Tras la huella del bilingüismo en el envejecimiento del cerebro
Investigación. El centro BCBL busca marcadores para tratar de predecir enfermedades neurodegenerativas con la ayuda de 200 voluntarios guipuzcoanos
En 2013, cerca de 200 guipuzcoanos de más de 65 años acudieron al Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), en San Sebastián, para participar en un estudio centrado en el papel del bilingüismo en la vejez. Algunos hablaban euskera y castellano, otros solo castellano y algo o nada de euskera, y unos cuantos dominaban un tercer idioma. Había un poco de todo.
En las instalaciones del centro, y controlados por un equipo de investigadores, los voluntarios tuvieron que leer textos, escuchar palabras y realizar pruebas de memoria. Algunas de estas tareas se llevaron a cabo mientras a los participantes se les sometía a una resonancia magnética funcional para fotografiar su cerebro en pleno esfuerzo. Esas fotos permitieron crear mapas funcionales cerebrales en los que se ven las regiones que se activan y cómo se transmite la información entre esas regiones. Diez años después, muchos de aquellos voluntarios e investigadores volverán a encontrarse. Está a punto de comenzar un segunda fase del proyecto.
«Cuanto más elaborado es tu discurso, menos posibilidad tienes de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa»
Ileana Quiñones
Investigadora BCBL
El reencuentro tendrá lugar hoy en el Aquarium de San Sebastián, donde el BCBL ha organizado un acto en el que presentará los resultados de las investigaciones que comenzaron hace una década con la idea de responder a la pregunta de si ser bilingüe contribuye a un envejecimiento cerebral saludable.
«Es algo que se pensaba entonces. Todas las investigaciones hablaban de que había una ventaja bilingüe», explica Ileana Quiñones, una de las integrantes del centro donostiarra involucradas en el estudio. Pero luego se ha comprobado que no sucede exactamente eso. Lo que se ha visto es que «en realidad no hay una ventaja». «Obviamente, el bilingüismo contribuye al envejecimiento saludable, pero lo hace porque incrementa la socialización y el entrenamiento cognitivo, no porque sea una variable aislada. Cuando comparamos una población bilingüe con otra monolingüe, se comportan exactamente de la misma manera».
Gracias a los datos recopilados en 2013, los investigadores del BCBL han encontrado relaciones de dependencia entre la exposición a dos lenguas y el funcionamiento cerebral. Por un lado está el hipocampo, un área del cerebro fundamental para la memoria y el envejecimiento saludable. «Se sabe que su volumen es un predictor de enfermedades neurodegenerativas», afirma Quiñones. Por otro, está el fusiforme, una región crítica para el procesamiento del lenguaje, sobre todo en la lectura. «Ambas zonas cambian funcionalmente dependiendo de si la persona es bilingüe o no», dice la investigadora.
Este hallazgo apunta a que el bilingüismo deja una huella a nivel neural lo suficientemente profunda como para cambiar la forma en la que nuestro cerebro procesa el lenguaje. Y por ello mismo abre vías de estudio para poder llegar a predecir la aparición de enfermedades neurodegenerativas en una persona.
«Lo que queremos ver es si se puede predecir», insiste Quiñones, que pone como ejemplo una de las tareas que realizaron los voluntarios en 2013. «Les pedimos que dijeran en un minuto todas las palabras que se les ocurra que empiecen por la letra 'p' o todos los animales que conozcan», recuerda. «Lo que sabemos es que esta tarea es predictora de enfermedades neurodegenerativas porque a la hora de hacer estos ejercicios, las personas que desarrollan demencias tipo Alzheimer utilizan palabras que son muy fáciles».
Por ejemplo, si se les pide que nombren animales, el hecho de citar los más comunes, como perro, gato o caballo, en vez de otros menos frecuentes, como rinoceronte, se convierte en el indicio de un posible deterioro cognitivo. «Se supone que en la medida en que el discurso es más elaborado y tiene componentes más complejos, menos posibilidad tienes de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa».
Llamamiento
Lo que se quiere comprobar ahora, y esa es una de las razones del encuentro de mañana, es la salud cognitiva de las personas que participaron hace diez años para saber si los datos que se recopilaron entonces están relacionados con su estado actual. Además, el encuentro servirá para que el DIPC presente su próximo proyecto de investigación, que consistirá en «encontrar marcadores tempranos de enfermedades neurodegenerativas a partir de la voz humana». Y para ello necesitan nuevamente voluntarios.
«Una de las cosas que vamos a hacer en este evento es un llamamiento a la población para ver si conseguimos un número muy grande de personas, cuantas más mejor», dice Quiñones. «Estamos buscando mayores de 65 años y en esta primera fase lo único que necesitamos en grabar sus voces contándonos algo, lo primero que se les ocurra. Todos estos modelos predictivos se basan en la participación de miles de personas porque se necesita muchísima información para intentar predecir un fenómeno».
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