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Cien años de la histórica fonda de UrbiaCentenario. La posada, cerrada desde este domingo, cumple 100 años desde que el 30 de agosto de 1925 abriera sus puertas para atender a los numerosos montañeros que acuden a este bello enclave
Lunes, 18 de agosto 2025, 20:06
La fonda de Urbia, cuya sorpresiva clausura a pocos días de conmemorar su centenario, ha tenido una intrincada historia desde su inauguración el 30 de ... agosto de 1925. La posada abría sus puertas a los once meses después de la bendición de la ermita.
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La iniciativa partió del alcalde de Segura, a la sazón presidente de la Parzonería General de Gipuzkoa y Araba, con el objetivo de atender a los numerosos montañeros que se desplazaban a este bello enclave. Fue entonces cuando se instaló el primer teléfono público en la cordillera de Aizkorri.
La inauguración de la fonda, según la documentación conservada en del archivo de Arantzazu, reunió a alrededor de 3.000 personas en las campas de Urbia, y tras la misa y bendición del albergue, hubo diversas celebraciones festivas.
La Ertzaintza precintó la fonda en 1993 debido a un conflicto entre el último comprador de la fonda y la Parzonería
Tal y como se recoge en la revista municipal 'Kontzejupetik', durante los primeros años, la gestión de la fonda y albergue corrió a cargo de la propia Parzonería mediante el arrendamiento de su explotación. Pero al cabo de pocos años en diciembre de 1933, en el pleno extraordinario que se celebró en el Ayuntamiento de Segura, se puso sobre la mesa la conveniencia de la venta de la finca como medida para salir de la grave situación económica que atravesaba la comunidad de la Parzonería.
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Tras analizar el tema, decidieron vender el alojamiento de Urbia mediante subasta pública. La fonda fue finalmente adquirida por el zeraindarra Joaquín Muñoa el 14 de junio de 1938, por 13.125 pesetas. Sin embargo, el terreno del lugar donde se encuentra el edificio, así como el solar sobre el que se levanta, continuarían siendo propiedad de la Parzonería.
El mismo día Joaquín Muñoa vendía la fonda a Pedro Etxezarreta, de Zegama. Este regentó la posada hasta 1958, año en que le cedió el negocio a su hija Justa. Catorce años más tarde, como se puede comprobar en la escritura del 31 de enero de 1972, Justa se la cedió a su hermano Martín, que acababa de volver de América.
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Conflictos
Martín Etxezarreta encabezó la fonda durante veintiún años, hasta que en enero de 1993 le vendió la posada al legazpiarra Patxi Alustiza.
Fue entonces cuando se desencadenaron los conflictos entre la dirección de la Parzonería y Alustiza en torno a la titularidad de la posada de Urbia.
Siete meses más tarde, el 28 de julio, la Ertzaintza, en cumplimiento de una orden de la Parzonería, precintaba la fonda. Al parecer, Alustiza hizo a Martín una oferta mucho mejor que la de la Parzonería y acordaron la compraventa. Sin embargo, la Parzonería reclamó el derecho de retracto, es decir, el derecho a ser el primer comprador, y llevó el asunto al juzgado.
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El legazpiarra Alustiza, por su parte, una vez adquirida la fonda, acometió diversas obras de mejora necesarias en el alojamiento (cocina, aseos, doble puerta, dormitorios...).
La Parzonería declaró ilegales los trabajos de renovación emprendidos por Alustiza. Adoptó esa resolución en la asamblea especial del 16 de julio, y diez días después, en vísperas de la gran fiesta de Urbia, ordenaba clausurar el establecimiento.
Cuatro años cerrado
La fonda de Urbia permaneció cerrada durante cuatro años. Desgraciadamente, durante ese periodo falleció Alustiza por una grave enfermedad. y finalmente su hijo Jon Ander reabriría la posada en julio de 1997. Lo hizo en virtud de un acuerdo alcanzando con la Parzonería para la concesión de la explotación de la fonda durante un periodo de 50 años.
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En enero de 1999, Ruper Altzelai y el oñatiarra Mikel Altube se hicieron cargo de la fonda de Urbia. Poco a poco, consiguieron revitalizar la posada desplegando un incansable trabajo y ofreciendo un excelente servicio.
También llevaron a cabo diversas obras de mejora en la posada, y el establecimiento estuvo a su cargo durante 23 largos años, hasta que por motivos de salud, tuvieron que abandonar la fonda y decidieron la transmisión de la concesión. Desde el 23 de julio de 2022 y hasta anteayer domingo, la fonda ha sido gestionada por el matrimonio formado por el elgetarra Peio Bilbao y la azkoitiarra Naiara Romatet.
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Cuestiones económicas han llevado a la pareja a arrojar la toalla y echar la persiana de la fonda. Ahora la gran incógnita estriba en si la centenaria posada se reabrirá a tiempo de celebrar sus 100 años de vida.
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