El creativo legazpiarra con la portada del calendario de EL DIARIO VASCO que lleva su firma.
Legazpi

«Soy un enamorado de Legazpi»

Txakel Urarte ha catapultado hasta la portada del calendario de EL DIARIO VASCO la imagen de la puerta de hierro de Arantzazu hecha en Patricio Echeverría

CRISTINA LIMIA

Sábado, 31 de diciembre 2022, 00:12

Txakel Urarte ha sido premiado un año más (y con éste van cuatro) dentro del concurso de fotografías que ilustran el calendario de EL ... DIARIO VASCO. Esta vez, participa en el anuario de 2023 con dos imágenes, una ha sido seleccionada para ser, nada más y nada menos, que la portada del mismo y otra ha recibido el cuarto premio y sale publicada en la página del mes de enero.

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«Estoy muy contento, primero, porque una de mis fotografías aparece en la portada, que para mí es lo mas importante de un calendario y segundo, por tener dos fotografías premiadas en vez de una o ninguna, soy consciente de que es muy difícil de conseguir en estos certámenes», declara el creativo legazpiarra.

«La fotografía de portada es un detalle de la puerta de hierro de la entrada del santuario de Aran-tzazu, obra de Eduardo Chillida, que, en su día, fue realizada en la fábrica Patricio Echeverría, lo cual le otorga un plus, ya que casi todo queda en Legazpi, seña de identidad que yo intento promocionar desde que tengo uso de razón, porque soy un enamorado de mi pueblo», señala.

«En nuestra localidad hemos tenido y tenemos fotógrafos como la copa de un pino, podemos sentirnos orgullosos»Otra de sus fotografías, tomada en Urbia un día de nieve, ha recibido el cuarto premio e ilustra el mes de enero

La imagen de enero, por su parte, es una bonita instantánea de Urbia bajo la nieve.

Con una cámara desde los 14

«Me gusta la fotografía desde que tenía 14 años, ya he colgado las botas profesionalmente hablando en este campo, me he jubilado, pero sigo con la cámara de fotos como animal de compañía, es una forma de ver la vida de otra manera, ni mejor, ni peor, simplemente desde otro ángulo», indica Txakel.

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«Siempre he dicho que el fotógrafo es quien mejor retrata la vida social, la vida de los demás, la vida en general, pero es el único que no la vive, por él solamente pasan imágenes que congela para la historia», describe. «Alguna vez suelen preguntarme después de un reportaje, ¿te has fijado en aquello o lo otro? Les contesto que no y me dicen ¡pero si lo has sacado en tus fotos!», cuenta como anécdota.

«Sobre todo y ante todo, me considero un buen creativo y la fotografía me mantiene con las neuronas despiertas, aunque cada vez soy más selectivo con los temas que toco y procuro no repetirme demasiado», explica.

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«Parece que ahora todo el mundo puede ser fotógrafo, todos tienen un buen móvil, pero en un momento de su vida pierden todas la fotografías, tarde o temprano... Creo que la fotografía no la hace la máquina súper guay, sino la mirada del alma con la que el fotógrafo, la persona, decide que ese momento tiene su aquel y es entonces, cuando ese instante se queda congelado para siempre en el olimpo», considera.

«Aunque solamente trascienden mediáticamente los concursos que se ganan, detrás de cada uno que se gana hay diez que se quedan por el camino sin buenos resultados, lo bueno es tener fe, no desilusionarse y pensar que el jurado no tiene ni idea de lo que vota, de esta forma, uno sigue siendo el mejor y así, no se desanima para el próximo concurso», explica como secreto de perseverancia y éxito.

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«He sido jurado y participante en muchos concursos, os puedo decir a quienes les gusta este mundo, que muchas veces se han premiado fotografías que no eran las más bonitas, ni las mejor realizadas. Pero si se juntan cinco personas para juzgarlas y de las 500 fotografías presentadas por 120 participantes, estos cinco miembros de jurado coinciden entre ellos, con voto secreto, en elegir 4 de las 30 seleccionadas, da igual el orden que le ponga cada uno, primer premio, segundo, tercero, cuarto... algo quiere decir, algo tienen esas fotografías que, sin ser las más maravillosas a simple vista, les han llamado la atención a todos, es el alma lo que las diferencia, lo que transmiten, aunque alguna esté un poco menos nítida y no cumpla los cánones de corrección. Os lo digo para que no os desaniméis, seguir intentándolo, pues aparte de que es una afición preciosa, recibir un premio por una cosa que has realizado y de la que te sientes orgulloso es lo más bonito que te puede pasar en la vida», reseña Txakel.

«También quiero decir en honor a Legazpi, que aquí hemos tenido y tenemos unos fotógrafos como la copa de un pino, podemos sentirnos orgullosos de todos ellos, profesionales o no, los conozcamos o no, pues algunos no han sido profetas en su tierra, como dice el refrán, pero han tenido un reconocimiento importantísimo fuera de su casa», pone en valor.

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