Cuando se viven dos noches al día
JAVIER SADA
Sábado, 21 de febrero 2009, 11:01
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Los horarios. Siempre los horarios. Siempre pendientes del reloj. ¿Hay que adaptarse a lo que marcan sus agujas o ellas deben funcionar según nuestras costumbres? Y luego están los que permanentemente juegan con él, que ahora es verano, que luego es invierno... ¡y venga a cambiar la hora!
Menos mal que un día se pusieron de acuerdo los políticos para unificar la hora en todos los países, según estén situados en el planeta, pero aquí, que a las seis son las siete, que a las diez son las nueve... Se quejaba el editorial de EL DIARIO VASCO de hoy hace cincuenta años, porque de nuevo se había propuesto cambiar la hora. Se querían adelantar los horarios laborables. No como en nuestros tiempos, únicamente la hora del reloj por ser verano o invierno, sino la hora del 'currelo'. Se estaba proponiendo cambiar las horas de entrada y salida a la oficina, al taller, a la escuela... Levantarse a oscuras e ir al trabajo a oscuras, flojos y perezosos «cuando en realidad somos tensos y madrugadores», energías que da la luz del sol y elimina la tiniebla de la noche. «El que amanezca tan tarde en la hora oficial influye en el retraso de nuestra vida».
Y la pregunta clásica, ya formulada hace medio siglo: «El cambio de hora, ¿produce ventajas? Y ¿cuáles son éstas?... Porque ¿sabe, usted? Hay muchas personas que incluso se levantan a las siete y a las ocho de la mañana... ¡y hasta antes!, cuando todavía es de noche y resulta que gozan de dos noches: la que han vivido antes de meterse en la cama y la que les espera antes de romper el día, a la hora del desayuno.
¿Por qué no se hace una encuesta para saber a que hora nos levantamos los donostiarras?, porque el número de personas que se levantan antes de las ocho es mucho más elevado de lo que se supone.
Está claro, se decía, que hay tendencia a retrasarlo todo... Se retrasa la hora de entrada al trabajo, la hora del almuerzo, la hora de la cena... Hay quienes cenan incluso a las once y se van a la cama a las doce o más... cuando en todo el mundo se hace exactamente lo contrario. Se ha propuesto adelantar los horarios laborales en nombre de la tradición española, pero ¿quién va a poner de acuerdo al comercio? Las lecherías deberán abrir a primera hora, cuando las amas de casa salen de casa para hacer sus compras, pero para qué van a abrir los bazares, si quienes vienen de la provincia no llegan hasta media mañana? Una tienda de impermeables, ¿venderá más abriendo a las ocho de la mañana?... ¿por qué no dejar que sea el sol el que marque nuestras vidas?
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