lo que le exige ser «muy rigurosa y estudiosa». Dice que disfruta mucho cada semana, «porque toco algo diferente». Entre viaje y viaje, intenta sacar tiempo para estar con su hijo, aunque «encajar el estudio es lo que más cuesta. Hay que meter muchas horas y encontrar momentos de calma para ello».
Tras su participación junto a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, la violinista está a punto de vivir «el proyecto artístico y personal más emocionante», porque de la mano de Andrés Orozco y la sinfónica de Houston, estrenará en septiembre la obra para violín 'Aurora', que está escribiendo el compositor Jimmy López. «El viernes que viene me mandarán la partitura y estoy deseando interpretarla».
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