Agosto guipuzcoano de luces y sombras

Agosto, lejos de ser un mes vacacional tranquilo, se ha presentado ajetreado en el territorio. Han sido muchas las luces y también las sombras que nos ha dejado el octavo mes del año en Gipuzkoa. Una vez finalizado, y ya con el retorno a la normalidad que marca septiembre, toca hacer balance de este mes.

Como principal punto positivo a destacar, este verano ha sido el del retorno a la normalidad prepandemia, lo que se ha dejado notar en cada punto del territorio durante el mes de agosto. Numerosos visitantes han recorrido la costa y el interior guipuzcoanos en un verano sin restricciones de movilidad y en el que ha vuelto a ponerse sobre la mesa la posibilidad de implantar una tasa turística en la capital guipuzcoana, en el conjunto del territorio e, incluso, en el conjunto de la CAV. El debate y la polémica están servidos.

También controvertido fue el plan de ahorro energético que, entre otras medidas, obliga a apagar de noche las luces de fachadas de comercios y edificios, así como las restricciones impuestas a uso del aire acondicionado.

Locales y turistas se han visto atraídos, además, por una programación estival que ha vuelto a su ser. Así, Gipuzkoa ha podido volver a celebrar multitud de fiestas y festivales que fueron suspendidas durante los dos veranos pandémicos. Entre las muchas 'jaias' de barrios y municipios, cabe destacar el retorno de la Aste Nagusia donostiarra, que marcó un hito con la suspensión por vez primera de los fuegos artificiales por las condiciones meteorológicas. Una decisión inédita en la historia de la ciudad, ya que nunca antes el mal tiempo había causado suspensiones, aunque sí retrasos en el lanzamiento.

Meteorológicamente hablando, asimismo, ha sido un mes bastante caluroso y seco, aunque la lluvia quiso hacer acto de presencia, cómo no, durante la semana de fiestas donostiarras, causando cancelaciones de varias actividades tales como los conciertos de Sagüés o la salida de la comparsa de gigantes y cabezudos.

El caos circulatorio ha sido otro de los ingredientes estrella de agosto. Los atascos y retenciones se han dejado sentir casi a diario en el centro de la capital guipuzcoana, pero también en los peajes de Zarautz e Irun. Especialmente sensible ha resultado este punto de la frontera, donde se registraron problemas a principios de mes debido al incendio que asoló a Las Landas, así como hace unos escasos días generados por la operación retorno.

Por la razón que sea, los conductores guipuzcoanos se han visto obligados, muy a su pesar, a convivir entre atascos, bocinazos y retrasos en sus trayectos en coche y moto; un problema y hartazgo al que tampoco ha resultado ajeno el transporte público.

Urge atajar este caos de circulación, como también hay que hacerlo con la invasión de autocaravanas que han estado aparcadas y acampadas en lugares que no les correspondían, generando molestias e inconvenientes de aparcamiento y convivencia a los vecinos.