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Jerry Ziesmer, caracterizado como Jerry.

Jerry, el civil que ordenó matar al coronel Kurtz

Coppola incluyó a un misterioso hombre en la escena de 'Apocalypse Now' en la que se explica la misión que deberá llevar a cabo Martin Sheen

Óscar B. de OTáLORA

Jueves, 24 de septiembre 2015, 11:53

"Debe actuar sin ninguna clase de prejuicio". Esta frase es una condena a muerte y la pronuncia un misterioso civil, un silencioso hombre de piel aceitunada con la corbata desanudada, del que sólo sabemos el nombre: Jerry. El escenario es un bungalow, en medio de una comida con cerveza, té helado, roastbeef y gambas, y las personas que escuchan esas palabras son el general Corman, el teniente coronel Lucas y el capitán Willard. Es uno de los momentos claves de 'Apocalypse Now' (1979), una de las obras cumbres de Francis Ford Coppola y de la historia del cine. La sentencia ordena acabar con la vida del coronel Kurtz (Marlon Brando) y la pronuncia un civil que dice lo que los militares se niegan a verbalizar. A partir de ahí empezará el viaje por el río -un remedo de 'La Odisea' en plena guerra de Vietnam- y la peripecia vital de una serie de personas superadas por los acontecimientos. Personas que han superado su límite, según el general Corman, que acaba de terminar su monólogo filosófico sobre el lado oscuro que se adueña de las personas y su advertencia sobre la posibilidad de que el mal triunfe sobre el bien. Pronto olerá a napalm.

Jerry no vuelve a aparecer en toda la película y esa es su única frase en el guión. En la escena, el general Corman -interpretado por G. D. Spradlin y con un nombre que pretende ser una referencia al productor y director Roger Corman, con quien Coppola había trabajado- acaba de narrar la debacle mental de coronel Kurtz, un soldado que, por lo que viene a explicar el general, ha perdido cualquier racionalidad y vive en Camboya rodeado por un ejército indígena que le venera como a un dios. La persona que añade más datos a esta descripción de la locura es el teniente coronel Lucas, -interpretado por un jovencísimo Harrison Ford y cuyo nombre homenajea a George Lucas, que había ayudado con el guión de la película-. Willard, (Martin Sheen) asiste atónito a una conversación en la que intuye que sus superiores le están ordenando perpetrar un delito -ya sabemos en ese momento que él ha cometido otros en nombre del Ejército que debe ocultar- y se plantea si debe matar a un compatriota, a un coronel norteamericano, por mucho que se haya vuelto loco. En medio de la guerra del Vietnam, él, un militar, debe asesinar a un compañero en vez de acabar con el Viet Cong. De vez en cuando, Sheen mira a la cámara, interpelando directamente al espectador.

Jerry está interpretado por Jerry Ziesmer un asistente de dirección al que Coppola recurrió a última hora para que apareciese en la escena. La elección de Coppola no pudo ser más acertada ya que su inexpresividad y su mirada fría reflejan a la perfección la disposición de alguien carente de escrúpulos a la hora de ordenar un crimen. Ziesmer no volvería a intervenir como actor en ninguna película pero su carretera como asistente de director incluye obras como 'Encuentros en la tercera fase', de Steven Spielberg, 'Casi famosos', de Cameron Crowe o 'Annie', de John Huston, entre otras.

La escena está inspirada en unos hechos reales que el guionista John Milius había leído en 1969. Ese año, un grupo de boinas verdes asesinó a un colaborador vietnamita al creer que era un agente doble que también trabajaba para el Viet Cong. Fue una ejecución sumaria y violenta -le interrogaron, le torturaron, lo ataron con cadenas, lo llevaron a un río, le dispararon en la cabeza y le arrojaron al agua-. En Estados Unidos supuso una conmoción más entre los horrores que se estaban viendo en la Guerra de Vietnam y aunque hubo una investigación, el Pentágono retiró todos los cargos contra los boinas verdes implicados. Al parecer, se trataba una operación de la CIA. El guionista Millius hizo que los militares en esa escena aparecieran tensos y circunspectos, de tal forma que se mostrase la conmoción interna que les suponía matar a un compañero. El general Corman frunce el ceño cada vez que tiene que hablar de Kurtz. Lucas tose antes de explicar la misión. Sólo Jerry se mantiene frío. Él es quien asume directamente la orden del asesinato. Para sellar el pacto, ofrece un cigarrillo a Willard. El capitán acepta. El horror se pone en marcha.

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