Sirimiri: Cables provisionales para siempre

Protesta J. Murillo: «Uno a veces se pregunta dónde está el nivel de vida del que tanto alardea nuestra ciudad. Envío este escrito sabiendo que no surtirá ningún efecto, ya que es algo que no entra ni remotamente en las prioridades del Ayuntamiento. Cuesta encontrar una calle en Donostia que no necesite ser asfaltada. En mi caso, se da la circunstancia de que vivo en Aiete y trabajo en Miramon. Pues bien, el trayecto en coche es un festival de traqueteos y sacudidas, desde que salgo de casa hasta que aparco en mi destino. Aquí hay quien podría decir que, siendo un trayecto tan corto, podría ir en bici o en bus… Pero la realidad es que, cuando uno paga el impuesto de circulación más caro y doble de la media española, espera poder utilizar el coche cuando quiera y con un mínimo de calidad en la infraestructura, y no es el caso. Por supuesto, esta situación es aplicable a toda la ciudad, y no necesariamente en aquellas zonas afectadas por las obras del metro (un metro, por cierto, a favor del cual no he encontrado todavía a nadie, pero ese es un tema que merecería un escrito aparte). Solo digo que estaría bien que el Ayuntamiento se preocupara un poco más de las necesidades de los ciudadanos, que somos quienes pagamos impuestos (muy altos), y menos de utilizar esa recaudación para, entre otras cosas, fomentar aún más un turismo ante el cual la ciudad se siente cada vez más saturada. Este último asunto también daría para un escrito por sí mismo».

Denuncia Josetxo Ikazategi: «El conductor del autobús, de la línea veintiocho, que a las once y veinticinco circulaba por la calle Miramar y Urbieta el miércoles día 22 de enero cometió unas cuantas irregularidades. Arrancó en Miramar con el semáforo en rojo. Estaba colocado en segunda línea y se quería meter primero a pesar de haber una moto en la primera línea de la calle Urbieta. No solo no le respetó a pesar de los bocinazos de la moto, casi lo aplastó contra la acera. El motorista le increpó y el conductor encima lo acabó insultando».

Se queja Juan Suso: «El estado del parque de Berio es deplorable. No se han repuesto los árboles caídos y los que quedan están enfermos o dañados. Los bancos están en mal estado y no te puedes sentar en ellos. Se ha pedido al Ayuntamiento varias veces que actúe pero no hace caso».

Petri López Fagoaga cuenta: «El 14 de enero sufrí un accidente en Garbera al caerme por las escaleras mecánicas. Quisiera expresar mi agradecimiento a las personas que amablemente se prestaron a atenderme y a acompañarme a mí y a mi marido hasta que llegó la ambulancia. Hago extensible el agradecimiento a los enfermeros y médicos de la ambulancia del hospital».