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La derrota eficaz para conservar la última memoria del PlazaolaUn 29 de agosto de 1994 Xabier Arruti 'Txanka' llegó a Cubillos del Sil, antiguo pueblo minero de El Bierzo, para grabar y fotografiar una vieja locomotora de vapor: la PV-31, conocida antes de su venta a Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) como PSS-6. Era la última memoria viva de la vía del Plazaola. Su intención no fue otra que recopilar material audiovisual realizar alguna exposición o proyección. Sin embargo, su encuentro le fascinó. «Allí estaba, sola, abandonada, en una vía estrecha, en vía muerta. Me quedé contemplándola durante largo tiempo. Era nuestra 'txokolatera'. ¡Qué sensación! Hay que verla para sentirlo», escribía Arruti un mes después de la experencia en el periódico Egin. Ese encuentro de admiración, casi romántico, se convirtió en la obsesión por traer de vuelta a esa máquina que circuló de 1913 a 1943 entre San Sebastián y Pamplona, creando el grupo Tren Txikiko 31 Taldea.
No fue el único que intentó un acercamiento del tren de vapor a su zona de origen. Diez años antes la asociación Amigos del Ferrocarril de Navarra trató de llevársela a Pamplona para tenerla como monumento. El empeño de Tren Txikiko 31 Taldea era tal que lograron reunir 4.000 firmas para que la locomotora volviese a Euskadi, concretamente al Museo Vasco del Ferrocarril de Azpeitia. La razón de llevarlo a un punto neutral fueron la falta de una infraestructura «en condiciones» en los más de treinta municipios por los que circulaba. Se organizaron kalejiras, campañas de sensibilización, exposiciones, envíos populares de postales con la imagen de la 'txokolatera', tuvieron el apoyo del Ayuntamiento de Andoain y de otros del Plazaola...
A la vez, se mantenían encuentros con la Junta de Castilla y León, la Asociación de Amigos del Ferrocarril del Bierzo y el alcalde de Ponferrada, y con o junto a representantes del Gobierno Vasco y el Museo Vasco del Ferrocarril. Fueron negociaciones complicadas, donde las partes estaban muy alejadas como para entenderse. Aunque la locomotora llevaba un lustro siendo «un refugio para yonkis», oxidándose en una vía muerta a la intemperie tras su jubilación a finales de los ochenta, el calado de la PV-31 entre los bercianos rivalizaba con el de los andoaindarras. Ellos también, durante las cuatro décadas de trabajo de la 'mixta' –llamada así por su uso para el transporte de personas y carbón–, había sido parte de su historia.
Tan era así que más de 3.000 personas en Ponferrada se opusieron a que su preciada máquina de vapor se alejase de sus tierras. Para la gente «esa locomotora era suya, la preferida, la última», comenta Txanka echando la vista atrás. «Creo que nosotros cometimos la falta de decir que íbamos a por ella. En vez de ir en secreto, fuimos saltando por encima de las mesas», asegura. Asimismo, por la Junta de Castilla y León ya rondaba la idea lanzada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril del Bierzo de crear el Museo del Ferrocarril de Ponferrada, que no se materializó hasta 1999. Con la posibilidad de tener una PV-31 restaurada y funcional como gran atractivo, además de ser «un ejemplar único», como apunta el director del museo del ferrocarril de Azpeitia, Juanjo Olaizola, las posibilidades de devolver a la 'txokolatera' a Euskadi eran remotas.
Después de muchos viajes y reuniones, el consenso llegó en forma de permuta, aunque sin la que circulaba por la popularmente conocida como Tren Txiki. El Museo Vasco del Ferrocarril daría una antigua locomotora diésel de Cementos Rezola que tenían, mientras que el Museo del Ferrocarril de Ponferrada entregaba la máquina tipo Euzkadi PV-12, alias FV-56 'Urko'. Olaizola rechazó la PV-11 (FV-52 'Pasagarri') como tren a intercambiar, ya que su estado era «mucho peor» y era el mismo modelo que también recorrió la red de la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados.
La 'txokolatera' estuvo codiciada por otros cinco museos junto con el de Azpeitia: Valencia, Cataluña, Alemania, Inglaterra y Suiza. No obstante, nunca salió de El Bierzo. Dos años después de la firma de la permuta y de la inauguración del museo berciano, se encendió por primera vez tras su restauración en los talleres de Mecalper. Marino Castro la hizo rugir 17 años después, exfogonero en la ruta Ponferrada-Villablino. Ahora este viejo tren centenario puede visitarse en Ponferrada, para que todos los nostálgicos del Plazaola y de la 'mixta' puedan unirse. La 'Urko' silbó en Azpeitia en 2003, en una restauración que prácticamente fue como si «volviera a nacer», expresaba entonces el director Olaizola, y circula en ocasiones especiales.
¿Qué pasó con Tren Txikiko 31 Taldea? Dos años después de revolucionar Andoain y a parte de la comarca del oeste de León, la agrupación se disolvió tras entender que habían conseguido sus objetivos, y dejaban a las instituciones el papel de seguir luchando por esa última memoria del Plazaola a Euskal Herria. El valor «romántico» por este tren se tornó en toda una hazaña donde la derrota, si es que puede llamarse así al no trasladarla a Azpeitia, originó una labor eficaz de revalorización, restauración y contribución al patrimonio histórico del ferrocarril vasco. Y todo ello por la añoranza de un hombre interesado por el Leitzaran. Ese germen de pelear por la historia del entorno no se disipó, y en 2003 surgió Burdina Taldea de la mano de Xabier Arruti 'Txanka', aquel inocente aventurero en Cubillos de Sil.
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