«¡Creo que he matado a mi hermano!»
El acusado del crimen de Erandio dijo a los agentes que la discusión se inició cuando la víctima le pidió dinero por pasar la noche en la vivienda familiar
ainhoa de las heras
Erandio
Martes, 12 de abril 2022, 06:04
Los hermanos no siempre tienen que llevarse bien, pero cuesta entender que alguien acabe con un individuo de su propia sangre. Sobre todo cuando el ... motivo aducido es una banal discusión por dinero, aunque detrás se esconda una mala relación de décadas. Faustino C., de 56 años, ingresó este lunes en prisión provisional en la cárcel de Basauri, acusado del homicidio de su propio hermano, Francisco C., de 57, en la vivienda familiar en Erandio la noche del pasado sábado. En sus primeras declaraciones ante la Policía, el presunto homicida alegó que ambos habían discutido porque la víctima le reclamaba dinero por quedarse a dormir esa noche en el domicilio, que pertenecía a sus padres.
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¿Qué ocurrió entre ambos para que la noche acabara en tragedia? Según relató el propio protagonista, divorciado, ese día había mantenido una discusión con un familiar y se fue de casa. Como no tenía otro sitio donde pasar la noche, decidió acudir al domicilio familiar, donde se había criado junto a sus hermanos -se trata de una familia numerosa-, en el número 8 de la calle Obieta, en pleno centro de Erandio.
En la actualidad, en el piso residían el fallecido, Francisco, otro de los hermanos, que estaba fuera, y un hombre al que habían alquilado una habitación. Faustino se presentó en la vivienda y, según dijo después, su hermano le reclamó dinero por quedarse allí a dormir, lo que le enfadó. Entonces, se inició una acalorada discusión entre ellos probablemente pospuesta durante mucho tiempo. Faustino le reprochó a su hermano mayor que llevara años allí viviendo sin haber aportado nunca ninguna cantidad monetaria.
La riña no debió de ser en un tono elevado, ya que ni los vecinos del rellano ni el propio inquilino, que escuchaba música con auriculares en su dormitorio, se enteraron de nada. De los reproches verbales pasaron a las manos. La pelea podía haber terminado de cualquier otra manera, incluso con el nombre de la víctima cambiado. Faustino reconoció ante la Policía que había pegado un empujón a Francisco y que éste cayó al suelo golpeándose en la cabeza. También le pegó con el teléfono móvil. «¿Quieres matarme?», le preguntó Faustino. Y ante su respuesta, le cogió del cuello con las manos mientras éste yacía en el suelo y se produjo el fatal desenlace. Según los primeros indicios recogidos durante el levantamiento del cadáver, la muerte se produjo a causa de una asfixia.
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Ropa hecha jirones
El hombre necesitó unos minutos para asumir lo que había ocurrido. Y, de inmediato, se arrepintió. «¡Creo que he matado a mi hermano!». El propio homicida llamó entre lágrimas a la Policía y confesó el parricidio. Eran aproximadamente las once menos diez de la noche. Una patrulla de la comisaría de la Ertzaintza en Erandio que recorría en ese momento las calles del municipio, muy animado a esa hora después de meses de contención por el coronavirus.
Cuando los primeros agentes llegaron al domicilio indicado por el presunto homicida encontraron la puerta del piso abierta. Él estaba en una habitación, sentado en la cama, con las manos sujetándose la cabeza. Y entre lamentos. «¡Le he matado!», repetía. A sus pies, se encontraba el cuerpo de su hermano. Había manchas de sangre por las paredes y la estancia estaba revuelta, con muebles rotos y esparcidos por el suelo, signo de que se había producido una situación violenta.
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Tanto el supuesto agresor como la víctima tenían la ropa hecha jirones, producto del forcejeo. Uno de los patrulleros comprobó que el hombre tendido en el suelo no tenía pulso. Faustino presentaba una herida en una mano. Los sanitarios de una ambulancia desplazados al lugar confirmaron el fallecimiento de Francisco y recomendaron que el otro implicado fuera trasladado a un centro médico para ser atendido del corte abierto en la extremidad.
Los ertzainas informaron al sospechoso de que iba a ser detenido acusado de un homicidio. Le leyeron los derechos y le colocaron las esposas. Antes de ser conducido a comisaría, el arrestado fue evacuado al hospital de Cruces para recibir las curas necesarias. Una vez que salió de Urgencias, fue trasladado al calabozo.
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A medida que la noticia se iba conociendo, varios familiares y allegados de los dos implicados, muy conocidos en Erandio por su trabajo en la hostelería, se acercaron a la calle Obieta, entre muestras de dolor. Su abatimiento contrastaba con el jolgorio que se escuchaba procedente de la calle de poteo paralela. Nadie podía creer lo que había ocurrido. Los vecinos del municipio, algunos de los cuales habían sido sus clientes en el salón de juegos Joker, donde trabajó de camarero, coincidían en calificar a Fausti, el detenido por el homicidio, como «un buen tío».
Los forenses practicaron ayer la autopsia al cadáver, que confirmó lo que se sospechaba, asfixia mecánica por sofocación, en lenguaje técnico. Había muerto al no llegarle oxígeno al cerebro. Tras ser puesto a disposición judicial en la mañana de ayer y tras prestar declaración, el acusado ingresó en prisión preventiva en la cárcel de Basauri.
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