Se reanuda la búsqueda del migrante desaparecido en el río Bidasoa que podría prolongarse varios días

La documentación encontrada el sábado –entre la que había un pasaporte Covid– permitió identificar a dos de los migrantes en tránsito. Ambos habían pasado por el recurso de Hilanderas, en Irun, adonde este fin de semana han llegado más de setenta, según la red de acogida, la mayoría de origen senegalés. La aparición de dos mochilas y otras prendas ayer se sumaron al anorak y el teléfono móvil localizados la víspera. El responsable de protección civil y coordinador del operativo, José Antonio Fernández, no quiso sacar conclusiones precipitadas porque «es una zona en la que suelen aparecer ropas y objetos arrastrados por las aguas».

La Ertzaintza investiga si estos objetos pertenecen a la personas desaparecida o a alguno de sus acompañantes en la ruta migratoria vascofrancesa, que el año pasado dejó tres víctimas mortales en el río Bidasoa –un cuarto se suicidó en la orilla– y otras tres en las vías del tren a su paso por Ziburu.

Tras los últimos acontecimientos, la búsqueda se centra a partir de hoy en los horarios de bajamar. El operativo se ha retomado a las ocho de la mañana pendiente de las ramas que puedan encontrarse en el fondo del río Bidasoa. Los técnicos creen que el cuerpo podría estar «enganchado» y, en ese caso, solo se podría localizar cuando la marea sea baja, es decir, hacia las 8.12 horas de esta mañana o las 20.25, cuando está prevista la siguiente bajamar El helicóptero de la Ertzaintza que se sumó ayer al operativo finalizó su trabajo sin éxito.

El agua del Bidasoa se encontraba ayer a 8 grados. Las frías temperaturas pueden retrasar aún más la subida del cuerpo a la superficie, en caso de que se encuentre ahogado en el fondo, según los técnicos, que a última hora de ayer barajaban dos escenarios: «Que la corriente haya llevado el cuerpo hacia la bahía y después al Cantábrico, o que haya quedado enganchado a ramas al fondo, en la zona de Txingudi-aeropuerto», si bien se decantaban más por el segunda. El cuerpo del último migrante que falleció en el Bidasoa en noviembre, Sohaïbo Billa, apareció nueve días después de su ahogamiento.

Pese a la recomendación de los voluntarios de no cruzar por el río, muchos migrantes no ven otra alternativa tras no poder pasar a Francia por los puentes o en transporte público. Al mes unas 600 personas en tránsito pasan por Irun, según la red de acogida. La mayoría quieren seguir su camino hacia Europa.