Julián Sagasta en 1995 durante una de sus visitas a la villa que le vio nacer en 1914. OLIDEN

Arrasate-Mondargon

Organista emérito de la basílica papal

El arrasatearra Julián Sagasta ejerció de organista en la basílica donde ha sido enterrado el papa, y tocó para varios pontífices

Kepa Oliden

Arrasate

Sábado, 3 de mayo 2025

La iglesia de Santa María la Mayor de Roma, donde desde el sábado reposan los restos del papa Francisco, es una de las cuatro ... basílicas papales que hay en la capital italiana. Este enorme templo, cuyo origen se remonta al siglo IV, ha adquirido especial relevancia tras la inhumación del pontífice argentino. Pero, además, guarda una histórica vinculación con Mondragón: un hijo de esta villa, Julián Sagasta Galdos (1914-2005) fue el organista titular de Santa María Maggiore desde 1947 hasta su jubilación en 1989, cuando fue nombrado 'organista emérito'.

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Don Giuliano 'il basco', como era conocido en Roma, era el hijo menor del carnicero Eusebio 'Olatxo', ingresó a los 10 años en el seminario de los Canónigos Regulares (agustinos) de Oñati. Siendo todavía un chiquillo mostró sus habilidades tocando el órgano. En Burgos, en cuyo seminario estudiaban los agustinos, perfeccionó su arte.

Como señalan José Antonio Azpiazu y Xabier Ugarte en su libro 'Julián Sagasta Galdos. Biografía', el talento musical del joven Sagasta florecería en Roma, a donde fue destinado 1932 con 18 años. Amplió sus estudios musicales en el Conservatorio Santa Cecilia, bajo la dirección del celebrado maestro y organista del Vaticano Fernando Germani, logrando el diploma de órgano y composición.

Su bagaje y preparación musical le permitirían terminar la carrera de órgano en tan sólo 5 años, cuando su duración habitual es de 10 años.

Estudió teología en la universidad 'Angelicum', y celebró la primera misa el 22 de mayo de 1937 en la Basílica San Juan de Letrán.

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Estudió contrapunto, armonía y composición en el Conservatorio Santa Cecilia de Roma. En 1947 ganó por oposición el puesto de organista titular de Santa Maria Maggiore,

En 1947 ganó por oposición el puesto de organista titular de Santa Maria Maggiore. Sagasta fue requerido para tocar para los sucesivos papas, desde Pío XII hasta Juan Pablo II.

Pero además de una ingente labor musical, don Giuliano también ejerció una intensa actividad pastoral en la parroquia de San Giuseppe, regida por los agustinos. Durante el nazismo «ayudó a muchas familias judías a esconderse en casas de gente romana conocida, jugándose en ello su prestigio y su seguridad, a la vez de la de quienes le ayudaban en tan humanitaria tarea» señala Azpiazu.

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A consecuencia de la guerra, abundaban los refugiados y los huérfanos. Don Giuliano «se desvivió para ayudarlos» recabando, ropa, comida y medicinas, que conseguía tanto por su condición de sacerdote como de personaje famoso que ya era por entonces.

Baxatoxak

Azpiazu señala que muchos vascos que se acercaron a Roma en épocas en las que se viajaba poco fueron atendidos por Julián Sagasta. Y cuenta que, como organista titular de la basílica de Santa María Maggiore, «algunos turistas vascos presentes en la misa pudieron oír en una ocasión, sorprendidos, sonidos de música popular vasca acoplada al órgano como el tan oñatiarra 'Baxatoxak'. Espléndido en todas las facetas, era capaz de deleitar con un concierto privado, en el propio órgano de la mencionada basílica, a una pareja de vascos recién casados que acudieron a Roma».

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Cuando venía a su pueblo, le gustaba saludar a sus antiguos amigos, hacía excursiones con ellos, y se ponía al día de los acontecimientos que habían sucedido en sus ausencia. «Un día llegó a Gasteiz, donde tomó el antiguo ferrocarril, ya desaparecido, para bajar a Arrasate, y una vez en Gatzaga, se emocionó al ver el Valle de Leintz, y entonó el 'Hara nun diran' a plena voz, para sorpresa y jolgorio de sus compañeros de viaje«.

Este era Julián Sagasta, «artista pero cercano, serio en sus cosas pero entregado a su sacerdocio, que ejerció una gran labor pastoral en Roma, a la vez que dejó muestras de su arte como organista y arreglista de obras de órgano».

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José Antonio Azpiazu señala que «tuve el privilegio de conocerle y tratarle en Roma, donde estudiaba filosofía en la Gregoriana, y para mí ha sido un placer contribuir a su homenaje con una biografía y con estas cortas líneas».

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