Sirimiri: Atascos continuos en el vial de Amara

Se queja Ana Echeverria: «No contentos con la imposición del euskera en las aulas con los resultados escolares por los suelos, ahora nuestras instituciones se proponen que fuera del cole nuestras hijas también tengan que expresarse en euskera, ¿qué tal si dejáis que nos expresemos y nos divirtamos en el idioma que queramos? ¿Es pecado hablar en castellano, el idioma materno de mis padres y abuelos? Entiendo que la administración deba respetar el derecho de cualquier ciudadano a tratar sus asuntos en el idioma que elija, pero de ahí a imponer el idioma en que deben desarrollarse nuestras hijas incluso en actividades extraescolares me parece que se pasa de la rosca en un Estado democrático. Aunque fuéramos minoría, somos muchas las familias que reivindicamos el valor de nuestro idioma materno, que no siempre es el euskera».

Señala C. Idarreta: «No se entiende que se vaya a destrozar todo el paseo de los Fueros, con ese aire tan romántico que tiene, y que debería de ser una continuación de Árbol de Gernika, para meter allí las líneas de autobús interurbanas. En otras ciudades como París, se han peatonalizado los paseos junto al río, y aquí se pretende lo contrario. Los autobuses de Lurraldebus deberían de tener su terminal en la estación de autobuses, lográndose así una gran mejora para los usuarios con la intermodalidad con otras líneas y con el tren. No es de recibo que las líneas de Lurraldebus tengan sus terminales en sitios emblemáticos de la ciudad que deberían de ser peatonalizados como la plaza de Gipuzkoa o Fueros».

M. Sanz se queja: «Soy una lectora que vive en Amara Viejo y al leer el domingo la información sobre los cursos deportivos organizados por Donostia Kirola me he sentido discriminada por este Ayuntamiento. Este sentimiento también lo tuve el otro día al leer las actividades que se organizan en las casas de cultura. El hecho de no tener ni polideportivo ni casa de cultura, nos dificulta poder hacer estas actividades con regularidad y disfrutar de esos beneficios a los que tenemos derecho porque nosotros también pagamos impuestos».

Una lectora escribe: «El pasado viernes por la mañana, tras realizar varias compras cerca de casa, al regresar me di cuenta de que me faltaba la cartera. Llevaba poco dinero, pero sí toda la documentación importante. Tras el enfado y la resignación inicial acudí a la Guardia Municipal, donde me indicaron que esperara varios días por si aparecía. Y así sucedió horas después. En algún despiste se me debió caer el suelo y alguien la encontró, miró la dirección en el DNI y acudió al portal para, finalmente, entregárselo a una vecina. Desde estas líneas, y como desconozco su identidad, quisiera agradecer el gesto de la persona que no solo no tocó ni un céntimo sino que se tomó la molestia de tratar de entregar la cartera en persona. Mila mila esker bihotzez!»