Obra de ingeniería popular de Km0

El desaparecido puente de Uribe, demolido el pasado día 1, constituía un ejemplo notable de ingeniería popular. Una obra posiblemente realizada en 'auzolan' o trabajo comunitario y en cuya construcción se empleó piedra sin labrar y obtenida en las inmediaciones, lo que hoy llaman 'kilómetro 0'. Así lo cree el historiador Ramón Ugalde.

Este viejo puente llevaba décadas inutilizado desde que quedara encajonado entre las industrias que proliferaron en este antiguo entorno rural.

Su primera mención documental data probablemente del siglo XV, como recoge Txipi Ormaetxea en su 'Arrasateko Toponimia' (Euskaltzaindia, 1996). El nombre de 'Uribarrico Çubia', citado en 1466, correspondería presumiblemente al puente de Uribe, señalan desde Arrasate Zientzia Elkartea (AZE).

Ugalde aventura la hipótesis de que fueron los propios vecinos quienes acometieron la obra, en un alarde de ingeniería popular, posiblemente en una tarea lleva a cabo en auzolan.

La justificación de su construcción, señala Ugalde, podría ser la de unir los caseríos de la margen derecha con la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza de Uribarri.

Este historiador comparte asimismo la hipótesis de algunos investigadores que creen que el verdadero puente de Arimazubi sería éste de Uribe, porque era el camino que obligatoriamente tenían que seguir los anderos y el cortejo fúnebre para llevar el cadáver a la iglesia.

Más allá del debate sobre su origen y su antigüedad, uno de los valores del desaparecido puente residía en su arquitectura «sin arquitecto». De hecho, como señala el profesor de historia jubilado Ramón Ugalde, la forma del arco «no cumplía las normas estrictas de arquitectura, tampoco era simétrico». Pero «sin menospreciar los edificios de arquitectura formal», Ugalde opina que «deberíamos poner en valor estos elementos de arquitectura popular». Este tipo de trabajos tiene una «gracia extraordinaria, y el puente de Uribe tenía su aquél: el muro de un lateral más alto que el otro, hecho con piedras sin labrar, y tal vez las piedras se sostenían unas con otras sin mortero».

Esta técnica de construcción de arcos se observa en las caleras, afirma Ugalde, pero la luz (longitud) del puente de Uribe «es algo mayor y por eso este historiador se atreve a afirmar que constituía una «hazaña de ingeniería construir un puente de estas características con ese material y con esa luz».

Ugalde duda de que los técnicos actuales sean capaces de repetir la obra que los vecinos de Uribarri realizaron con los recursos del entorno, principalmente piedra caliza margosa.

Ramón Ugalde recalcaba que las magníficas obras realizadas en los ríos por nuestros predecesores (presas, puentes, muros, molinos...) «humanizaban los cauces».

Más tarde, con la industrialización «se perdió todo el respeto al río y así se realizaron desvíos fluviales que hicieron desaparecer los riachuelos o los meandros, canalizaciones de las riberas con hormigón, cobertura de arroyos en tramos muy largos, plantación de especies vegetales exóticas en las márgenes...»

Y la consecuencia ha sido la destrucción de muchos puentes; como los de la Concepción, el de Ikutixo, el de Etxezarreta... Este último, señala Ugalde, «fue destruido con las obras de construcción de la depuradora de Epele. Afortunadamente se desmontaron las piedras del puente y se guardaron en el interior del establo de Etxezarreta... pero allí continúan por desgracia».

Cree Ugalde que si se hubieran mantenido estos puentes, las riberas de nuestros ríos «serían más agradables y conservaríamos alguna conexión con los hombres y mujeres de nuestro pasado. El patrimonio arquitectónico es también una memoria histórica».

Temas

• Arrasate/Mondragón