El caso de Salesianos de Deusto generó una gran conmoción social cuando saltó a la luz. Luis Ángel Gómez

El Obispado de Bilbao impulsará encuentros entre religiosos pederastas y sus víctimas

Algunos afectados trasladan la necesidad de contactar con sus agresores y de volver acompañados al lugar de los abusos

Alba Cárcamo

Miércoles, 8 de febrero 2023, 06:44

La Conferencia Episcopal calcula que el 80% de los casos de pederastia eclesial de los que tiene conocimiento han prescrito. Aunque la vía civil esté ... cerrada para la mayoría, las víctimas quieren que se conozca la verdad. La Diócesis de Bilbao está inmersa en un proceso de investigación con el que determinar el alcance de los abusos que tuvieron lugar en Bizkaia. Pero en el Obispado, que lleva tres años trabajando con afectados a través de la Comisión para la Protección de Menores y la Prevención de Abusos Sexuales, pretenden ir un paso más allá y dar un mayor impulso a la reparación a través de la organización de encuentros restaurativos entre víctimas y los sacerdotes o religiosos que las agredieron.

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«Hay que trabajar también con los abusadores. Si hay un delito, pesará una condena sobre ellos, pero hay una dimensión humana que no podemos dejar de lado», advierte en la revista diocesana 'Alkarren Barri' Juli Moreno, representante de la comisión. Es esta entidad, creada en 2019, la que trabaja en una iniciativa que es «todavía incipiente» y que, según ha podido saber este periódico, ha surgido de las propias víctimas. Algunas han trasladado a este órgano su necesidad de establecer contacto con la persona que les hizo tanto daño. Otras quieren, a través de un acompañamiento, regresar al lugar en el que sufrieron abusos.

Portavoces de la Diócesis explican que, por el momento, no se ha celebrado «ninguno» de estos encuentros, pero es el «camino» que quieren seguir. El Obispado lo plantea como un proyecto «a medio o largo plazo», aunque entienden que no será fácil por varios factores. El primero de ellos es la posible reticencia de algunas víctimas: no todo el mundo quiere estar de nuevo ante el horror. Sentarles frente a su abusador, como comprobaron los facilitadores en los encuentros celebrados entre familiares de asesinados por ETA y ex miembros de la banda arrepentidos, requiere de tiempo. Y no siempre se celebra la cita.

En el caso de la pederastia eclesial, los procesos para llegar a esos encuentros tienen «una media de duración de un año y ocho meses». Ese dato lo recoge uno de los trabajos más amplios sobre este tema, 'Justicia Restaurativa en abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia Católica española. Reflexiones, aprendizajes y propuestas desde la experiencia', publicado a finales de año por el doctor en Derecho Julián Ríos con las conclusiones de 25 procesos realizados entre 2018 y 2022. Los mediadores trabajaron en siete encuentros entre víctima y agresor; en doce entre afectados y responsables de las instituciones; en cuatro con profesores de la época de los abusos; y en dos entre religiosos y sus representantes provinciales.

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Otra de las razones que dificulta el trabajo la ofrece Javier Vitoria, exdirector del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao: «Han pasado tantos años que ya no está el sujeto que victimó, se ha muerto». En ese sentido, el Obispado no se cierra a servir como apoyo en casos en los que el delito se cometió fuera de su jurisdicción, en una orden religiosa, ya que algunos de los autores de estas agresiones que se produjeron en colegios dependientes de congregaciones todavía están vivos.

El teólogo subraya que, «si se quiere sanar y cuidar, los encuentros son fundamentales». La intención de la Iglesia vizcaína, según sus portavoces, es «hacer algo similar a lo que se hizo con las víctimas del terrorismo etarra», pero el también exrector del Seminario de Bilbao entiende que habrá «más dificultades» por el tiempo transcurrido –buena parte de los que militaron en la banda terrorista todavía están vivos– y por el tipo de crimen y las heridas que puede dejar «en los niños».

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Aunque en algunos casos no sea posible «encontrarse directamente» con el abusador, Vitoria insiste en que la institución eclesial debe «desarrollar un servicio de restauración» para atender las necesidades de esas personas. «No hay otra vía de reconciliación por cosas tan gravísimas que se han hecho. Si se quiere restaurar, rehabilitar, sanar la dignidad de las víctimas, no veo otro camino que ese», destaca.

La Diócesis que dirige Joseba Segura todavía no ha entrado al detalle de este proyecto, para el que deberá consignar un presupuesto y contar con personas capacitadas y con experiencia. De momento trabajan en otros ámbitos como ofrecer ayuda psicológica porque, insisten, «en la Iglesia tenemos que tener claro que, aunque haya prescrito» el delito, «lo importante es escuchar a las víctimas y preguntarles qué necesitan ahora». Conseguir que «se sientan reconfortados» por la institución.

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Formación a grupos de tiempo libre, Cáritas y catequistas

La «prevención» es la prioridad que se marca la Comisión para la Protección de Menores y la Prevención de Abusos Sexuales. Y entienden que, en ese sentido, es fundamental «la formación». El pasado año recorrieron las diferentes vicarías de la Diócesis presentando la 'Guía para la protección de menores y personas vulnerables', y en este 2023 han dado «un paso más» con unos talleres dirigidos a personas de la Iglesia «que mantienen contacto estrecho» con niños y adolescentes.

Los encuentros, de la mano de integrantes de la comisión y del equipo especializado en terapia familiar Lagungo, están dirigidos, sobre todo, a catequistas, monitorado de grupos de 'scout', postcomunión, iniciación cristiana, proyectos de infancia de Cáritas… Ya se han celebrado en Amorebieta y Algorta y este mes se llevarán a cabo en Bilbao y Zalla. En las sesiones se parte del testimonio de una víctima, aclaran conceptos y reflexionan sobre los factores de riesgo en los entornos eclesiales, además de abordar los protocolos que es necesario desarrollar para conseguir lo que denominan «entornos seguros».

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