Donostia y sus protagonistas no se visten de fiesta

El día de mañana será muy diferente al que acostumbramos a vivir cada 20 de enero. La pandemia mundial causada por el COVID-19 ha obligado a cancelar, por primera vez en el presente siglo, toda celebración relacionada con el Día de San Sebastián, por lo que la ciudad lucirá una estampa muy diferente a la habitual en su gran día. Los preludios de la fiesta no se han dejado sentir en las últimas semanas y mañana las calles donostiarras quedarán desiertas del sonido de tambores y barriles, y de las mareas de soldados, cocineros, aguadoras, etc. Los habituales protagonistas de la fiesta no quieren dejar pasar este 20 de enero en blanco y relatan cómo afrontan la suspensión de la Tamborrada, a la vez que invitan a disfrutarla en casa.

Recibió «con pena» la noticia de la suspensión de la Tamborrada, pero Nora Pradera ha podido disfrutar, como Aguadora Mayor de Gaztelubide Txiki, de la Tamborrada Infantil grabada en el Victoria Eugenia: «Me pareció muy buena idea apuntarme y cuando me tocó por sorteo dirigir me emocioné mucho». Aunque admite que «estaba nerviosa», el resultado «va a quedar muy bien porque todos lo hicimos genial». Además, a esta alumna de 6º de Primaria de Axular le tocaba salir este año con el colegio, pero no podrá ser y «es lo que más pena me da». Si logra salir el año que viene, le tocará hacer doblete, pero cree «que la experiencia merecerá la pena». Y es que Nora pertenece a una familia «muy tamborrera» y está acostumbrada a vivir el día «muy intensamente». Este año no podrá asistir a la Arriada, su actividad «favorita», pero está preparada para «decorar la casa, por dentro y por fuera, y tocar y dirigir en casa. Estamos toda la familia muy animada y con muchas ganas de disfrutar el día de otra manera».

Con más de 40 años en la comisión de la tamborrada de Aldapeta María, Juan Carlos López participó en el comité de trabajo que el Ayuntamiento llevó a cabo para valorar alternativas pues «era lógico, de sentido común, que no podía celebrarse el día en condiciones normales, pero había acuerdo para realizar algún gesto simbólico y no dejarlo pasar en silencio». Los niños, además, «podrán tener pena, pero son conscientes de lo que hay y cualquier forma de celebrarlo la cogen con gusto». En este sentido, reconoce que, tras este año sin Tamborrada Infantil, los centros tendrán «la problemática de cómo afrontar la próxima edición». En Aldapeta María son los alumnos de 5º de Primaria los que tienen la plaza asegurada y «habrá que valorar qué pasa el año que viene tanto con aquellos que estarán en 6º, pero que no han salido, como con los que estarán en 5º». En todo caso, «es una decisión que compete a cada colegio» y cree que «lo importante es que ningún alumno pierda su año de salir en la Tamborrada Infantil por culpa de la pandemia».

Miembro de la junta directiva de la sociedad Casa Galicia y de la comisión de su tamborrada, Marisa Oria revela que «desde el primer minuto, con el cierre de la sociedad, ya barajamos la suspensión de toda actividad relacionada». El tiempo les dio la razón y, aunque recibió la noticia «con pena», espera la edición de 2022 «con más ganas que nunca». Porque Oria, «muy involucrada» en toda actividad de Casa Galicia, suele vivir cada 20 de enero «un día muy ajetreado, pero ilusionante» en el que «apenas salgo de la sociedad, para tocar y poco más». Mañana tendrá que experimentar una celebración casera, ya que esta exsanitaria es persona de riesgo y está «muy concienciada con la situación. Este año toca quedarse en casa, brindar y tocar la Tamborrada, con la bandera en el balcón y ver a mis nietos vía Skype».

Trabaja como chef en el comedor de la Ikastola Uzturpe de Ibarra, pero Iñigo Yurrita celebra el Día de San Sebastián entre los fogones de dos sociedades antiguotarras, preparando en Santustene la cena de la Víspera y la comida del 20 en Istingorra. Dos citas que suman unos 250 comensales y en las que «estoy en mi salsa, disfrutando mucho. Me encanta mi trabajo y nos sentimos intregrados en la fiesta, gracias al buen ambiente, de barrio, de sociedad, de amistad...». Para Yurrita, el 20 de enero «suele ser un día muy grande» en el que, tras terminar de trabajar, «celebro el cumpleaños de mi hijo y después, aprovechamos para ir a la Arriada, desconectar y disfrutar de la fiesta más a gusto». Mañana le tocará vivir una jornada atípica: «Será un día muy diferente, demasiado quizá». Pasará la fiesta «en casa, con los familiares contados», lo que considera «una pena porque se nos juntan muchas emociones».

Desde hace siete años las tamborradas de la zona Amara, Riberas de Loiola y Morlans tienen como delegado a Jesús Ausejo, desempeñando un papel y un trabajo «del que estoy muy orgulloso, especialmente este año». Tras sondear a las 19 compañías de su área, respaldó en el comité realizado en el consistorio «la idea de hacer algo simbólico y que el 20 de enero no fuese un día más» porque, pese a que «hay quien critica y dice que hay otras prioridades, ya basta de flagelarse. Es positivo y necesario para el ánimo de la ciudad hacer un guiño a la fiesta y exaltar nuestro donostiarrismo». Ausejo apunta que su propuesta «vista la experiencia del confinamiento, fue ceder el protagonismo de la fiesta a los balcones», idea que ha salido adelante y «a la que se puede sumar quien quiera». Y es que a lo largo de todo el proceso, «se ha tratado de respetar esa sensibilidad de quien, por una complicada situación personal, de salud o económica, no tiene ganas de fiesta. Creo que hemos logrado un equilibrio justo entre las dos visiones».

Este músico pasaitarra vive el Día de San Sebastián desde dentro, concretamente con las charangas Arraiketai y Sastakai. Ion Ander Serrano recuerda el 20 de enero como «un día bastante duro, sobre todo porque toco en varios sitios y ando corriendo de un lado a otro, durmiendo poco...». Sin embargo, considera «una faena» no tener Tamborrada este año, ya que «además de no poder estar en un día grande, supone perder esa ayuda económica en plena cuesta de enero». Las bandas se han visto muy afectadas por la pandemia ya que «por las limitaciones de personas están las actuaciones muy paradas. Andamos pendientes de que el LABI nos permita volver a ensayar juntos. Hay ganas de quitarse esa espina». Ion Ander aprovechará esta noche «para cenar gulas y salir al balcón a tocar la Marcha, no sé si con el tambor o algún instrumento».