Educación refuerza la detección de alumnos con «altas capacidades»

La OMS calcula que el porcentaje de escolares con altas capacidades supera el 3%. Sin embargo, las cifras de las detecciones que realiza el sistema educativo vasco se quedan a un trecho. En Euskadi, según datos del informe del Consejo Escolar de Euskadi 'La Educación en Euskadi 2019-2021', un total de 841 estudiantes fueron identificados en el curso 2020-2021 con una capacidad de aprendizaje excepcional, poco más del 0,20% del total de población en edad escolar. Se trata de una cifra inferior a los 967 detectados el ejercicio académico anterior.

Si la identificación de su alto coeficiente intelectual no se logra de forma precoz y no reciben la atención necesaria para potenciar sus habilidades, estos cerebros privilegiados corren el riesgo de aburrirse en clase, de perder las ganas de aprender e, incluso, de quedar aislados socialmente. De hecho, a estos alumnos se les considerará, a partir del próximo curso y según la nueva orden de admisión de centros -que regula la matriculación-, como vulnerables y ocuparán las plazas destinadas a tal fin en los colegios que reciben financiación pública.

En la actualidad, la detección de los casos queda en manos de los profesores -que pueden o no estar formados para saber interpretar las señales- o son las propias familias las que reclaman a los centros que hagan un diagnóstico a sus hijos. Ante cualquier sospecha, el centro se pone en comunicación con el Berritzegune zonal y se inician las actuaciones pertinentes vinculadas a unas necesidades de aprendizaje específicas. El Departamento que dirige Jokin Bildarratz busca reforzar la detección de estos alumnos y para ello las pruebas de 'filtrado' se harán a partir de ahora a todos los alumnos de entre primero y sexto curso de Educación Primaria.

La pandemia retrasó el plan para poner en marcha la nueva herramienta que va a implementar el Ejecutivo vasco, una serie de ejercicios que se han probado de manera experimental en varios colegios públicos. Se trata de unos cuestionarios que permiten valorar el ámbito cognitivo, aprendizajes, creatividad e imaginación, área socioemocional, motivaciones e intereses o rendimiento académico.

Educación ha convocado a los directores de los centros públicos y concertados a una reunión virtual -con diferentes turnos en función de la red educativa y de la provincia en la que se ubique el colegio- para explicar los pormenores de este proceso, así como de la formación específica que se ofrecerá a los agentes educativos que cada centro designe para realizar esta tarea.

Según se explica en la carta informativa remitida a los centros escolares, para primero de Primaria, la fase inicial, la de cribado, se deberá completar durante los meses de enero y febrero de 2023, y para sexto, en abril y mayo. En esta fase, el profesorado tutor, con la colaboración del profesorado consultor/orientador, cumplimentará las escalas de observación de las altas capacidades intelectuales. Los profesionales designados en cada centro para acometer esta tarea recibirán previamente un «curso online de formación básica» para el que ya se ha abierto el plazo de inscripción.

La información obtenida tras la prueba de cribado permitirá establecer los indicios de qué alumnado es susceptible de pasar a la segunda fase de detección específica, en la que el profesorado encargado realizará, según se explica en el documento, «observaciones directas, cuestionarios específicos, pruebas complementarias de detección y entrevistas con las familias».

A partir de ahí, y siempre con la autorización de sus progenitores o tutores legales, se podrá componer un «perfil individual». Si éste resulta compatible con altas capacidades intelectuales requerirá el paso a la siguiente y última fase: la evaluación psicopedagógica del pequeño, que además «orientará sobre cómo desarrollar la respuesta educativa a cada alumna y alumno que presente altas capacidades intelectuales».