«Las viñetas de 'Historias selección' y las eternas escalas del Conservatorio»
Víctor Iriarte recorre el planeta presentando su largo. De Venecia a Chicago. De Donostia a Cuba
De Bilbao y del 76. Licenciado en Periodismo, Postgrado en arte contemporáneo vasco por la Universidad de Deusto y Máster en cine documental creativo por ... la Universidad Pompeu Fabra, forma parte del comité de selección del Zinemaldia. Pero más importante resulta que juegue a tenis de mesa, sepa manejar un sable, viva cerca del Conservatorio Francisco Escudero, fuera ayudante de dirección de Isaki Lacuesta en 'Cravan versus Cravan', que estrenase 'Sobre todo la noche' en Venecia y que antes de llevarla al MOMA de Nueva York la trajese a Donostia. Esto es la recensión de lo mucho que se habló en la sala 6 del Príncipe. En los coloquios.
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– En el pie de foto se lee 'el otro Víctor'. ¿¿Usurpas nombre o te lo han usurpado a ti??
– Más sencillo que todo eso. Mientras rodábamos 'Sobre todo de noche', una de las dos grandes protagonistas, Ana Torrent, estaba también preparando 'Cierra los ojos' de Víctor Erice. Así que a veces hacíamos el chiste de preguntarnos '¿Qué cuenta el otro Víctor?'
– ¿Por qué nos referimos en el título a las 'eternas escalas' del Francisco Escudero? Por cierto, tremendo el plano del edificio de Larramendi con Easo, ese que fue sede de la Guardia Municipal. Y de Bomberos. Obra racionalista de Juan Rafael Alday. Y potentes las imágenes del interior del Conservatorio.
– Ahí es donde la película, que es también cine negro, cine de viaje, cine dramático, cine de encuentros, de cartas, de voz en off, se empieza a convertir, casi, en un musical. Entre otras cosas porque yo añado a mi cine mucho de lo que me va viniendo mientras lo hago. Los padres del actor que interpreta A Egoz, el muchacho, son músicos. La madre, pianista; el padre, guitarrista (sale en pantalla tocando un fado), así que incorporé todo eso al guion, al rodaje. La imagen del piano siendo subido por la pared del edificio, balanceándose, es muy potente. Y la madera del suelo de cada una de las salas, pura materia cinematográfica. Lo de las escalas...
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– ¿Sí?
– Vivo al lado. Al principio me pareció la ubicación perfecta. Oiría música continuamente. Al pasar el tiempo me he dado cuenta de que precisamente no escucho música nueva, distinta cada mañana, sino a los alumnos repitiendo una y otra vez las escalas. Nada en contra. Es lógico: repeticiones, ensayos, vuelta a empezar. Solo hago una constatación.
«...El placer de rodar de noche en la gasolinera Larramendi. De convertir el robot lanzapelotas de la sección de tenis de mesa del Fortuna en un objeto de cine negro... todo eso impregna mi película»
– Una de las jornadas que anduviste en Donostia presentando tu obra, mientras se proyectaba, antes del coloquio, te diste una vuelta. Por la Zurriola llegaste hasta la gasolinera Larramendi, otra maravilla arquitectonica, pensada por Florencio Mocoroa, en 1935. Ahí, de noche, arranca la película de viajes...
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– Se hace cine (a mí, al menos, así me sucede) para introducir en tu trabajo aquello que siempre pensaste sería maravilloso poder tenerlo ahí, al otro lado de tu cámara. Larramendi era uno de esos sueños míos. Por su estructura. Por la noche. Por la luz. Por la furgoneta; todas esas cosas son símbolos del cine. Como cuando Lola (Dueñas) y Ana (Torrent) se tiñen el pelo, juegan con la peluca, se intercambian colores. Eso es 'Vértigo', es 'Hitchcock'.
– Pero no creo que estamos hablando de cargar y recargar una película de referencias literarias, cinematográficas, sentimentales, infantiles, juveniles.
– Para nada. En absoluto, pero sí creo que todo lo que has leído, visto, sentido, jugado te impregna. No lo buscas, sale. Si practicas tenis de mesa con el maestro Alexei Emelianov en el polideportivo Pío Baroja intuyes que ese espacio iluminado en la oscuridad del misterio dará juego. Si combates con los mejores sablistas en la sala de armas del Fortuna sabes cómo entra la luz por los ventanales. Si 'leías' aquellas Historias Selección ilustradas sin pararte en el texto sino en las viñetas entiendes por qué te apetece hoy filmar un rato largo a través de un círculo. Porque también lo has visto en la antigua pintura china. No son referencias sino tus vivencias. Son tú.
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– Pero como en la otra vida, algunas de esas vivencias (reforzadas para el cine por el trabajo de la directora de arte, del de fotografía, del departamento que busca localizaciones) quedan fuera. ¿Qué pasó con el Gerald's?
– Lo mismo que con otra escena carísima y complicadísima de filmar, con 200 personas, de noche, en el campo de rugby de La Complutense: en la sala de montaje compruebas que a pesar de ser maravillosas no funcionan. Intentas que encajen pero no lo hacen. Habíamos transformado el Gerald's Bar de Iparragirre con Nueva en el ambigú con taquilla de un cine antiguo. Teníamos taquillera, claro. Era un homenaje a Zulueta. Se rodó pero lo descartamos. Como pasó, también, con la escena filmada en el espléndido cine de Magisterio.
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– Enriquecerán los 'extras' de una futura edición en Blu-ray, seguro. ¿Cuántas veces has visto 'Sobre todo de noche'?
– Una. En Venecia. Ya está fuera de mí. Mientras hablamos de ella en el Príncipe hay gente viéndola en Zaragoza, en A Coruña. Está haciendo su camino. Sin mí. Sin nuestro arrope. Sola. Curioso.
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