Un vehículo de la Ertzaintza esta mañana frente al portal donde residía el fallecido De la Hera

Hallan atado a una silla y con signos de asfixia el cádaver de un hombre en su piso de Irun

La Ertzaintza investiga la causa de la muerte del varón cuyo caso ha quedado bajo secreto de sumario

Miguel Ángel Mata

San Sebastián

Jueves, 10 de abril 2025, 12:23

El cuerpo sin vida de un hombre que apareció atado a una silla y con signos de asfixia fue hallado el miércoles por la tarde ... en su domicilio de Irun, en el segundo piso del portal número 7 de la calle El Pinar. La Ertzaintza ha abierto una investigación para esclarecer los posibles orígenes del suceso, que ha quedado bajo secreto de sumario y, por tanto, sujeto a restricciones de información. No obstante, fuentes próximas al caso han revelado a este periódico que se trata de un varón de origen venezolano.

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La noticia ha sorprendido a los vecinos del fallecido, que ya el miércoles por la tarde barruntaban que algo grave había ocurrido en el inmueble. «Hacia las 17.30 horas llegó la Ertzaintza, y cuando vimos que al rato llegaban también lo que parecían forenses y otras personas ligadas a investigaciones criminales ya intuímos que había sucedido algo gordo», explicaba a este periódico una vecina del portal. Los diferentes agentes policiales, judiciales y sanitarios estuvieron varias horas en el inmueble hasta que el cuerpo fue retirado «pasadas las 23.00 horas» para ser trasladado al instituto anatómico forense para efectuar la autopsia que ayude a determinar la causa del fallecimiento.

Una dotación de la policía autonómica se encargó desde el primer momento de custodiar la vivienda, que a mediodía de este jueves ha quedado precintada.

La noticia ha causado desconcierto entre los habitantes del edificio, que en un primer momento sospecharon que podría haberse tratado de un caso de violencia machista. De hecho, esta mañana algunos de ellos todavía afirmaban que la víctima era una mujer.

Según el relato coincidente de varios vecinos, la víctima residía en su vivienda en régimen de alquiler y no se relacionaba demasiado con el vecindario «más allá de los habituales saludos de cortesía», coincidían un par de vecinas que aseguraban no conocer al fallecido «más que de vista por cruzarnos alguna vez en el portal o el ascensor».

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Se trata de un varón de «entre 50 y 60 años, en torno a 1,75 metros de altura y complexión robusta» que responde a las iniciales L.I.

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