«Fueron cuatro días muy duros identificando cadáveres»
Joxemari Mitxelena, vecino de Oiartzun, estaba en Jaca cuando ocurrió la tragedia y colaboró como voluntario
En 1996 no había apenas móviles y la información de los sucesos no se transmitía de forma inmediata como ahora. La noche del 7 de ... agosto Joxemari Mitxelena comenzó a escuchar las primeras informaciones sobre lo ocurrido en Biescas a través de la radio. Se hablaba de unas inundaciones y de dos muertos. Al día siguiente este oiartzuarra, que se encontraba en Jaca de vacaciones junto a su familia, bajó a comprar el pan y el periódico y varios vecinos le alertaron de que había ocurrido «algo terrible» y que se necesitaban voluntarios. No se lo pensó, pese a las negativas de su familia. En ese momento las informaciones hablaban de 4 fallecidos.
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Sin embargo, cuando se reunió con el resto de voluntarios, les informaron de que la tragedia era mayor. Las víctimas se contaban por decenas, sin un número exacto. La mayoría se ofreció a colaborar en las labores de búsqueda de cadáveres. «Pero hacía falta gente que los descargara y que ayudase en la identificación con las familias». Esa fue su labor, durante cuatro días «muy duros».
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Sin embargo, cuando echa la vista atrás no se arrepiente de haber sido voluntario. «Esas familias necesitaban apoyo y yo creía que podía dárselo. No me arrepiento, me hizo ser más fuerte», asegura.
Recuerda que las primeras horas fueron caóticas. Muchos cadáveres, familiares que iban llegando y voluntarios que se desmayaban por lo que veían. «Algunas familias vieron hasta 80 cadáveres sin encontrar a su allegado», explica Joxemari, aunque con el paso de las horas se pudo establecer un orden en el que se separaron los cuerpos por mujeres, hombres y niños. «La labor de los voluntarios fue muy importante. Entre que se reconocía un cuerpo y se realizaba la comprobación por las huellas dactilares pasaban horas en las que había que acompañar a las familias, charlar con ellas. Es muy duro tener que reconocer el cuerpo de una persona con la que estabas unas horas antes».
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El de Oiartzun se encargó además de acompañar a los campistas vascos, «que agradecieron mucho mucho que estuviera allí», y con los que siguió manteniendo contacto.
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