Fanny y Maialen son las creadoras de la marca Kotoi.

Ciudadanos

«Vestirse cada día tiene algo de ritual, de ceremonia y coreografía»

Maialen Porroy, Fanny Alonso | Mahón sostenido para la penúltima cápsula de la colección de Kotoi

Begoña del Teso

San Sebastián

Viernes, 13 de septiembre 2024, 07:20

Intxausti de segundo apellido Maialen, y Collantes, Fanny. El padre de la primera, Ángel, funcionario, era pintor aficionado y le ayudó a crearse una mirada ... del mundo a través de las artes plásticas. La madre de Fanny trabajó en la Algodonerá de Andoain aunque ella se enteró muy tarde. Pero a tiempo, pues ya había desarrollado una querencia hacia la antropología del trabajo femenino. Las dos se conocieron en unas residencias de moda y textil impulsadas por Kutxa en Tabakalera. Las dos vieron que trabajaban a gusto juntas. Y que de muchos lugares (el caserío Igartubeiti, el cluster GK Green Fashion) reclamaban sus diseños, así que decidieron crear marca propia, Kotoi (.es). En nada lanzarán su última cápsula para su colección atemporal, no sujeta a la esclavitud de las colecciones primavera-verano, otoño-invierno. Están de traslado, atareadísimas, así que hablar, hablamos solo con Maialen.

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– Creo saber qué es el mahón pero no el mahón 'sostenido'.

– Se llama así porque los comerciantes portugueses que lo traían desde Nankin, China, transbordaban sus cargamentos en Mahón, Menorca. El original era anteado y amarillo pero la tela mezclada con arroz y harina, el famosísimo tejido de Bergara que usaban los arrantzales, los baserritarras, los obreros de las fábricas, los ferreteros, era, es, azul. Nosotros hemos empleado por primera vez el llamado 'sostenido'; en realidad significa 'estructurado' porque no cae de cualquier manera sino que se mantiene. En la 'cápsula' que sacaremos hacia octubre conservamos nuestro estilo de prenda de trabajo con aires orientales. La etiqueta, por cierto, la hemos troquelado a partir de un trozo de caucho de las tapicerías de los autobuses Irizar...

«La historia de fábricas como la Algodonera de Andoain o la San Antonio de Bergara (sí, la del 'azul Bergara'), hoy Evlox, es la de cientos de mujeres que de mayores ni siquiera comentaban que habían trabajado allá. Es la historia de las lejanas plantaciones. Y hoy, del uso de otras fibras. Como el lino o el bambú»

– ¡Tapicerías de autobús!

– Hace ya un par de años que nos invitaron a crear piezas con restos de los viejos asientos. Hace bastante que empresas como Ternua o Paloma Wool no destruyen sus telas, tejidos, materiales descatalogados o fuera de stock sino que los sacan a la venta para que creadores como nosotras podamos darles una segunda vida evitando así todo lo que la moda tiene de contaminante, de insostenible y de derroche. Hace un rato largo que en Bergara investigan y trabajan con distintas fibras más novedosas como el bambú o recuperadas como el lino. En Bergara, famosa también por sus pantalones vaqueros, están en la tarea de seguir haciendo jeans pero de manera sostenible, reduciendo al máximo el gasto de agua.

– ¿Y la idea de cápsula en una colección sin temporadas?

– Parte de nuestra filosofía. En la línea deutilizar lo ya existente. Muchas tiendas de confección que ya cerraron nos pasan sus excedentes (Elena, de Bergara). Pero aparte de eso, también insistimos en no caer en la sobreproducción. Tenemos una colección base porque creemos que un vestido se puede comprar también en invierno. Lo combinas con un abrigo y punto. Y en verano, sin abrigo. A esa colección sin tiempo le vamos añadiedo creaciones nuevas, 'cápsulas'.

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– Esti Urresola, es decir, la cineasta mil veces premiada por '20.000 especies de abejas' llevó una creación vuestra a los Goya. Define la línea Kotoi.

– Primero decirte que para cuando nos encontramos en Tabakalera, las dos teníamos marca propia. Yo había estudiado Bellas Artes, patronaje en Barcelona, a coser con Amaia en Ategorrieta y otras técnicas en AEG. Fanny fue siempre la chica entregada al algodón orgánico. Y a la antropología del vestido. ¿Nuestra línea? Verás, una silueta 'Oversize' porque luchamos para que todos los cuerpos puedan vestir Kotoi. Tendencia japonesa, querencia hacia las prendas que recuerden que un día fueron uniformes, buzos, monos de trabajo. Con una mirada, eso sí, contemporánea.

–Me agrada que planteéis el vestir(se) como ritual, ceremonia, coreografía... ¿Cotidiana tal vez?

– Trabajamos con las manos. Nos fascina el cuerpo, sus movimientos. La prisa, la impaciencia nos ha hecho olvidar que en nuestras acciones de a diario, hasta cuando nos cepillamos los dientes hay eso, un movimiento, una coreografía. Y sí, creemos que vestirse, y no solo para las grandes cenas o fiestas, tiene o debería tener algo de ceremonia. Que incluye saber de dónde viene el tejido que te estás poniendo. Que incluye tener la tranquilidad de que ninguna mujer, ningún niño ha trabajado malamente recogiendo ese algodóm. Porque ¿sabes qué?

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– Tal vez no.

– Resulta incómodo de hablar pero cuanto más atrás en el tiempo vas en la historia de las algodoneras, también de las de aquí acabas estampándote contra el horror de la esclavitud. Sabemos bien que ahora también muchas mujeres y niños trabajan el algodón en condiciones infrahumanas. Nosotras controlamos el nuestro. Hoy en día su flor se recoge en Andalucía. Es hermosa y pesa tan poco que los sacos son inmensos...

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