El Museo Vasco del Ferrocarril cuenta con «una joya más»

Entre los numerosos planos, historias, documentos históricos y locomotoras que el visitante puede encontrarse en las cocheras y en el propio Museo del Ferocarril de Azpeitia, se une ahora «una joya más». Desde este jueves, los que se acerquen al museo del tren podrán conocer de primera mano la memoria del antiguo Ferrocarril Vasco-Navarro, conocido también como El Trenico. «He acumulado un gran número de fotos, documentos, publicaciones escritas, películas y decenas de conversaciones con empleados del ferrocarril, o con sus familiares más cercanos que sería una pena que, al faltar yo, se perdieran», asegura Jabier Suso, que se define como «rescatador de historias» y que ha donado su trabajo al Museo de Azpeitia.

Durante 25 años, este gasteiztarra ha indagado y recorrido numerosos archivos además de entrevistado a infinidad de personas, «bien trabajadores o descendientes de ferroviarios» por diferentes pueblos y desea ahora «ponerlo a resguardo y en buenas manos», dice, para todos aquellos estudiosos de la materia que tengan la intención de realizar alguna tesis doctoral, por un lado, o «para que alguien más erudito, porque yo noy historiador,-dice, haga algo más estructurado».

De momento, el arduo trabajo está en manos de Juanjo Olaizola, director del Museo, que asegura que «se trata de un documento muy interesante para poder recuperar un fondo tan variado porque es un ferrocarril muy particular».

El trazado del ferrocarril vasco navarro se extendía desde Bergara pasando por Gasteiz, hasta Estella, a lo largo de 140 km. Su construcción duró más de 40 años inaugurándose finalmente en 1927 y dos años más tarde se electrificó completamente haciendo de 'el trenico', como se le conocía, la línea férrea de vía métrica más importante de la Península Ibérica.

En la nochevieja de 1967 este tren fue clausurado por su falta de rentabilidad y en poco tiempo fue desmantelado y su material móvil, aún viable, repartido por todo el país.