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Cápsulas de óxido nitroso o 'gas de la risa' desechados en un festival de música. Yui Mok/ PA Wire/ ZUMAPRESS

La policía se pone seria con el gas de la risa

El consumo de óxido nitroso en globos se ha puesto de moda entre los jóvenes, mientras las administraciones se enzarzan a la hora de destruir los alijos incautados

Juan Cano

Málaga

Sábado, 5 de julio 2025, 13:12

La apariencia es inofensiva. Un globo inflado con una cápsula que se adquiere por el precio de un paquete de tabaco y que produce, a la vez, una sensación de euforia y relajación. El cuelgue va acompañado de una risa tonta, de ahí el nombre con el que popularmente se conoce al óxido nitroso: 'gas de la risa'. La cara B no tiene gracia alguna. En Marbella, un joven británico saltó desde el balcón de su habitación creyendo que podía llegar hasta la piscina del hotel, pese a que, por la distancia, era materialmente imposible. Una menor se tiró de un coche en marcha en la autovía en medio de una alucinación. Y un turista sueco de despedida de soltero fue hallado muerto en otra piscina privada. La policía vinculó los tres casos al consumo de 'gas de la risa'.

El decorado en botellones y zonas de ocio ya no sólo lo componen vasos y botellas vacías. Ahora, los servicios de limpieza suelen encontrar unos pequeños cartuchos metálicos esparcidos por el suelo entre los restos de la fiesta. Es el envase habitual en el que se consume el óxido nitroso, que se ha convertido en la droga de moda entre los jóvenes, sobre todo en edades precoces, donde se asocia al vapeo.

En los últimos años, a raíz precisamente de su popularidad, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han elevado la guardia para frenar la proliferación del tráfico ilegal de óxido nitroso para uso lúdico. Mientras las patrullas han intensificado los decomisos en el entorno de los bares de copas, los grupos de investigación han tratado de combatir la distribución e incluso las redes de blanqueo del dinero negro obtenido con esta actividad.

Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil han seguido la cadena que, por lógica, lleva aparejada la incautación de cualquier estupefaciente: decomiso, puesta a disposición judicial, recogida de muestras para el proceso y destrucción. Pero, en el caso del óxido nitroso, hay un eslabón que falla, el de la eliminación del alijo. El 'gas de la risa' se mueve en un limbo judicial que dificulta la lucha contra la distribución ilegal de una sustancia que es legal.

El almacén judicial sólo está vigilado por cámaras de seguridad y ya ha sido asaltado cinco veces por los ladrones, que han ido sustrayendo parte del alijo para devolverlo al mercado negro

El caso más paradigmático ha ocurrido en la provincia de Málaga, en concreto en Alhaurín el Grande, donde se almacena un auténtico polvorín de 'gas de la risa' en una nave de un polígono industrial. En total, 21.308 litros de óxido nitroso que fueron intervenidos por la Guardia Civil a unos traficantes en marzo del año pasado y de los que, por ahora, ninguna administración se ha hecho cargo.

El almacén sólo está vigilado por cámaras de seguridad y ya ha sido asaltado cinco veces por los ladrones, que han ido sustrayendo parte del alijo para devolverlo al mercado negro. Pero ese no es el principal peligro. Varias fuentes policiales consultadas han advertido del «riesgo mayúsculo» para la seguridad y el medio ambiente que supondría una deflagración accidental de semejante cantidad de gas.

El juzgado de Coín (Málaga) que instruye la causa, consciente del peligro, autorizó en julio de 2024 la destrucción y ha enviado escritos a todas las administraciones para su reutilización o eliminación. El problema es que sólo pueden hacerlo empresas especializadas y cuesta entre 200.000 euros –en el primer supuesto– y 700.000 –en el segundo–. El Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), que es el que coordina la destrucción de las drogas intervenidas por las Fuerzas de Seguridad, ha respondido que se escapa a su presupuesto. Procesar un litro de óxido nitroso cuesta diez veces más que quemar un kilo de hachís.

Un policía con décadas de experiencia asegura que el 'gas de la risa' plantea «serios desafíos medioambientales y logísticos», lo que encarece su almacenamiento y su destrucción segura. No sólo por el riesgo de explosión de las botellas llenas, sino por la manipulación de las que, aparentemente, están vacías.

La planta de gestión de residuos de Ca na Putxa, en Ibiza, que junto a la Costa del Sol es la zona más afectada por esta moda, se encuentra colapsada por la cantidad de cápsulas que reciben. Incluso se han registrado varias explosiones, como la que ocurrió el verano de 2023, cuando una botella a punto de ser triturada salió eyectada con tal velocidad y potencia que dejó un agujero en el techo de la nave. Por no hablar del impacto climático, 300 veces mayor que el del CO2, ya que el óxido nitroso puede permanecer más de 100 años en la atmósfera. Es el tercer gas de efecto invernadero más importante, después del dióxido de carbono y el metano.

Cuestión de dinero

El tratamiento es, básicamente, una cuestión de dinero. El limbo, no obstante, obedece a la dificultad de su persecución, ya que no figura en las listas de estupefacientes sometidas a fiscalización internacional. «De hecho, es muy poco probable que llegue a estarlo algún día por los diferentes usos que tiene. Su inclusión pondría muchas trabas a los usos lícitos, lo que no es asumible», explica Claudio Vidal, que es responsable en Andalucía del proyecto Energy Control de la Asociación Bienestar y Desarrollo y un especialista en la investigación de las drogas y sus efectos.

No le falta razón. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica como medicamento esencial. Se vende con receta y se administra por inhalación. Mezclado con oxígeno, el óxido nitroso se utiliza para aliviar el dolor a corto plazo y reducir la ansiedad durante el parto, como anestésico quirúrgico, para el tratamiento de urgencia de lesiones, en procedimientos odontológicos y como parte de la atención al final de la vida. Pero probablemente lo que más ha contribuido a su creciente popularidad es la comercialización de cartuchos pequeños y baratos para fabricar nata montada.

La Guardia Civil en una operación contra el óxido nitroso. EFE / Guardia Civil

Aunque no esté fiscalizado, el Plan Nacional sobre Drogas del Gobierno de España lo considera «droga de abuso y fármaco a la vez». Un informe de la Agencia Europea de Drogas (EUDA) advierte del grave riesgo para la salud de los jóvenes, que lo perciben como una sustancia inocua.

El éxito del óxido nitroso reside en su bajo precio –de 3 a 5 euros por una cápsula de ocho gramos con cuatro litros de gas, lo suficiente para llenar un globo– y sus efectos inmediatos de euforia, relajación e indiferencia. Las distorsiones pueden afectar al oído y a la vista, provocando un estado de ensoñación o psicodelia. En ocasiones, causa alucinaciones.

Alerta sanitaria

En España, los cuerpos policiales han advertido de un aumento de la violencia asociada al 'gas de la risa'. En Países Bajos, el número de incidentes de tráfico –principalmente con bicicletas y patinetes– por la combinación de óxido nitroso y conducción aumentó un 80% en apenas dos años. Las atenciones médicas en urgencias por reacciones adversas se han disparado en los últimos años en Europa: en Dinamarca, los casos aumentaron de 16 en 2015 a 90 en 2020. Ese mismo año se notificaron 134 casos en Francia –frente a los 10 que hubo en 2017– y 144 en Países Bajos.

Hay jóvenes que inhalan el gas directamente de los dispensadores (cartuchos) de nata montada, lo que supone un riesgo «extremadamente elevado» de quemaduras graves por frío. El gas está congelado a una temperatura de entre –40 y –55 grados cuando se libera de estos contenedores, por lo que puede quemar en segundos la nariz, los labios, la boca, la garganta, las cuerdas vocales y los pulmones, según el informe de la EUDA.

Muchos de los efectos crónicos causados por el óxido nitroso están relacionados con la inactivación irreversible de la vitamina B12, lo que afecta especialmente a personas que eligen dietas vegetarianas y veganas con escaso contenido en este complemento. Los bajos niveles B12 aumentan el riesgo de toxicidad crónica, en particular de lesión nerviosa. En Reino Unido se han registrado casos de jóvenes que han acabado postrados en sillas de ruedas por el abuso de esta sustancia.

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