La cuarta ola se ceba en jóvenes y se reduce entre mayores de 80, ya vacunados

Según los datos del Departamento de Salud, de los 916 nuevos positivos detectados el pasado jueves, 172 correspondían a niños y adolescentes de entre cero y 18 años, y 214 a personas en la franja de edad de 19 a 39 años. Por el contrario, se registraron 39 contagios entre mayores de 80. Entre los más jóvenes, la tasa de incidencia es de 512, mientras que entre los mayores este indicador se sitúa en 263.

Quienes peor lo llevan son los adolescentes que tienen entre 17 y 18 años. En ellos la incidencia se ha disparado, con 37 nuevos positivos el jueves, hasta los 988 casos por 100.000 habitantes. También es muy elevada la tasa entre los de 13 a 16 años. 51 jóvenes se han contagiado en las últimas 24 horas, lo que eleva la incidencia a 641

Los más pequeños tampoco quedan libres del virus. Diez niños de cero a dos años y 18 de tres a cinco se han contagiado, lo que sitúa su tasa de incidencia en 347 y 325, respectivamente. En la franja que falta, la de niños de seis a doce años, es donde se ha dado el mayor número de positivos entre los menores, con una tasa de 456 y 446, respectivamente.

En contraste con esta situación, los octogenarios, nonagenarios y centenarios respiran más tranquilos. Pese a que aún deben extremar las precauciones hasta alcanzar la inmunidad rebaño, los datos son elocuentes. La incidencia del virus en este colectivo, el de los mayores de 80, ha caído con la vacunación. Si en plena primera ola esta tasa estaba entre los 1.000 y 2.500 casos, ahora ha bajado a 263.

«La vacuna ha tenido un efecto muy positivo sobre la mortalidad, hospitalización e incidencia» de este colectivo, afirma el epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria de la OMS en Situaciones de Crisis Daniel López-Acuña. Este experto subraya el «importante impacto» del fármaco contra el Covid, e insiste en que el «éxito» será «todavía mayor» cuando la totalidad de los mayores de 80 años hayan terminado la pauta, que en principio sucederá en los próximos días. Las cifras que el departamento vasco de Salud recoge en su boletín diario evidencian el cambio radical que ha experimentado el efecto del Covid sobre el grupo de los más mayores. Ha pasado de ser el más fuertemente golpeado a ser ahora el menos azotado, y con mucha diferencia respecto a otras franjas de edad.

Justo hace un año, el 15 de abril, cuando todavía estaba vigente el confinamiento domiciliario y pisar la calle era un privilegio solo para profesionales esenciales, la incidencia entre personas de 80 a 89 años era de 1.485 por cada 100.000 habitantes, y en los mayores de 90 ascendía a 3.451. En la segunda ola, la jornada con más positivos fue el 5 de noviembre, con 1.547 casos, y el índice de incidencia octogenario fue de 675, con 104 contagios aquel día. En la jornada récord de la tercera ola, el 27 de enero, un mes después de comenzar la inmunización en las residencias, la tasa aún fue de 585, con 84 contagios.

Aquel 15 de abril de 2020, en pleno confinamiento y con las aulas cerradas, la incidencia entre los menores de edad no llegaba a 35 casos por 100.000 habitantes. En las siguientes olas, el colectivo de hasta 18 años siempre ha estado ligeramente por encima de los octogenarios: 740 frente a 675 en el punto álgido de la segunda, 651 frente a 595 en la tercera y, ahora, la proporción es casi dos a uno, 498 por 260. Y la sintomatología es nula o muy leve en la mayoría de los casos gracias al efecto de las vacunas.

La realidad actual en las residencias no tienen nada que ver con la de hace un año. Entonces, el coronavirus acababa de llegar y se vivía uno de los peores momentos de esta pandemia. A la saturación en los hospitales se le unió el desconocimiento por un virus nuevo que, sobre todo, se cebó con las residencias de mayores. En Gipuzkoa, 168 usuarios de estos recursos fallecieron desde marzo hasta junio, en la primera ola.