Seis de cada diez percances que atiende el seguro de viaje se deben a enfermedad
Las reclamaciones por anulación del viaje, demora o pérdida y extravío de equipaje solo acaparan el 15% del total de las incidencias
Una pareja de Donostia pasa unas apacibles vacaciones en Bali. Un día deciden hacer una excursión por unos arrozales con tal mala suerte de que ella se cae de la bici y se rompe la clavícula. Le tienen que trasladar a un hospital en Indonesia y le escayolan desde la cintura hasta los hombros. Hablan con el seguro y les organizan la repatriación en un vuelo en clase business a coste cero ante la imposibilidad de viajar 16 horas en turista. Por fortuna, este caso real quedó en un susto y su vida no peligró en ningún momento, pero el viaje podría haber acabado en desgracia de no contar con cobertura médica -en Indonesia, resolver un percance de salud puede costar una media unos 300 euros y uno grave, cerca de 18.000 euros-. Y es que, a veces, lo que puede salir mal, sale mal. Como ha demostrado el caso de Álex García, el vecino de Lasarte-Oria que está viviendo una auténtica pesadilla en Tailandia desde que hace dos meses tuvo que ser ingresado de urgencia por una pancreatitis aguda cuando disfrutaba de un viaje idílico con su mujer. Si todo va según lo previsto, hoy será repatriado por un avión militar medicalizado, pero después de vivir una odisea junto a parte de su familia.
«Normalmente en los viajes no pasa nada grave y los seguros están para no usarlos, pero hay un montón de cosas que pueden pasar y ante las que conviene estar protegido», afirma Zuriñe Iturralde, de la agencia Viajar a la Carta, que fue una de las encargadas de tramitar este incidente hace unos años.
Según los datos de la asociación española de aseguradoras Unespa recabados por la plataforma Estamos Seguros, 6 de cada 10 percances que atienden los seguros de viaje se deben a enfermedad, en concreto el 61% de las actuaciones realizadas. Al contrario de lo que se suele pensar, muy por detrás quedan la anulación del viaje (9,4%), la cancelación (5,5), la demora del viaje (3,4%) y la pérdida o extravío del equipaje (2%), según la información aportada por las entidades, una vez analizados un total de 170.734 percances ocurridos en 2022. En estos momentos, la patronal Unespa se encuentra realizando el informe anual de 2023, si bien «las cifras serán muy similares», explican.
Un análisis geográfico de los datos desvela que un tercio de los incidentes que resuelve el seguro de asistencia en viaje ocurre en España y otros otros dos, en el extranjero. Si se comparan sólo los destinos en el extranjero, el país que acumula una mayor cantidad de asistencias es Estados Unidos, donde se produce casi el 11% de los siniestros atendidos por el seguro. Le siguen en la clasificación México (6,2%), Andorra (6,1%), Italia (5,9%) y Francia (5,2%).
¿Y cuánto cuesta ponerse enfermo al otro lado del charco? Unespa explica que el coste de los percances sanitarios que resuelven las aseguradoras varía en función del destino donde se producen. Por norma general, los más caros se encuentran en América y en Asia, y los más modestos, en Europa. Por ejemplo, el siniestro medio en Italia asciende a 260 euros, mientras que en Estados Unidos escala hasta los 925 euros y en Camboya, que encabeza la lista, roza los 1.200 euros. Si el problema de salud se complica o requiere de una hospitalización, la factura puede resultar realmente dolorosa. «El seguro de asistencia en viaje ha llegado a atender percances de 175.000 euros en EE UU y de 134.000 euros en México». Tailandia, donde sigue ingresado Álex García a la espera de ser repatriado hoy, también está entre los cinco países más caros a la hora de tumbarse en una camilla: un problema médico «extremo» alcanza los 113.056 euros.
Es fácil comprobar cómo en cualquier destino (ver gráfico), incluso en el de los países más cercanos, resolver un percance de salud cuesta varios miles de euros.
Si nos tienen que traer de vuelta a casa, de media al seguro le cuesta unos 1.195 euros. Pero en este apartado, como en las atenciones médicas, existen también importantes diferencias. Por ejemplo, regresar a casa desde Guinea cuesta, de media, 15.212 euros, de Mali, otros 10.461 euros; sin embargo, hacerlo desde Francia es bastante menos costoso, unos 1.700 euros.
Cómo actuar
«Aquí tenemos la idea de sanidad gratis y universal y estamos acostumbrados a no sacar la cartera al salir del médico, pero luego vas a otros países y es cuando te das cuenta de lo que cuesta», según comenta la directora de la agencia Basque Destination y presidenta de la asociación de agencias de viajes de Gipuzkoa Bidaikide, Lorea Uranga, que explica que, en caso de sufrir cualquier percance de salud en el extranjero, es importante no acudir a cualquier hospital, ya que no en todos estará garantizada la atención por parte del seguro. Así, «lo primero que hay que hacer es, si tienes capacidad de respuesta, llamar al seguro y ellos te derivarán a un centro médico u hospital que esté cerca de tu ubicación. Hay otros casos en los que las incidencias no son graves, como puede ser una insolación, una gastroenteritis... y te derivan al médico del hotel. Si te prescribe un medicamento o te da una crema, habitualmente el cliente suele anticipar los importes y luego se los reembolsan. Cuando ya existe hospitalización, es el seguro quien paga al hospital. Eso sí, es importante guardar toda la documentación disponible».
Ugarte aclara asimismo que el seguro «siempre es por persona, no por unidad familiar. En caso de los hijos, también hay que hacerles un seguro, tengan la edad que tengan».
En la UCI durante un Erasmus en México o una torcedura en Uganda
A pesar de que los percances de salud son «la minoría», cuando ocurren se quedan grabados. Han pasado ya 20 años pero Lorea Uranga, directora de Basque Destination, recuerda como si fuera ayer la pesadilla que vivió una familia donostiarra en 2004. «Era el típico viaje de Erasmus. La hija se encontraba en México» realizando el intercambio de estudios cuando «sufrió un accidente de tráfico súper grave en Yucatán. Tuvieron que llevarla al hospital, estuvo mucho tiempo ingresada en la UVI, después estuvo en planta, tuvieron que operarle...», relata. Por fortuna, habían contratado un seguro de viaje con una cobertura médica que alcanzaba los 200.000 euros, «que puede parecer mucho dinero y de hecho por aquel entonces lo era», pero «al final el montante de la atención que le prestaron allí alcanzó los 380.000 euros y los padres tuvieron que poner 180.000 porque el seguro no les cubría todo», por lo que al drama humano de tener a su hija ingresada en una unidad de cuidados intensivos se le sumó la factura astronómica que tuvieron que afrontar. Este país no es precisamente de los más económicos a la hora de entrar por la puerta de un hospital. Un percance medio cuesta 491 euros y uno extremo puede alcanzar hasta los 134.442 euros.
Uranga recuerda otro caso, esta vez el de un chico que estudiaba en Estados Unidos. «Se rompió el codo jugando a fútbol pero el seguro de la Universidad (960 euros por curso) sólo le cubría un 70%, así que tuvo que volver a Madrid a operarse, porque eran un montón de miles de dólares y tenía que aportar ese 30%. Decidió volver, le operaron aquí y regresó a Estados Unidos después». En este caso, el seguro le cubrió el viaje a Madrid «porque es como una repatriación, pero tuvo que pagar de su bolsillo el viaje a Estados Unidos otra vez», cuenta Uranga, que recuerda cómo a su hija, durante esa estancia al otro lado del charco, le cobraron «600 dólares por una radiografía para mirarle una muela. Es alucinante».
En la agencia Viajar a la Carta, Zuriñe Iturralde conoció el caso de un hombre que «se torció la pierna en Uganda, se quedó inmobilizado, le tuvieron que llevar a la capital para atenderle, tuvo que estar 4 días en un hotel con asistencia medica y regresó a España en un avión especial, medio tumbado en una camilla. ¿Y si te pasa esto sin estar cubierto? «Aquí el 99,9% de nuestros clientes salen con seguro de asistencia en viaje», aunque reconoce que «muchas veces se adquiere dentro del paquete turístico sin siquiera fijarnos en él».
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