¿Cómo es la variante dominante?

Dos son las frases que más se repiten cuando se habla de la variante ómicron. Una, que es una mutación del virus más transmisible y por tanto, más contagiosa. Y dos, que su efecto es menos nocivo y genera menos hospitalizaciones para las personas vacunadas. Sin embargo, la variante que ha generado en poco más de un mes el descontrol epidémico en esta sexta ola de la pandemia, confirma algunas certezas pero aún suscita demasiadas incógnitas.

Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, trata de poner blanco sobre negro las características de la variante ómicron. Lo que sí confirma el experto es que aún «no hay signos que muestren una reducción en el incremento diario de casos», por lo que no puede esperarse, señala, «que el pico se alcance ni esta semana ni la siguiente».

La secuencia genómica de la variante ómicron muestra más de 30 mutaciones respecto al virus original de Wuhan (China), muchas de ellas situadas en el gen que codifica para la proteína de la espícula o proteína S.

Las evidencias disponibles indican una transmisibilidad mayor que para la variante delta.

Las evidencias obtenidas hasta ahora indican que existe una reducción del riesgo general de hospitalización para ómicron en comparación con la variante delta. Además, parece haber una reducción sustancial en el riesgo de hospitalización para los casos de ómicron después de tres dosis de vacunas en comparación con los que no están vacunados.

Con ómicron el riesgo de tener que recibir asistencia en Urgencias o de ingreso hospitalario es aproximadamente la mitad del riesgo de delta. El riesgo de ingreso hospitalario desde los servicio de Urgencias de los hospitales con ómicron es aproximadamente un tercio del de delta. Parece que el grado de protección frente a infección grave en personas convalecientes y vacunadas es alto.

La efectividad vacunal contra la enfermedad sintomática sigue siendo menor para ómicron que para delta.

Después de tres dosis de vacuna, se ha estimado que el riesgo de hospitalización por un caso sintomático identificado con la variante ómicron se reduce en un 68% en comparación con personas similares con ómicron no vacunadas contra el virus. Combinado con la protección frente a ser un caso sintomático, la efectividad de la vacuna contra la hospitalización sería del 88% para ómicron después de tres dosis de vacuna. Aunque se observa una disminución en la efectividad contra la enfermedad sintomática, no hay datos suficientes para evaluar la duración de la protección contra la hospitalización, que se espera sea más duradera. La efectividad vacunal contra la enfermedad para ómicron se estima que comienza a disminuir 10 semanas después de recibir la tercera dosis de recuerdo.

No es posible estimarlo con certeza. Todavía no hay signos que muestren una reducción en el incremento diario de casos, por lo que no puede esperarse que el pico se alcance ni esta semana ni la siguiente.

Es pronto todavía para poder hacer esta afirmación. Las mutaciones de los virus se producen al azar y acaban predominando aquellas que representan una ventaja para el virus. Por ello, las que producen mayor gravedad o letalidad no suelen ser las que predominan, más bien ocurre al contrario en el sentido de que se imponen las que significan una menor gravedad, por lo que ómicron representa un signo en ese sentido. Pero existe todavía mucha población en el mundo sin vacunar por lo que las probabilidades de que se produzcan mutaciones, de cualquier signo, son todavía elevadas.