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Unos alumnos entran en la Facultad de Magisterio de la UPV, en Donostia. MORQUECHO

Huelga en la UPV/EHU

«Por 800 euros no me compensa dar clases en la universidad»

Personal docente e investigador de la UPV/EHU está llamado hoy al paro para denunciar las condiciones «precarias» en las que trabajan

Aitor Ansa

San Sebastián

Miércoles, 11 de octubre 2023, 02:00

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Jornada de huelga hoy para el personal docente e investigador de la UPV/EHU. Los sindicatos ELA, LAB, CC OO y Steilas llaman a secundar un día de paro a estos profesionales de la universidad pública vasca para denunciar la «precariedad» que atraviesa su personal. A su entender, ese deterioro tiene «razones estructurales» y está relacionado, sobre todo, «con la falta de financiación adecuada» de la institución académica. Cuatro son las principales reivindicaciones: que las sustituciones que se hagan a jornada completa se estipulen como tal en el contrato, que no se sobrecargue a los docentes, un aumento de los salarios y un incremento de la financiación pública para alcanzar el 1% del PIB de la CAV.

Una de las condenas más significativas que hacen las centrales tiene que ver con la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) y «la interpretación y aplicación interesada» que está haciendo el equipo rectoral, sostienen. Esa lectura se está traduciendo –añaden los convocantes– en que «la mayoría» de los nuevos contratos del profesorado sustituto es a «dedicación parcial y con salarios precarios», que en algunos casos no superan los 800 euros brutos.

«Hay muchísimas plazas que no se cubren y la gente que estamos estables en plantilla tenemos que estar cubriendo esas necesidades dentro de nuestro horario laboral, cubriendo lo que haga falta», denuncia en conversación con este periódico una profesora de la Facultad de Educación en Donostia con más de 20 años de trayectoria y que prefiere mantener el anonimato. Esta situación, añade, «tensiona» el trabajo de los demás docentes, ya que «tú ya tienes tu jornada completa y tienes que asumir el trabajo de gente que no se ha incorporado. Los demás tenemos que asumir y apechugar lo que no está cubierto». Esto quiere decir que se pueden ver en la obligación de impartir clases de asignaturas «que no hemos dado en la vida. ¿Yo me tengo que poner a preparar ahora asignaturas nuevas que ni me corresponden? Es una calidad muy mala de trabajo».

La situación no queda ahí. La remuneración es otra de las cuestiones que vienen denunciando en los últimos tiempos. «Los sueldos no se corresponden a las horas de trabajo que realmente realizas», sostiene esta trabajadora, quien desarrolla esta idea con un ejemplo muy sencillo. «Los que están a dos tercios de jornada cobran 800 euros brutos y la gente que está a media jornada, 400 euros. Aunque tengan un contrato de 4 o 6 horas, eso no es real, porque son las clases que dan a la semana. Pero todo eso lleva una preparación previa y posterior. Preparar la materia te requiere quince horas o más por cada clase, y eso no está pagado», dice. Así las cosas, a las personas que se encuentran en esta situación no les queda otra que compaginar varios trabajos. «Tengo compañeras que están limpiando portales para completar el sueldo o que trabajan también en otras universidades», destaca.

La situación se hace extensible a los tres territorios y las demás facultades. «El problema es estructural, pero lo de las sustituciones es ya la gota que colma el vaso, porque con la nueva política de contratación las bajas no se cubren a jornada completa», asegura otro profesor de la Facultad de Magisterio de Donostia, quien se encuentra en estos momentos concluyendo su tesis doctoral. «En el último año había un permiso en el que podías estar un año sin docencia para acabarla. Pero las han quitado ya, en enero fue la última convocatoria. Todo esto te complica hacer tu carrera académica, porque tienes la exigencia que tiene el resto y, además, tienes que terminar la tesis doctoral», denuncia. Hace unos meses, además, fue padre, una situación compleja con la nueva ley de contratación. «La compañera que vino a sustituirme es madre, tiene dos hijos y venía de Vitoria. Quería empezar con el doctorado, hacer su carrera académica en la universidad, pero dejó el trabajo porque cobraba 750 euros y no le cambiaban a jornada completa. Ahora ha llegado la persona que me sustituye, que no tiene cargas familiares y que no sé cómo hará pero vivirá con 750 euros», señala.

Compaginar trabajos

Otro docente donostiarra, que actualmente está inmerso en un doctorado de Economía, estuvo trabajando casi a pérdidas durante más de cuatro años por el sistema de contratación de la UPV/EHU. «Estaba a tiempo parcial, lo que supone una carga de trabajo de 4 horas lectivas semanales más luego tutorías. Me pagaban 420 euros, pero las clases las tenía en Bilbao, con lo que solo en autobús me dejaba 200 euros y pico cada mes. Lo tenía que compaginar con otro trabajo», rememora.

Después de otros dos años y medio de docencia a tiempo completo en Donostia, donde «he tenido que dar hasta 6 asignaturas diferentes», hace unos meses se quedó en paro. Le llegó una oferta hace unas semanas, pero la ha desestimado. ¿La razón? Las condiciones. «Este año me planteo no dar clases porque por 800 euros no me compensa y no voy a poder adelantar el doctorado. Era un contrato basura, en el que no te reconocen ni las labores de gestión ni las de investigación».

El Ararteko pide que los profesores en edad de jubilarse puedan reducir su jornada lectiva

El Ararteko ha recomendado al Departamento de Educación que revise la desestimación de las solicitudes de reducción de jornada lectiva por edad para el curso 2023-2024, cuyo motivo ha sido que las personas interesadas tenían la posibilidad de jubilarse de manera voluntaria. Esta sugerencia se produce a raíz de que varias personas solicitaran la intervención de esta institución en relación con la decisión del Departamento de Educación de no aplicar en su caso la figura de reducción de jornada lectiva por razón de edad. Dicha figura permite reducir un tercio de la jornada lectiva que, con carácter general, tiene atribuida el personal docente de los centros públicos no universitarios, con la obligación de poner las horas resultantes a disposición de la dirección del centro para que esta asigne a quienes obtengan la reducción aquellas funciones concretas, no lectivas, que habrán de realizar. El Ararteko ha explicado que las personas reclamantes incidían en que tal reducción les había sido concedida en los cursos anteriores, pero que sus solicitudes relativas al curso actual fueron desestimadas, con el argumento de que ahora tienen la posibilidad de jubilarse de manera voluntaria. Además, señalaban que, de solicitar la jubilación voluntaria anticipada, su pensión se vería reducida en un elevado porcentaje, aun acreditando en algunos casos más de 40 años de cotización. De esa forma, su única alternativa era la de volver a la jornada lectiva completa a partir de los 63 años.

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