Itzulia 2023

La Itzulia busca sucesor de Gino Bartali

No es una novedad, es una revolución. La Itzulia que arranca este lunes ha prescindido de la disciplina más decisiva del ciclismo. El ganador será el mejor en el cómputo de seis trepidantes jornadas en línea. El último que lo hizo de esta manera fue ni más ni menos que Gino Bartali en la edición de 1935, la última antes de que los acontecimientos históricos paralizaran el deporte. Desde que en 1969 se retomara la carrera, siempre ha habido una contrarreloj -o dos- que ha condicionado la clasificación.

No son ajenos a este cambio de paradigma los responsables técnicos de los equipos World Tour. Coinciden en que la carrera será «más abierta» y en que la labor estratégica y táctica que ellos dirigen cobra más importancia que nunca.

El responsable deportivo del conjunto Movistar asume que «una contrarreloj siempre marcaba mucho porque suponía un esfuerzo individual que se traducía en un resultado. Para bien o para mal decantaba la carrera. Si era al inicio, condicionaba el resto de la semana. Si era al final, podía hacer que algunos esperaran. Cuando quitas ese punto tan influyente, la cosa se abre bastante, y sin llegada en alto, como ocurre este año, más todavía. Se puede decir que en los últimos tiempos las cronos y bonificaciones marcan más que la montaña». El beratarra considera que «pueden tener un papel más importante corredores con la característica de ser rápidos para hacer buenos finales». Cree que los directores deberán «pensar cómo hacerlo desde el punto de vista estratégico. Puede haber gente que deje de atacar pensando que va a obtener más ventaja ganando al sprint. Tendrá que intentar romper quien menos capacidad tiene cara a meta. Habrá que ver».

En lo que afecta directamente a Movistar, no pone objeciones. «Nos adaptaremos. Se trata de buscar el equilibrio dentro del equipo. Entiendo que el objetivo de la novedad es buscar el espectáculo. Respeto la idea de variar. Al final, el recorrido tiene sus trampas y tiene unos sitios marcados donde todos sabemos que pueden pasar cosas. Los favoritos siguen siendo los mismos».

El técnico irundarra considera que el cambio relevante en la carrera es «la suma de que no haya una contrarreloj ni tampoco un final en alto. La consecuencia directa es que el abanico se abre mucho más. Cualquier buen corredor puede ganar. Hay llegadas prácticamente cuesta abajo, casos de Leitza y Santurtzi, otras explosivas como la de HIka. No tiene por qué ganar el más fuerte. Puede hacerlo el más listo. Con final en Arrate o una contrarreloj, no pasaba eso». Garate cree que «no vamos a ver un dominador claro. Los periodistas os váis a volver locos escribiendo. Cicistas de segunda línea pueden ser protagonistas». Lo que tiene clarísimo es que «la colocación va a ser fundamental a lo largo de la semana y para eso se necesita tener mucho equipo. La tensión va a ser tan alta que una escapada que puede llevar 5 minutos a 60 kilómetros de meta esté neutralizada a 30. Un equipo con muchos caballos puede acelerar mucho para llevar a los líderes a posiciones cabeceras». En cuanto a sus intereses, reconoce que «me puede beneficiar. No teniendo ese corredor que me puede ganar en la crono, sí puedo estar en la pelea. En este equipo no me quejo de listos».

Prefiere empezar con la reflexión «como aficionado y seguidor a pie de cuneta de la Itzulia de toda la vida. No me gusta el formato. Prefiero que una carrea sea fiel a su ADN». Dicho esto, opina que «lo que va a provocar la ausencia de crono y final en alto es que la carrera sea más tensa y eso no le conviene a la Itzulia, que ya de por sí transcurre por carreteras estrechas. Todos querrán rodar en cabeza y no entran. Eso deriva en peligro de caídas, más ahora que el ciclismo está tan competitivo». Otra lectura que hace el director del UAE es que «puede que el ganador no sea el esperado, sobre todo si hay mucho marcaje entre los principales favoritos».

Para el oñatiarra que dirige las operaciones del Trek «vamos a asistir a una carrera más táctica. No por ser el más fuerte tienes garantizado ganar. Igual sí en el repecho de Hika, pero no en el cómputo de la semana. Los que se muevan antes del último puerto, por ejemplo, pueden tener su opción. El segundo de filas puede jugar un rol decisivo. En ese sentido, tener dos o tres corredores de nivel en un equipo va a a yudar. Se abre un abanico para más de una alternativa. Habrá salsa. Habrá movimiento. Antes, uno sacaba un día 12 segundos y el otro sabía que tenía una crono o un final en alto para contrarrestar ese tiempo. Ahora, ¿dónde cierro ese hueco?, se puede pensar. Ganará uno bueno, seguro, pero no necesariamente el más fuerte en el cuerpo a cuerpo».

Desde la dirección del equipo que llevará el número 1, Zandio asume que «será difícil hacer diferencias aunque últimamente hay muchas carreras que se juegan en muy pocos segundos. Estamos habituados a que las organizaciones cambien. Lo importante es que las carreras tengan tirón. Para nosotros va a ser un poco jaleo, pero entiendo que pueden salir etapas bonitas. Desde luego, serán nerviosas y complicadas para nosotros. Lo importante, como siempre, va a ser tener bien las piernas, aunque es verdad que componentes como la suerte -una avería- o la colocación pueden ser más decisivos».

OPara el australiano afincado en Oiartzun, el cambio de formato afectará de manera diferente a cada equipo «en función de los corredores que tenga cada cual. A unos les vendrá bien y a otros mal. A mí con Pello Bilbao me viene mal y con Mikel Landa bien. Depende. Lo que está claro es que cambia mucho que la única llegada en alto sea la de Hika, que es un repecho de 500 metros. Antes en Arrate se jugaban los puestos y una crono te aportaba referencias. Ahora no puedes esperar. Cada etapa es decisiva. Cada jornada es clave y todas tienen sus emboscadas. Si un día tres corredores van para delante... Se ha buscado que la carrera sea más loca. Creo que puede ser para gente más valiente».

El exciclista también tira de nostalgia, como su colega Matxin. «A mí personalmente me da un poco de pena. Me gustaba la carrera como era. Era propicia para corredores que andan bien un poco en todos los terrenos, con esa crono corta y un final en alto. Además, me hacía ilusión el ambiente que se generaba en las cronos, donde el aficionado se acercaba a los ciclistas o plantaba su carpa con el material para el picnic y se pasaba todo el día en un punto. Ese encanto ya desaparece».