La enfermedad, un lugar de encuentro
Una paciente de cáncer impulsa un grupo terapéutico y de apoyo para gente que sufre. Las personas interesadas pueden acudir mañana a una reunión en San Sebastián
CRISTINA TURRAU
Martes, 26 de enero 2010, 08:54
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Un lugar de encuentro para personas cuya enfermedad les ha cambiado la vida. Es lo que propone Elena Ibeas, paciente de cáncer, una enfermedad que ha removido la suya de arriba abajo. Ella fue la que se puso en contacto con los profesionales de Ikertze, asociación con 27 años de andadura, que apuesta por el arte como herramienta para sacar lo mejor de las personas. Se propone crear un grupo de gente con una enfermedad que haya supuesto un antes y un después en sus vidas. El grupo contará con el apoyo de profesionales de Ikertze para la realización de diversas actividades. Las personas interesadas están convocadas a una reunión que se celebrará mañana, a las 20 horas, en la asociación Ikertze, en la plaza Txalupagillene 2, bajo, (calle Matía), en el barrio del Antiguo, en Donostia.
La enfermedad será el punto en común del grupo que quiere fundarse en Ikertze para, a partir de ahí, avanzar. «La enfermedad te aísla», explica Elena. «Es muy importante contar con un 'txoko' de apoyo en el que la gente comprenda lo que estás pasando. No tiene por qué ser algo triste. Los temas se tratarán de la manera en que cada uno estime conveniente. En las actividades que hemos previsto habrá lugar para el gozo, lo lúdico, lo imaginativo y lo divertido».
Elena Ibeas tiene claro que su camino está aún repleto de dificultades, pero no tira la toalla. Todo empezó en 2004, cuando le diagnosticaron un cáncer. Reaccionó asombrosamente bien. Trabajaba en el sector inmobiliario y continuó con su empleo, aunque a los pocos años su enfermedad se complicó. Pero también entonces se sintió fuerte y con capacidad para superarla.
«No sé si fue por decir 'aquí no pasa nada', pero yo seguí para adelante. Ahora pienso que tenía que haberme replanteado algunas cosas. Pero cada uno busca sus escapes. Trabajé durante tres años y después vino el batacazo. El sector inmobiliario entró en una crisis total y me he visto obligada a dejar mi empleo. Todo lo que me sostenía en mi trabajo se ha ido para abajo. Y la enfermedad había avanzado algo. Fue un 'shock' tras otro. Te ves obligada a parar porque no tienes otra opción. Y entonces miras para adentro».
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Elena Ibeas ha encontrado algo con lo que no contaba. «Me he hecho más espiritual y la cuestión se ha convertido en algo vital para mí. Es algo que quizás pueda plantearse en nuestras reuniones».
Su camino de parada es también un camino de 'cruz'. «Estoy intentando encontrar cosas, pero me está costando mucho. Llevo así desde antes del verano. Tuve que centrarme en la enfermedad. Hubo un error de diagnóstico muy gordo y tuve que pasar por ello y por médicos que te atienden con gran monotonía».
«En buenas manos»
Ahora se siente en buenas manos y ha podido relajarse en lo que respecta a su enfermedad. «Ha sido un descanso».
Analiza su situación con entereza pero aún se siente frágil. «Este año pasado ha habido días que he estado hundida. He tenido grandes descalabros en temas de trabajo. He sentido el refrán de 'a perro flaco todo le son pulgas'. He contado con el gran apoyo del padre de mis hijos, que está resolviendo algunos problemas porque la energía no llega para todo. He logrado subir pero ahora me falta una directriz. Quiero canalizar mi vida en el área de servicio a los demás o temas de voluntariado».
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Espera sacar fuerzas. «La enfermedad quizás pueda conmigo pero tengo mucha energía. Estoy acostumbrada a moverme mucho. Y no tener un objetivo me descentra. También es verdad que mis valores han cambiado mucho. Me importa la ayuda a los demás y enriquecerme y también pasarlo bien con la gente que se apunte a este grupo. Las enfermedades pueden ser para siempre o en un determinado momento de la vida. Pero pueden cambiarla de arriba abajo. De ahí nuestra propuesta de compartir, escuchar, expresar, crear y abrirse a otras experiencias».
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