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'The Walking Dead'.
Pasión por los zombies

Pasión por los zombies

Los muertos vivientes apasionan a los espectadores a raíz del éxito de 'The Walking Dead'

Mikel Labastida

Jueves, 5 de noviembre 2015, 19:51

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Detrás de los zombies siempre ha habido mucha simbología, metáforas e imágenes. Están presentes en nuestro día a día e incluso en el vocabulario cotidiano que usamos. A veces nos levantamos como zombies (tras una mala noche, o muy buena) y otras caminamos por las calles de modo muy parecido a ellos con la mirada clavada en los móviles. Hay quien defiende que la moda con estos personajes del más allá va y viene en función del momento económico y social que atraviesa la sociedad. El escritor Manuel Loreiro, autor de la saga 'Apocalipsis Z', desarrollaba esta teoría hace unos días en un programa de Canal +. "Los zombis aparecen siempre en los momentos de crisis, son una metáfora de nuestros miedos. La moda ha tenido un comportamiento muy Guadiana y siempre coincide con momentos de crisis. Aparece a finales de los sesenta, en plena crisis de los misiles de Cuba, en plan vamos a morir todos. Vuelve a aparecer en los ochenta cuando estamos en el final de la Guerra Fría, ¡vamos a morir todos otra vez! Surge de nuevo con el remake de 'La noche de los muertos vivientes', que coincide con la gripe del pollo, las vacas locas... Y más tarde reaparece en plena crisis económica", explicaba con acierto.

Con esta última aparición se refería al estreno de la serie 'The Walking Dead' en el canal estadounidense AMC, que fue acogida con gran entusiasmo y que continúa logrando el favor del público seis años después. Quizá en esta pasión por los zombies tenga mucho que ver que es un terror muy próximo a nosotros, a que no nos resulte tan extraño convivir con y como zombies. Se seguía una tradición catódica que nació en la gran pantalla con el documental 'White zombie', estrenado en 1932 y al que sucedieron cintas míticas como 'Yo anduve con un zombie' de Jacques Tourneur, 'La legión de los hombres sin alma' de Victor Halperin, 'La noche de los muertos vivientes' de George A. Romero o más recientemente '28 días después' de Danny Boyle o la española 'REC' de Jaume Balagueró y Paco Plaza.

'The Walking Dead' surge de un cómic que se publica desde el año 2003 mensualmente, escrito por Robert Kirkman y dibujado por Tony Moore primero y Charlie Adlard después y que reflejaba las aventuras de un grupo de personas que luchan para sobrevivir después de un apocalipsis zombie. El hecho de que ya hubiese un grupo amplio de fans de las historietas impresas ayudó en el arranque de la ficción, como sucedió con 'Juego de Tronos', porque aseguraba una base de seguidores nada más empezar a emitirse. También se exponía a un juicio más duro.

Pero eso no es suficiente para convertirse en un fenómeno de sus dimensiones y más teniendo en cuenta que la serie se emite en Estados Unidos en una emisora por cable a la que no tiene acceso un público masivo. No hay duda de que 'The Walking Dead' cuenta con una factura técnica intachable, que concede un 'realismo' a las tramas del que han carecido incluso algunas producciones cinematográficas. A nivel narrativo además la ficción presta atención a la acción (persecuciones, sustos y muertes) pero también al drama, es decir, profundiza en las razones por las que se ha producido el apocalipsis y cómo se enfrentan a él los supervivientes y se detiene en analizar a los personajes. Son protagonistas con una carga emocional, con problemas, dudas, inquietudes, frustraciones, y no sólo trozos de carne a los que los muertos vivientes puedan hincar el diente. Sería difícil catalogar esta serie como terrorífica o dramática. Eso es importante porque conquista públicos diversos.

Seis temporadas después el interés de la serie continúa casi intacto. La ficción ha conocido tiempos mejores y peores, episodios de relleno y más intensos, baches y momentos de gloria. Pero no sólo no ha perdido espectadores sino que los ha ganado. Pese a que la crítica no se ha deshecho en elogios siempre con ella. La capacidad de sorpresa no se ha mermado. Esto es meritorio. Sin ir más lejos hace unas semanas los incondicionales no se podían creer que uno de sus protagonistas fuese a morir... De nuevo los guionistas se llevaron a los espectadores al agua. Y más de uno casi se ahoga del susto.

Los buenos resultados de audiencia han propiciado este año la aparición de una precuela, 'Fear The Walking Dead', que explica cómo surgió la enfermedad y se ha caracterizado por incidir más en la reflexión que en la sangre. ¿Reflexiones en una de zombies? Sí. El género ha avanzado tanto que se puede desarrollar casi cualquier argumento a través de él.

Así lo demuestra la proliferación de títulos relacionados con los muertos vivientes que en los últimos años se han asomado a la pequeña pantalla desde distintas perspectivas. Una de las más sorprendentes fue la británica 'Dead Set', que con solo cinco capítulos atrapó a los espectadores narrando una disparatada historia que nace en una noche de eliminación del programa 'Gran Hermano' en la que la ciudad está sacudida por disturbios y en la que los zombies acabarán atacando los concursantes del 'reality'. Más de uno desearía seguramente algo similar por estos lares. En sentido literal. En 'Death Valley' también la televisión jugaba un papel importante ya que la protagonizaban un grupo de reporteros que acompañan a policías que han visto cómo zombies y hombres lobo campan a sus anchas por las calles. Más oníricas y menos efectistas resultan la inglesa 'In the flesh' y la francesa 'Les revenants'. La primera se centra en unos muertos que resucitan y se comportan de manera agresiva con los vivos, convirtiéndose en un grave escollo para el gobierno. La segunda también parte del regreso de decenas de personas que habían fallecido y que tratan de recuperar el lugar que ocuparon, físicamente y emocionalmente.

Drama, comedia, terror, acción o suspense. No hay tono que se le resista a una tendencia que ha dejado de ser puntual y se ha transformado en un nuevo modo de contar las cosas. Los zombies vinieron y se fueron, volvieron y se fueron de nuevo. Ahora parece que están decididos a quedarse. Con sangre y con sentimientos.

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