Valientes tambores en Azpeitia

Es lo que tiene. San Sebastián se celebra en enero y el invierno siempre es invierno. A alguno a lo mejor le hubiera gustado trasladarla al mes de julio, con San Ignacio –aunque ni así estaría asegurado el tiempo– pero no sería lo mismo. Así que lo único que pudieron hacer los azpeitiarras es pertecharse lo mejor posible para hacer frente al frío y la lluvia, y disfrutar de la Tamborrada con más ganas que nunca después de dos años sin celebración. Porque el tiempo no fue el que, a buen seguro, los participantes hubiesen deseado para este ansiado regreso pero aún así 1.500 titanes salieron a la calle y celebraron por todo lo alto la fiesta.

Para las diez de la noche las 30 agrupaciones que conforman la Tamborrada azpeitiarra ya estaban preparadas junto a Olazko Amaren plaza para arracar el desfile. Los gastadores de Oñatzbidea encabezaban la comitiva. Elegantes, con traje militar francés. Pantalones blancos y casaca azul y roja, galanes dorados y un gran gorro, como corresponde. Les seguían los tambores de Irrintzi. Los cocineros y cocineras mostraban su mejor sonrisa al paso frente a la casa consistorial.

Los pelotaris de Txalintxo, cosacos de Arauntza o los trajes verdes de carlista de la compañía de Sanjuandegi seguían el paso, con breves pausas, antes de continuar hacia Donejakue.

Paradita entre pieza y pieza. Comentarios y mirada al cielo. Los txistularis de Izarraitz-Txoko mantenían el porte. Pasados ya unos metros, se habían olvidado los fríos y las caladas. Los militares británicos de Zokoa, cocineros de Basazabal y Mikeletes de Ziripot, avanzaban.

La fiesta continuaba tras la breve parada en el pórtico parroquial. Los baserritarras de Landeta-Egizale, escoceses de Alkartasuna o tramperos de Ollagorra, ¡adelante! Un desfile multicolor que resalta pese a los chubasqueros. El amarillo uniforme de los cocineros de Loiolabide-Zahar se hace notar. Avanzan. Los Beefeater de Zulozabal, militares ignacianos de Loilatxo, soldados franceses y aguadoras de Itsasi, soldados de Harkaitza y baserritarras de Etxera.

Ya en Erdikale sonríen los arrantzales, quizá los más cómodos en lo que al atuendo se refiere. El chubasquero ayuda, aunque la fiesta la lleva uno por dentro. Quizá es lo que piensan los cocineros de Gure Ametsa, resguardados con plásticos, que hay que cuidar los trajes y este viernes han tenido que madrugar para sacar los barriles de nuevo por la mañana. También es una noche importante para los napoleones de Ardozaleak. Faltan pocos minutos para que reciban un sentido homenaje en el ayuntamiento por su 50 aniversario en la Tamborrada.

Nos ecercamos a la calle Emparan. Continúan desfilando. Esta vez los cocineros de Iraurgi Saskibaloia con sus sombreros granates. Ahí van los tiroleses de Mendizaleak y los de Barratsu con sus trajes de minero.

La comitiva ya debe estar entrando en la plaza pero la cola sigue. Toreros euskaldunes de Zezenzaleak e imponentes músicos de Julian Barrenetxea que nos trasladan al siglo de las luces. La mascarada zuberoarra también está presente con los de Ilunpe. Les siguen los tercios guipuzcoanos de Inpernue, que estrenaron el traje en la última edición. Las personas que trabajaban en el tren Urola también desfilan, con Izarraitzpe. Ya están en la plaza, sólo falta la comitiva de Oilo-Soro con sus atuendos de pastores de la Ribera navarra, que cierran la gran serpiente multicolor.

Todos agrupados. Llega el momento más emocionante: La Marcha de San Sebastián. Ya no importa que se alargue o no el repertorio. ¡Esto hay que vivirlo!

Tras la emocionante noche, este viernes, Día de San Sebastián será el turno de los cerca de 500 niños y niñas que esperan con ansia la celebración de la Tamborrada Infantil. Saldrá a las 12.30. Antes, los azpeitiarras podrán disfrutar de más tambores en la Misa Mayor de las 10.45 donde los de Gure Ametsa y Ardozaleak entonarán la Marcha en la Parroquia.

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