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Con un ojo puesto en el pueblo vecino

Vecinos de Tolosa, Idiazabal, Itsasondo, Beasain y Lazkao observan con preocupación el avance del foco de Ordizia, que ya ha salpicado con los primeros positivos sus localidades

Viernes, 10 de julio 2020, 06:09

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Iñaki Etxeberria, vecino de Tolosa

«Los jóvenes también estamos preocupados por los contagios de Ordizia»

Iñaki, Josu, Jon, Aitor y Marcos, en laplaza del Triángulo de Tolosa Morquecho

Según sus mayores, son ellos los que menos miedo tienen a contagiarse de coronavirus, los jóvenes. También se les señala con el dedo por no respetar las distancias de seguridad ni hacer uso de la mascarilla. A los tolosarras Iñaki Etxeberria, Josu Erauskin, Jon Agirre, Aitor Ansa y Marcos Adarra, de 17 y 18 años, les molesta el reproche. «Aquí todos somos responsables de lo que está ocurriendo. También vemos a gente mayor que no lo cumple», comentan, si bien reconocen a continuación que «cuando salimos a potear o a dar una vuelta por la calle no usamos mascarilla ni guardamos los dos metros entre nosotros». Sin embargo, a raíz de lo sucedido en Ordizia dicen estar «preocupados porque aquí puede ocurrir lo mismo; que empiecen a salir más casos positivos y acabemos otra vez confinados. Por ejemplo, los sábados por la noche en los bares se junta mucha gente y nosotros no tenemos la culpa. Si no, que pongan aforos», plantean. Aunque no suelen salir por Ordizia, conocen casos de amigos que salieron el sábado pasado por el Sarri, el Haka y los bares colindantes, entre ellos «uno de mi equipo de balonmano, que se ha tenido que hacer las pruebas». También señalan que tuvieron que hacer el lunes los exámenes de Selectividad con compañeros de la localidad vecina y «nos hemos podido contagiar porque las PCR se las hicieron después».

Nicolás Castro, vecino de Beasain

«El sábado pasé por la zona de bares y había una barbaridad de gente»

Nicolás es de Tolosa y trabaja en Beasain de jardinero

«¿En Itsasondo también ha habido contagios? A ver cómo acaba esto», se pregunta con preocupación Nicolás Castro al conocer los tres positivos de los que no tenía noticia. Trabaja haciendo labores de jardinería en Beasain, pero se mueve a diario por los municipios vecinos. Este tolosarra de 53 años afirma que «aquí también hay miedo. Es muy grave todo lo que está pasando en Ordizia. Al final se va a acabar expandiendo», lamenta. Él fue testigo de las aglomeraciones que, según asegura, se dieron el sábado pasado en la zona hostelera ordiziarra donde se originó el foco. «Ya no suelo ir pero el fin de semana pasé por ahí y me pareció una barbaridad la gente que había. Según a qué horas, en los bares no se respetan las distancias. La gente está como si no hubiera pasado nada. Tengo primos en Ordizia que se tuvieron que hacer las pruebas», cuenta.

Miren Osinalde, vecina de Lazkao

«El ambiente ya no es igual que hace tres días, hay más cautela»

Miren, con su nieta Neyaen la plaza del Ayuntamientoen Lazkao Morquecho

La mayoría de vecinos de Lazkao lidian con el temor constante al contagio. Apenas les separan 7 kilómetros del foco de infección detectado en Ordizia. «Este virus es muy fácil de expandirse y al estar cerca siempre te da más miedo, te da que pensar. De hecho, el ambiente no es igual que hace tres días, hay más cautela», comenta Miren Osinalde, que a raíz de conocer la noticia ha comenzado a hacer un mayor uso de la mascarilla. Según relata, «ayer estuvieron los ertzainas mandando a casa a gente que no la llevaba puesta en la calle, cosa que me sorprendió porque aún no es obligatoria». También le echa para atrás la idea de que se esté planteando un confinamiento. «Aquí hay mucha costumbre de ir a Ordizia de compras, de tiendas... Reconozco que no es fácil de gestionar, pero ¿la economía va a poder resistir otro palo? ¿Los bares van a poder aguantar otro parón después de haber estado tanto tiempo cerrados? En cuanto abrieron se vio que en el País Vasco somos gente de calle, de poteo... y de la noche a la mañana no puedes cambiar un montón de hábitos», cuestiona.

Candi Aldasoro, vecina de idiazabal

«Por aquí estamos con mucho miedo y respeto a contagiarnos»

Anastasia, Candi, Feli y MaríaJesús desayunan con la iglesia de San Miguel de fondo Morquecho

Lo que está ocurriendo es una vergüenza. ¿Qué nos cuesta ponernos la mascarilla si podemos seguir haciendo la misma vida? Me parece una dejadez, sobre todo por parte de los jóvenes, que no ven el peligro. Creo que deberían confinar Ordizia porque quizá así pasaría antes todo esto». La conversación con Candi Aldasoro, Anastasia Eguiguren, María Jesús Beguiristain y Feli Gorrotxategi, vecinas de Idiazabal y habituales del mercado ordiziarra, resume el ambiente de preocupación que se ha adueñado de este municipio, donde se confirman ya dos casos positivos de Covid-19 relacionados con el brote de Ordizia. «Por aquí estamos con mucho respeto y miedo en el cuerpo a que se expanda el virus y contagiarnos, sobre todo entre la gente mayor como nosotras», comenta Candi Aldasoro, de 76 años, que asegura ir «a todos lados» con la mascarilla, «no como la juventud». El ejemplo lo tiene en casa Anastasia Eguiguren. Según reconoce, «mis sobrinas de 17 años no creo que se la pongan. Estuvieron en la zona de bares -donde se localizó el foco- y les han hecho las pruebas aunque aún no tienen los resultados»,

Unai Aldasoro y Danel Etxeberria, vecinos de Itsasondo

«Hemos pasado de estar más relajados a tener más precaución»

Unai y Danel conversan en un banco guardando la distancia de seguridad Morquecho

Los dos kilómetros que separan Itsasondo de Ordizia parecen acortarse a medida que pasan los días desde que se detectó el foco de contagio. En este municipio hay «mucha costumbre, sobre todo entre los jóvenes, de moverse y salir a potear a Ordizia, también ir al mercado, a hacer compras grandes porque aquí solo hay una tienda y tampoco hay caja de ahorros ni correos. Además, nosotros trabajamos ahí y con todo esto hemos pasado de estar más relajados a tener más precaución. Es cierto que hacemos vida normal y que no estamos obsesionados con un posible contagio, pero se tiene más cuidado», afirman Unai Aldasoro y Danel Etxeberria. Lo observan a diario en los paseantes que cruzan el bidegorri hacia Ordizia. «Todos van con mascarilla», aseguran.Sobre un posible confinamiento, creen que «no es la solución». «Los niños y las personas mayores lo han pasado muy mal encerrados en sus casas y eso lo he vivido con mi madre de 96 años», comenta Etxeberria, que propone seguir con rigurosidad las medidas de higiene y seguridad para evitar un posible aislamiento.

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