El parque de atracciones en el que los niños no llegaron a sonreír
Una miniserie recrea ahora la catástrofe del 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernobyl; a menos de cinco kilómetros, en Prípiat, una noria esperaba ansiosa la llegada del 1 de mayo, su momento para comenzar a girar y girar. Pero...
Chernobyl. Una palabra que suena a dureza, a crueldad, a desilusión... No nos engañemos, suena a catástrofe, a muerte lenta, a desolación... El 26 de abril de 1986 el mundo cambió. Lo hizo en la Unión Soviética, a no muchos kilómetros de Kiev, a poco menos de 700 kilómetros de Moscú. Ahora, una miniserie de HBO recrea lo ocurrido durante esos días en los que la batalla, lejos de enfrentar a hombres contra hombres, fue contra lo invisible, contra lo desconocido. ¿Hay algo más indignante y absurdo que pelear contra la 'nada'?
De aquella lucha son varios los símbolos que han quedado. Uno de ellos, tal vez el que mejor muestre lo que quería ser Prípiat, una ciudad nueva creada y diseñada para los trabajadores de la central nuclear y sus familias, es el parque de atracciones. Su inauguración estaba prevista para el 1 de mayo, Día del Trabajador y jornada festiva en la Unión Soviética. Allí, nunca llegaron a verse sonrisas de los niños y niñas; tampoco de sus padres viéndolos disfrutar. ¿Risas? ¿Dónde? Allí no.
Menos de una semana antes del gran estreno (estaban previstos festivales, bailes...), la tragedia llegó a Chernobyl en forma de explosión del reactor número cuatro.
Cientos de 'voluntarios' conocidos como liquidadores trabajaron con el fin de tratar de descontaminar el área mientras en Prípiat se hacía el silencio poco a poco. Demasiado despacio, eso sí. Porque la evacuación no llegó hasta 36 horas después de la explosión y con la promesa de que regresarían en pocos días. Quizá algún joven que tuvo que abandonar la ciudad llegó a pensar incluso que llegaría a tiempo para montarse en la noria, en el carrusel, en los coches de choque o en el barco balancín del parque de atracciones.
El parque de atracciones
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Catástrofe nuclear: 26 de abril de 1986.
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Fecha de inauguración prevista: 1 de mayo de 1986, Día del Trabajador.
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Lo que tenía: Noria, coches de choque, barco balancín y carrusel.
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Para lo que se empleó: Se trataba de un lugar perfecto para que los trabajadores que sobrevolaban en helicóptero el reactor número 4 de la central nuclear pararan.
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Hoy en día: Visitar el parque de atracciones de Prípiat es posible. Es uno de los símbolos de la ciudad. Ucrania es un país que recibe a pocos turistas, y menos son los que se animan a contratar una excursión hasta Chernobyl. Pero posible es. Algunos lugares del parque presentan índices de radiación peligrosos.
Las sonrisas esperadas para el 1 de mayo se convirtieron en llantos de desesperación según avanzaron las horas. La desolación hizo acto de presencia. De hecho, son muchos los que aún sufren la explosión en sus propias carnes. Las enfermedades a causa de lo ocurrido no cesan.
Esos niños y niñas de Prípiat y pequeñas aldeas cercanas, los que han tenido la suerte de vivir hasta hoy en día (sí, suena duro pero solo podemos hablar de suerte en este caso), se alejaban de su ciudad mientras el parque de atracciones se llenaba de lágrimas de dolor de los héroes que, obligados o no a trabajar, descansaban junto a la noria, los coches de choque... y cerca de sus helicópteros y palas. Allí descansaban, allí se cambiaban los equipos, allí compartían impresiones. Era un terreno ideal para aterrizar. Por eso, junto a la noria, esa que nunca llegó a girar aunque fuera minuciosamente diseñada para ello, hay localizaciones en las que se alcanzan aún a día de hoy peligrosos índices de radiación.
Simplemente, Chernobyl.
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