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Nacida hace 82 años en la casa Arestikua del barrio Garagartza, Maribel Lazarobaster está «orgullosa de ser de Mendaro, un pueblo muy tranquilo en el que tenemos todo lo que necesitamos».
Maribel se muestra «conforme» con la realidad actual de su municipio, pero también recuerda con una sonrisa en los labios su infancia y su juventud.
Según cuenta: «Ahora hay diferentes opciones para pasarlo bien, pero antes también las había. En Garagartza teníamos cine y se hacían teatros». Además, añade, «todos los domingos las chicas y los chicos del pueblo íbamos a bailar al caserío Lasalderre de mi amiga Inazia. Disfrutábamos mucho».
Del viejo Mendaro, que se constituyó como municipio el 30 de diciembre de 1983 tras desanexionarse de Elgoibar y Mutriku, Maribel también recuerda la gran cantidad de personas que habitaban cada una de las viviendas. «Ahora Mendaro es más grande y hay más edificios pero antes todas las casas estaban llenas de gente, con familias numerosas. Nos conocíamos todos y nos llevábamos de maravilla», señala.
Tampoco se olvida de los famosos bizcochos de Mendaro que Marcela Osoro preparaba en el piso superior de su casa familiar. «Solían ir a la estación con un cesto lleno de bizcochos y cuando paraba el tren los vendían», recuerda. Al mismo tiempo que lamenta que «ya hace muchos años que no se hacen aquellos bizcochos».
Por fortuna, añade, «lo que sí seguimos teniendo en Mendaro son los chocolates Saint-Gerons. Viene mucha gente a visitar el molino con el que muelen el cacao».
Maribel Lazarobaster asumió «hace seis o siete años» la presidencia de la asociación de personas jubiladas Lagun Betikoak. Cogió las riendas cuando la anterior presidenta, Mari Carmen Jusué, enfermó y tuvo que dejarlo. «Nadie quería dar un paso al frente y me animé yo porque no quería que la asociación desapareciera».
Para Maribel, que ha sido modista «y sigo haciendo arreglos», el local de Lagun Betikoak es como su segunda casa. Acude todos los días «a jugar a cartas o a la quina, a charlar o a organizar las distintas actividades de la asociación».
Para las tareas organizativas cuenta con la colaboración del resto de directivos (en la junta son solo cuatro personas) y «especialmente, de Lurdes Etxeberria, que fue secretaria del Ayuntamiento y me ayuda mucho».
Aunque actualmente Lagun Betikoak cuenta con «unos 170 socios», Lazarobaster lamenta la poca asistencia de gente a las charlas y talleres que organizan desde la asociación. «A las excursiones, los viajes y las comidas se apuntan bastantes y los miércoles y los jueves el local se llena hasta los topes para jugar a la quina; pero lo de acudir a las charlas y talleres formativos no acaba de calar». Ella, aún así, seguirá trabajando para que los mayores de Mendaro dispongan de opciones para disfrutar de su tiempo de ocio. Como cuando era una niña.
- – ¿Cómo describiría su pueblo?
– Mendaro es un pueblo pequeño en el que nos conocemos todos. Además, es muy tranquilo. Aquí pocas veces pasa algo raro.
- – ¿Qué es lo mejor que tiene Mendaro?
– Pues que es un pueblo en el que tenemos todo lo que necesitamos: caja de ahorros, farmacia, comercios... y hasta un hospital.
- – ¿Y lo peor?
– No se me ocurre nada malo. Bueno, sí: las riadas en Garagartza cuando se desborda el río Kilimon.
- – ¿Cuál es su txoko favorito?
– El hogar de los jubilados. Voy todos los días. A jugar a cartas o a la quina, a charlar...
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